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La tormenta arrasó Mi tragedia griega Hoy en mi ciudad Mirada al interior de un tenderete


LA TORMENTA ARRASÓ

Aquel año, pasamos todo el verano en el camping frente a la playa. Una noche, a finales de septiembre, nos despertó un repiqueteo de goterones que impactaban en la lona. La fuerza del agua llegó a ser tal que los canalillos dispuestos alrededor de la tienda para desaguar parecían riachuelos desbocados. La lona empapada perdía por momentos su capacidad impermeable y, en salpicaduras, empezaba a colar el agua al interior. La tormenta arreciaba. Se hacía imposible seguir allí y decidimos marcharnos. El limpiaparabrisas no drenaba la densa cortina de agua. Las luces se tornaron tenues y apenas iluminaban unos metros. El tráfico colapsado. Poco a poco, con aquella deficiente visibilidad, nos fuimos acercando a la ciudad. Aquella noche nos costó dormir tras la aventura inesperada, pero al menos quedamos al resguardo de un techo. La mañana siguiente despertó despejada. El ambiente fresco. El cielo lucía de radiante azul. Si no fuera por los charcos que se habían formado en las aceras, alguna rama de árbol rota en el asfalto o restos de hojas caídas por todo el suelo, mirando al cielo, nadie hubiera adivinado aquella aventura en el preámbulo. Regresamos al camping. Ese día fue el fin de nuestra estancia.

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TRAGEDIA GRIEGA

Relato publicado enEUROPALABRAS el 11 de Noviembre de 2011
En el espacio Europa en 100 palabras (Ayuntamiento de Cantabria)


Fui Urano, revoloteando por un cielo que parecía plácido, antes de tornarse gris y enrarecido hasta hacerse irrespirable.
Busqué la luz en una oscuridad de silencio y me encontré con Zeus, en plenatormenta de vanidades y enredos.
Si un día fui Ave Fénix para resurgir de las cenizas del dolor del menosprecio y de la rabia de la trampa, hoy el rescoldo de un calor que me abrasa, me convierte en Atenea, para acabar con la farsa de una estúpida comedia digna del creador Esquilo.

HOY EN MI CIUDAD

Siento la lluvia y su carga de melancolía.
Mis plantas necesitaban agua.
Y yo un respiro.
Se acerca la tormenta cada vez más.
Oigo su repique cercano como se apodera del rítmico goteo que empapa el jardín.
Acude a mi el olor a tierra mojada.
Me sienta bien.
Respiro hondo y me lleno de paz.
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MIRADA AL INTERIOR DE UN TENDERETE



Este fin de semana de junio voy a hacer de cicerone por Barcelona. Elena, mi hermana mayor, viene a la ciudad para asistir a la inauguración del nuevo centro comercial del mercado de Los Encantes, en donde Julia, la pequeña, vendedora desde hace años, estrenará local.

Han trasladado el mercado a un nuevo enclave, en el llamado “Bosquet dels Encants”. Terrenos próximos al Teatro Nacional de Catalunya, en una confluencia de calles de mucho tráfico. Siempre ha sido un mercado con gran volumen de visitantes y se espera que con esta remodelación, tan atractiva, aumente todavía más.

Me gusta el nombre de Encantes. Indagué su origen y supe que provenía del vocablo occitano “encant”, que hace referencia a los pregoneros, que en las subastas públicas y en los mercadillos al aire libre eran los encargados de anunciar, a gritos, la llegada de la mercancía y el precio de los artículos para su puesta a la venta.

En Barcelona, el traslado del mercado es un acontecimiento histórico, porque ha permanecido en la Plaza de Las Glorias desde que, en 1929, se celebrara la Exposición Universal y, por otro lado, es un acontecimiento sentimental importante para mi familia. Mi abuelo, tras la postguerra, se estableció como feriante. Montaba y desmontaba cada día su parada a la intemperie. Empezó de trapero, “drapaire”, como le apodaban sus amigos catalanes, acumulando muebles viejos, enseres de casas desalojadas, libros, ropas usadas, artículos de segunda mano, etc., que luego revendía.

Nuestra madre creció bajo las lonas de aquel tenderete familiar, recogiendo el testigo de su padre, sufriendo las inclemencias del tiempo y la dureza de las condiciones laborales del mercado en aquella época.

Es mi hermana Julia quien ha hecho el relevo. Ha ido ampliando el negocio y en la actualidad se ha especializado en antigüedades.

En un par de días, según lo previsto por el Ayuntamiento y sin vuelta atrás, ella se instalará en las modernas dependencias. A un lado quedarán las viejas lonas del tenderete, llenas de nostalgias de nuestra vida familiar, cobijo de nuestro sustento y testigo de tantísimos esfuerzos cotidianos. Su local y el de otros comerciantes estarán protegidos bajo el techo de una espectacular marquesina. Esto supone una mayor comodidad, más seguridad y un auténtico reclamo para aumentar las ventas. Son más de cien mil visitas las que recibe el mercado semanalmente.

