Oquedad de placer
Para Para los V iernes creativos OQUEDAD DE PLACER Aquel día sentía mis ojos como ciegos, mi boca muda, me faltaba el aire y me pesaba el silencio. Jorge Javier se acercó a mi. Me acarició sensualmente la espalda. Sus manos descendieron con lentitud hacia mis nalgas y… ¡um! —me susurró. —Menos mal que has dejado mi preferido sin tapar. ******************************************* VOLVER AL INICIO DEL BLOG