Mi amiga escribe diariamente entradas en un blog. Me ha confesado que de un año para otro desempolva los escritos publicados, les cambia el título, recorta alguna palabra, añade otras, los publica y parecen una novedad, como recién salidos del horno.
Mi amiga dice que cada escrito es una bailarina de una caja de música, de las de darle cuerda. La abres y gira, gira y gira repitiendo la cantinela.
La desmemoria de la audiencia no reconoce el texto ni maquillado ni sin maquillar.
Y a mi me ha parecido un estrepitoso fracaso de la comunicación entre escritor y lector.
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