Cuando se pintó el piso, recolocamos libros en la librería, sin orden. Los estantes, que no son de madera maciza, sino de aglomerado, corren el peligro de curvarse. Digo con ironía que es porque hay libros muy pesados. Y es cierto, los hay infumables. Como también los hay entrañables y que gustan ser leídos y releídos. Los libros quedaron situados unos al lado de los otros, al azar. Las últimas adquisiciones, de mis amigos en la red, todavía esperan tener un espacio dónde reposar en vertical. Jugando con mis pensamientos y mirando uno de los estantes, me he imaginado a los autores conversando entre ellos. Luz Gabás contaría aventuras de Guinea a Isabel Allende. Y ésta, hablaría de su país imaginario en el corazón del Himalaya. De testigo, Amelia Pedreño, con su “De Cieza a Fernando Poo” también metería baza con las historias de su suegro, en su estancia en el continente africano. _ ¿Qué le estará diciendo Pilar Urbano a María Dueñas?_ Pilar le hablará de la reina. Vaya tocho. Tan de...
Anna Jorba Ricart es Aurora Hildegarda. En el límite de la realidad y de la ficción. Tu espacio para descubrir autenticidad.