Tu estupidez y tu intransigencia bloquearon mi cuenta.
Me dolió en el alma.
He esperado que esa cicatriz se disipara, hasta hoy, que es anécdota
Fuiste tan efímera. No diste oportunidad. Inflexible
Fui sincera en mi confesión.
Tu duda entretejió un muro alto y profundo, un abismo.
¿Y qué?
Mi palabra sigue y seguirá libre y abierta.
Mi persona es real, oculta tras otro nombre, un seudónimo, que es tan solo un resorte donde apoyarme para expresarme con rienda más suelta.
Tu bloqueo no castigó a mi persona, por el desconocimiento, y no a mi palabra que sigue intacta en su camino trazado.
El collar que llevas apretando tu cuello y en tu apellidos, se llama intolerancia.
En mi nombre, que además no es falso, habita la libertad.
¡A ver si rectificas!
Esta entrada la dedico a A Collar quién me bloqueó por ser seudónimo