***

Hoy luce un cielo claro.

Tras la comida, los tres hermanos paseamos con calma por delante de la escultura metálica del pez, diseñado por Gueri, junto a las torres Arts y Mapfre, y seguimos hasta el puerto deportivo, convertido en núcleo turístico y gastronómico desde que, por la celebración de los Juegos Olímpicos del 92, se hicieron mejoras en la infraestructura de la zona costera.

Nos es agradable sentir la brisa marina en un día soleado de primavera. Al acercarnos a los Encantes nos deslumbra un haz de luz que se escapa desde la nueva cubierta. Proviene de la estructura de acero inoxidable dorado que configura el majestuoso techo. Un polígono de espejos diseñado por el arquitecto Fermín Vázquez.

Miramos hacia arriba y vemos nuestras siluetas reflejadas. Este techo nos parece un capisayo protector que nos recoge. Va a resguardar, en un futuro, toda la frenética actividad que se desarrollará a sus pies, reverberando en su reflejo la vida de los comerciantes.

—Julia, me gustan mucho las instalaciones. Ya era hora de que pudieras mejorar las condiciones de tu trabajo —dice Elena, mientras recorremos las rampas dispuestas frente a los locales comerciales.

—Tienes razón, Elena, pero aunque sea enriquecedor el arriesgarse, en los cambios siempre hay temores. Temo que el mercado pierda su sello de identidad atesorado con los años. El ambiente ya se ha ido transformando con la llegada de los nuevos comerciantes, sobre todo con los emigrantes, cuya presencia ha aumentado muchísimo. Como veis —señalando a la explanada de la planta baja— se colocarán en esa zona central en puestos ambulantes. También temo que la crisis paralice las ventas, porque últimamente su estrago ya se ha dejado ver y sentir.

¿Os acordáis de lo felices que éramos de pequeños correteando por el mercadillo, ajenos a todo?

—Por supuesto —respondo. Estábamos rodeados de todo tipo de enseres de madera, de cristal, de bronce, de marfil, óleos, cómics, fotos antiguas, etc. Yo leía todo lo que llegaba a mis manos y me perdía entre las líneas de los libros de historia, de arqueología o del arte. Con imaginación aprendí a dar vida a cada objeto, a los juguetes rotos de otros niños que pasaron a ser mis juguetes propios.

Recuerdo que íbamos cada semana a la subasta. El abuelo compraba la mercancía por lotes que después ponía a la venta. Enciclopedias completas, restos de tiendas, revistas, tebeos, de todo. Él creía que lo de la subasta se perdería con el tiempo, quedando como un recuerdo del pasado.

—Para nada —interrumpe Julia—. Estas subastas públicas, que son por competencia directa, siguen realizándose todavía en el patio central del mercado. Los lotes se exponen en las paradas habilitadas para esta actividad. Allí compro, pujando por la totalidad del lote expuesto. Es una particularidad que ha conservado el mercado. Este sistema de almoneda lo hace único en Europa; nada tiene que envidiar al Candem londinense o al Pulgas de Saint-Ouen de París. Entran partidas de muebles antiguos, lotes de calidad, que revendemos después de que Ernesto los restaure en su tienda de antigüedades. En este nuevo recinto, bajo esta psicodélica cubierta de cobre y zinc, comparado con el tenderete del abuelo, sin duda, salimos todos ganando en las condiciones de trabajo, y ya veis, será atractivo el contraste entre lo viejo y lo nuevo.

***

Hoy el día se ha levantado gris.

Esta noche ha habido tormenta. En primavera el tiempo es tan cambiante. Elena y yo nos dirigimos al mercadillo para ayudar a Julia a ultimar los detalles.

Según nos vamos acercando, vemos una aglomeración de gente alrededor del complejo comercial, coches de bomberos, policía que acordona la zona. Nos es difícil el acceso a las rampas y, nerviosos, preguntamos qué ha pasado.

—Al parecer la tempestad de viento y agua de esta noche ha inundado las instalaciones.

La obra construida con moderna tecnología ha tenido un fallo de insuficiencia en la red del drenaje. La presión del agua recogida por los bajantes ha saturado las cañerías y se han inundado los sótanos y la zona del estacionamiento subterráneo. Los locales repletos de material han sufrido daños irreparables.

La inauguración queda suspendida hasta que se subsanen los estándares de calidad exigidos.

La vida es una ruleta de incógnitas. A veces ofrece un mal juego. Todos estamos expuestos a sufrir algún revés y en esta ocasión nos ha tocado de lleno. Sentimos que se nos viene el mundo abajo.

***

Elena tuvo que regresar.

La inauguración no se pudo celebrar y se pospuso hasta pasado el verano. Julia sufrió desperfectos. La copiosa lluvia inundó consolas, banquetas, lámparas, muebles, antigüedades de gran valor, que ya no se pudieron reutilizar para su venta.

