Ki-Komo
Texto para los Viernes creativos del Bic naranja. Foto del ilustrador japonés Tanaka Tatsuya KI-KOMO Recuerdo la noche que para deslumbrarte te llevé por primera vez a un japonés. Por aquellos días estabas con el ánimo bajo por la quiebra de tu empresa y la crisis de ansiedad que te provocó el desempleo. Tu psicoanalista, Sakudo Tukoko , te lo recomendó, como también te aconsejó salir más a menudo para distraer tu mente. Tú no conocías nada de las exquisiteces niponas y escogí por ti, con ayuda del sushiman, unos variados platos típicos. Empezamos con niboshi ramen , un caldo de sardinas que nos sirvieron en un distinguido bol azul cobalto de Tobe-Yaki. Reconocí esta cerámica cuando estuve buscando, para venderla, el origen de la antigua sopera oriental que heredé. Seguimos con futomaki makizushi, algas sushi con arroz y atún rojo, piñones tostados y cebolla crujiente. Te encantó. Estabas divertida con tu torpe manejo de los palillos y me alegraba verte sonreír y ver de nue