Instrumentos musicales en Europa Occidental.Siglos X,XI,XII,XIII (16)

En la obra La Musique des origines à nos jours (Larousse, 1946), André Schaeffner había consagrado un estudio amplio y nuevo a los instrumentos musicales. Y, se refería tanto a los de la antigüedad (Sumer, Egipto, Grecia, Roma) como a los de la Edad Media, Renacimiento, época clásica y periodo romántico. Relacionado instrumentos nacidos o aun en uso en diferentes partes del mundo y algunas que se utilizaron en Asia hace algunos milenios, o en Europa hace cuatro o cinco siglos; establecía los principios esenciales empleados en la construcción de unos y otros, y estas confrontaciones, resultado de investigaciones proseguidas conjuntamente por los etnomusicólogos y los historiadores de la música, revelaron al gran público parentescos hasta entonces plenamente ignorados o solamente entrevistos.

Fue un buen ejemplo de organología, esta ciencia de los instrumentos de música que tiene por objeto esencial, nos dice Schaeffner la enumeración, descripción, clasificación e historia de los instrumentos, incluso de los menos importantes, que se han usado en todas las civilizaciones, y en todas las épocas de la humanidad, a fin de producir sonidos o ruidos en un intento puramente estético, o sin otra finalidad que la religiosa, mágica o práctica.
Será necesario adoptar un modo de clasificación, resolver problemas de terminología, palabras de un mismo origen que designan a menudo en lenguas emparentadas entre sí, francés, italiano, español o portugués, instrumentos diferentes.
Por consiguiente el lector no debe esperar encontrar aquí una exposición sistemática y rigurosa. La edad media reserva dificultades a quien se interesa por ella; el origen de los instrumentos, no solamente parece hoy en día más complejo de lo que antes se creía; si no que la misma materia de nuestro estudio se nos escapa a menudo; disponemos apenas, para el periodo anterior al siglo XV de algunos modelos recientemente descubiertos y aun poco conocidos.
¿cómo clasificar estos instrumentos? Según las escuelas, han sido adoptados varios sistemas; entre otros los de Mahillon, de Hornbostel y Sachs, de Bessarabof; el lector podrá iniciarse en las principales normas y nomenclatura usual en el capítulo titulado música tradicional y étnica en la que Claudie Marcel Dubois publica la lista. Nos limitaremos a dividir los instrumentos en grandes categorías que, nos parece, evocarán en el lector conocimientos más familiares, sin que ignoremos las imperfecciones que presenta tal clasificación:

1º) instrumentos de cuerda
A) Pulsadas
B)  Frotadas
   C)  Percutidas
2º) instrumentos de viento
                      A)  De insuflación directa
                               B)  De lengüeta simple o doble
            C)  De embocadura
      3º) instrumentos de percusión

Señalemos de antemano que algunos instrumentos o de la edad media y del renacimiento pueden figurar indistintamente en los grupos de cuerdas posadas y de cuerdas frotadas; por ello no respetaremos estas divisiones con demasiado rigor..
¿cuáles son los instrumentos usados en la edad media?¿Cómo es su aspecto?¿Se parecen algunos de los modernos?¿En qué ocasiones eran empleados?
Consideraremos el papel de la música instrumental en diversas circustancias tanto privadas como públicas; las descripciones de instrumentos serán objeto de comentarios particulares, que lector podrá consultar al final de este estudio.

Los instrumentos hasta el siglo X

La Edad Media se extiende a través de varios siglos, en el curso de los cuales se ha sucedido corrientes de ideas que correspondían a grandes trastornos históricos. Se acepta su iniciación en el siglo V y su término con la toma de Constantinopla por los turcos en 1453, en pero algunos musicólogos prefieren situar el alba del renacimiento desde principios del siglo XV. Los instrumentos de música sólo se modifican, lenta y progresiva mente y en conjunto su evolución sigue sin solución de continuidad hasta el siglo XVIII
Del siglo V al IX los documentos son escasos; pinturas y esculturas marcadas ya por la influencia bárbara, abstracta, ya por la de la antigüedad, muestran algunos instrumentos, a menudo inspirados directamente en modelos greco latinos
La lira y la cítara, los dos principales instrumentos de cuerdas pulsadas del antigüedad, así como la pandura (especie de pequeño laúd de tres cuerdas) figuran en marfiles y sarcófagos cristianos. Pero un salterio, datado del siglo XI, aún influido por el estilo antiguo, muestra esta misma lira, dibujada con esmero, tocada no con los dedos sino con el arco.
Al lado de estos tres instrumentos, el más característico de los que nos llegan de los bárbaros es la rota, instrumento de cuerdas posadas, considerado como específicamente británico por Venantius Fortunatus, Obispo de Poitiers el siglo VI. Desde esta época también se cita el arpa, cuyo nombre nos viene de los germanos; en cuanto al órgano, no cesa de usarse desde la antigüedad y muy pronto ocupar un lugar preferente la música instrumental.