Y yo, todavía me sigo preguntando cómo es posible que, en condiciones pésimas, durante años, resistieran las lonas de un sencillo tenderete y, sin embargo, en la modernidad, un techo de diseño extravagante, vanguardista y de arquitectura icónica, con un coste elevadísimo, falle tan estrepitosamente a la primera de cambio.

SABER HACIA DONDE IR

Qué vida esta, tan cansina.Conceptos interesantes del libro de la Gramática vital deJosé Carlos Aranda.

Apuntes para escribir mejor la novela de tu vida.

Todo inicio es difícil, todo cambió también, pero sin tensión no hay movimiento
Séneca opinaba que “no nos atrevemos porque las cosas sean difíciles, sino que son difíciles porque no nos atrevemos”. Mucho tiene que ver el valor con el arte de vencer las dificultades, pero yo prefiero reflexionar también sobre las circunstancias y tratar de comprender en donde reside la dificultad en la ejecución de nuestros actos.
Para comprender por qué todo nos parece tan difícil voy a poner un ejemplo.
Estás frente a una mesa de billar americano. Tienes ante ti el triángulo de bolas perfectamente alineado. Empújalo con las dos manos, con fuerza. ¿Qué ocurre con las bolas? Se ponen en movimiento, se rozan entre sí, cada roce modifica su trayectoria en la mesa, chocan unas y otras, rebotan en la banda y siguen chocando, ahora algunas bolas de las que regresan chocar con las que aún van, las fuerzas se contraponen y se anulan unas a otras, esas quedan inmóviles o se deslizan mucho más lentamente a partir de ese momento, las demás siguen avanzando, rozando chocando, modificando continuamente su trayectoria sobre la mesa.
Tus intenciones y tus proyectos tienen que inter actuar con las intenciones y los proyectos de los demás.El que tú continues tu trayectoria puede que impida que otro la alcance. Hecho que es inevitable. La modificación de trayectoria también.
Pensar ahora que has decidido preparar unas oposiciones. Llega el día y te presentas al examen. Junto a ti se presentan 300 personas. Muy bien. Ya tenemos las bolas en la mesa.Tu éxito depende de ti, pero también de la preparación de los demás.Conoces a un chico que te gusta y le pide salir. ¿Cuáles la trayectoria del chico? El resultado del proyecto que acabas de emprender dependerá de que tú le guste es también o de que a él le apetezca, en ese momento, iniciar una relación contigo.
Las bolas se ponen en movimiento. El resultado, por la cantidad de variables posibles, siempre es cierto.

En la novela de tu vida, rara vez navegarás con el viento siempre de cola.Sí tenemos un puerto al que dirigirnos, ya tenemos mucho, un destino consciente. Pero sabemos que vendrán tormentas, que el aire dejará de soplar y lo que esperábamos recorrer en la jornada, será en dos o tres, y también sabemos que muchas veces, cuando llegamos al puerto soñado, no encontramos el paisaje que había dibujado nuestra imaginación.
Pocos autores lo han expresado con tanta destreza comoLope de vega:

“alentó mi esperanza el mar,
perdonola el viento,
matola el puerto”.

La tensión es connatural a la propia existencia, y debemos aceptarla como motor del movimiento, y el movimiento es vida. El viento se produce por la tensión entre masas de aire frío y caliente. El nivelar las temperaturas obliga al movimiento. La inactividad es el preludio del esfuerzo: frustrante por cuanto nos impide una realización personal inmediata, pero necesaria e incluso imprescindible para fijar el rumbo de nuestra nave, especialmente en tiempos de tormenta.

Las circustancias pueden obligarnos a dar un rodeo el lugar de seguir la línea recta pero lo importante es fijar el rumbo y saber dónde queremos arribar.

En esos momentos de calma tensa, ocúpate de multiplica tus posibilidades vitales. Recuerda quecuantas más opciones tengas, más posibilidades hay de elegir la más adecuada en cada momento, las relaciones paradigmáticas condicionan la elección de su realidad en función de los elementos de que dispones para elegir
Siempre es difícil empezar a escribir una novela es el pánico escénico, el miedo a emborronar el primer folio sin decir nada útil, el miedo al ridículo. Sencillamente, no sabemos por dónde empezar. Cada año a principio de curso, cuando mandó la primera redacción, tiene lugar la misma escena. El alumno se queda con el bolígrafo en la mano, mirando al techo. ¿Qué te ocurre preguntó?, “que no sé cómo empezar” me comenta entre tímido y desafiante. “Yo te ayudo”, le respondo a ver, escribe: “tengo nuevo profesor de lengua que se ha empeñado en que escriba una redacción contándole quien soy y que quiero conseguir este año. No tengo ni idea de por dónde empezar…” y a partir de ahí, continua. La experiencia me demuestra que, invariablemente, una vez que empiezan ya continúa por sí mismos.Comienza a vivir, actua y preocupante de las dificultades cuanto lleguen. La práctica y la experiencia harán el resto.








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