Los instrumentos a partir del siglo XI

A partir del siglo XI los testimonios literarios y artísticos son más numerosos, y podemos hacer el inventario de un material sonoro ya considerable
En la iglesia el canto llano desempeña el principal papel, sin duda cantados a capella (tal como lo testimonia en numerosas miniaturas), o sostenidos, confortado, por el órgano.
Pero las grandes fiestas ven a menudo su solemnidad realzada por los instrumentos.
En el siglo X, la presencia de los juglares en tales ceremonias, aun cuando más tarde serán excluidos del santuario, muestra como la iglesia, indulgente con las debilidades humanas, pero intransigente en nombre del ideal del que es depositaria, se han encontrado a menudo, sobre todo en cuanto a la música instrumental, enfrentada con espinosos problemas de orden moral.

¿puede permitirse a la música instrumental que contribuya a la brillantez de las ceremonias del culto?. Ciertamente. ¿Pero cómo, en este caso, tolerar que se interpretada por estos mismos farsantes cuyo virtuosismo embellece peligrosamente la música profana?
Según las diversas respuestas a estas cuestiones, la iconografía musical presenta unos temas ilustrados con abundancia, y otras veces son casi escamoteados.
Mientras la música, arte liberal como la retórica o la aritmética, ocupa un sitio de honor en el Pórtico real de Chartres (siglo XII), y los conciertos de los ancianos del Apocalipsis ocupan un lugar importante en las miniaturas, los de los juglares y titiriteros, por el contrario, se insertan más modestamente en las orlas o marcos de los mismos manuscritos.
Si las imágenes en que se ve al rey David rodeado de sus compañeros músicos corresponden al modo como fue ejecutada realmente la música en la iglesia, podemos constatar, según una miniatura del manuscrito latino de la biblioteca nacional de París (sigloXI), la reunión alrededor del arpa de fretel, pequeña flauta de Pan construida con un solo fragmento de madera, de carácter rústico, de la corneta, de la viola (instrumentos profanos) y del carillón.
Por otra parte, cuando se piensa en la complejidad creciente de las composiciones polifónicas destinadas a acompañar la liturgia, en la extensión de los majestuosos organa de los siglos XII y XIII, en los que una melodía fundamental casi inmutable sostiene las voces organales y sus flexibles vocalizaciones, puede pensarse que instrumentos como los que figuran en esta miniatura sólo podían hacer aún más brillante la ejecución de estas obras.
1)Lira nebel
2)campana de hierro
3) Cítara con plectro
4) Cencerros
Fuera de las iglesias, las ocasiones de hacer sonar instrumentos altos y bajos no faltan; no olvidemos que estos adjetivos no tienen relación con la tesitura de los instrumentos agudos o graves sino con su intensidad sonora: ruidosos o suaves.
Las actividades humanas fundamentales: la caza, la guerra, la danza, reclaman sonoridades estrepitosas apuntó ¿cómo imaginar la caza sin las llamadas y toques indispensables?
Las miniaturas muestran frecuentemente un cazador soplando en un pequeño instrumentos con el cuerno de un animal. 
En la guerra hay que hacer maniobrar las tropas y asustar al enemigo con el sonido de las grandes trompas curvadas, las mismas que están en manos de los ángeles del juicio final.
El paladín de Roldán, cuyo olifante (trompa fabricada con un colmillo de elefante) es célebre, hace sonar, dice un poema del siglo XI, “ sus trompas y sus buisines”, que son largas trompetas rectas con el pabellón ensanchado, de cobre o de plata.
Entre los instrumentos de percusión, los herreros adoptan el siglo XIII los naquaires (timbales), después de haber sido aterrorizados durante las cruzadas, cuando los sarracenos los hacían resonar.
En cuando a los tabores o tambores de dos membranas, se utilizaban desde hacía mucho tiempo; varios campales de gesta del siglo XI lo atestiguan.

La pasión por la danza existe en todos los niveles de la sociedad.
Los aldeanos se divierten al son de tabores y chalemiaus y, en medio de orquesta que juglares y titiriteros emplean igualmente para acompañar sus actuaciones en las plazas públicas.
La palabra chalumeau o caramillo designa en general un instrumento de lengüeta doble, que se convertirá más tarde en la chirimia, origen del oboe; esta asociación viento-percusión, particularmente feliz, se ha mantenido hasta nuestros días, en especial en Provenza, bajo la forma galoubet-tambourin, y en Cataluña con el flabiol-tamborí de la cobla.
La musa o mussette, muselle, llamada también estive, participa en estos regocijos, es la gaita, compuesta de un depósito de aire que alimenta uno o varios caramillos.
La sinfonía convertida en chifonía en la lengua vulgar ¿debe pasar por un instrumento popular o por un instrumento culto?
Al principio, bajo el nombre de organistrum, figura entre los instrumentos más nobles, pues es capaz de hacer oír simultáneamente varios sonidos.
En el siglo XII  posee tan grandes dimensiones que necesita dos ejecutantes, tal como lo muestran varias pinturas y esculturas de esta época, en particular las del Pórtico de la Gloria en Santiago de Compostela.
Poco a poco cae en desgracia, para convertirse, cada vez más modesta, en un segmento propio de vagabundos, el favorito de los ciegos y mendigos.
Si dejamos las ciudades y las plazas públicas para dirigirlos a los castillos, no comprobamos notables diferencias en la selección de instrumentos.
Las grandes fiestas, las podas, descritas en las novelas del siglo XII con un lujo de detalles hasta entonces inusitado, nos muestran la intervención de los mismos grupos viento-percusión para hacer bailar; así la boda de Erec y Enide, en el siglo en XII, donde:

Sonent tinbre, sonent tabor,
Muses, estives et freteles
Et buisines  et chalemels

El timbre, llamado también tímpano, es un pequeño tambor de una membranas, como nuestro tamboril o pandero actual. Pero cuando un interminable festín pide una diversión, o una velada parece demasiado larga, aparecen los juglares, provistos de su arpa y su violas, dispuestos a violar una endecha.
Ya no es el momento de los altos sido de los instrumentos bajos, de sonido dulce, que se conjugan agradablemente entre sí o con la voz humana.
El acompañamiento del poema, quizá medio declamado, medio cantado, no solo consiste en colocar las consonancias en las notas fuertes sino incluso en saber preludiar con el instrumento, tanto para preparar al auditorio para lo que oirá como para comprobar la afinación de las cuerdas y colocar entre los episodios del relato el conveniente intermedio musical, y ejecutar un final adecuado al término de las narración.
El instrumento más completo, a este respecto, es la viola, pues únicamente en ella están incluidas virtualmente, según Jean de Grouchi (siglo XIII), las posibilidades de todos los restantes instrumentos, en extensión y en virtuosismo, sin olvidar las de orden armónico que le proporciona el bordón que a veces se le añade.
Este instrumento, que puede hacer oír una línea melódica sostenida, sin duda enriquecida con notas de paso, trinos y otros adornos, unido a un instrumento de sonoridad breve, que marca la puntuación rítmica y y armónica, tales la formación más reducida, pero suficiente, para interpretar la música refinada que inspiran unas rebuscadas poesías.
Advirtamos que la cuestión de tesitura no se plantea del modo como la concebimos actualmente, como un escalonamiento sonoro; la extensión de los dos instrumentos es sensiblemente la misma. Encontraremos esta formación par en muchos documentos, con algunas variantes:

Harpes, vieles i resonent,
Gigues, sautier et sinfonies…
(Erec y Enide Siglo XII).

La parte melódica está asegurada por la giga,(viola de arco) el acompañamiento o por el salterio.
La flauta puede remplazar a la viola, mientras que la cítola o la rota y más tarde en el siglo XIII el laúd, suceden al arpas, como lo indica claramente Guiraud de Cabrera en el Román de Flamenca.


Lùs flautella, l’autre situla;
L’us mena giga, l’autre, nota,
L’us diz mots et l’aqutels nota.

Estos ejemplos revelan una concepción de la música instrumental que, lejos de ser rudimentaria, sabe combinar los timbres de una manera agradable, equilibrar en conjunto y probablemente hacer resaltar con una ligereza y claridad que apenas imaginamos, los cruzamientos de las voces de la polifonía.

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