Adam de Fulda, nacido en 1445, humanista notable, poeta, historiador, músico y autor de obras religiosas (responsos, himnos, magníficat) y de cánticos populares alemanes, y su contemporáneo Heinrich Finck, pueden ser considerados como los principales compositores de Alemania durante la segunda mitad del siglo XV.
Finck estuvo sucesivamente en la corte del rey de Polonia, después en la capilla de Stuttgart posteriormente en la corte del emperador Maximiliano. Después de la muerte de su protector paso al servicio del cardenal Lang de Salzburgo y finalmente a Viena, como “ kapellmeister“ del futuro emperador Fernando I. En su música religiosa Finck expresa con sencillez la riqueza de su contrapunto, en tanto que en sus lieder alemanes manifiesta sensibilidad e inspiración muy personales. Cultivo también la canción galante: O schönes Weib, etc.
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Frontispicio de la colección de tablaturas de órgano de Arnold Schlick Editado en Maguncia por p. Schöffer. |
En 1488 puso música a las canzoni que Lorenzo había escrito para el Carnaval;( Escucha In meinem Sinn) además maestro de música en la iglesia de San Juan. Después de la muerte del Magnífico le encontramos en Augsburgo formando parte de un conjunto vocal e instrumental subvencionado por el emperador Maximiliano; cuando el soberano se estableció en Viena, nombró al Isaak músico de la corte, pero sín la obligación de resistir en ella; a partir de 1497 el músico reparte su tiempo entre Viena, Innsbruck, Constanza y Florencia, patria de su esposa y ciudad en la que se instaló definitivamente a partir de 1512 con ocasión de la restauración de los Médicis; se encontraba también en ella, a orillas del Arno, que solicitó del emperador su jubilación; este le nombró entonces agente diplomático en Toscana; muere en Florencia en 1517, dejando una obra considerable.
Isaak ha basado su música religiosa en el canto gregoriano: el Ordinario de la misa lo proporciona tema seculares, susceptibles de variaciones melódicas y rítmicas que infunden una vida nueva canto litúrgico. El Capítulo de catedral de Constanza le ha sugerido la idea comentar todo el Propio de la misa según el Gradual constantiniano, enorme tarea que el emprendió inmediatamente pero que la muerte le impidió llevar a término. El Choralis Constantinus fue terminado por su discípulo predilecto Ludwig Senfl, y publicado en Nuremberg entre 1550 y 1555. Isaak se revela como auténtico compositor internacional en el campo de la canción profana; interpreta con igual facilidad textos italianos, flamencos, franceses o alemanes, penetrando en su espíritu con una intuición inmediata. Émulo y contemporáneo de Josquin Des Prés hizo progresar todos los géneros musicales cultivados en su época.
Músicos de la reforma
A Lutero le gustaba la música; de joven había estudiado en la laúd y la flauta y conocía suficientemente el arte de la composición para poder corregir una obra musical mal escrita.
Admiraba el canto gregoriano y apreciaba los motetes católicos, especialmente los de Josquin Des Prés, Pierre de la Rue y Finck; en sus escritos cita a organistas tales como Mathias Weller, de Freiberg, Georg Blanck, de Naumburg, y Wolfgang Heintz, de Halle; conocó además infinidad de melodías populares, muchas de las cuales se han convertido en cánticos alemanes. No esté extrañar por lo tanto que la música tenga un lugar de honor en el culto de la Reforma.
Al principio Lutero mantuvo el uso del latín; conservó Kyrie, Gloria y Sanctus; pero a partir de 1523, en su Fórmula missae preveía para las grandes iglesias de las ciudades una liturgia en latín, para los pueblos un servicio en alemán; posteriormente la Deutsche Messen (misa alemana) fue de uso general. El coral o canto de la asamblea, ejecutado al unísono, era un canto majestuoso, de carácter amplio y con libertad rítmica.
Para establecer su nueva liturgia, sentido llamo a sus amigos Jhoann Walther (el músico del duque de Sajonia), Conrad Rupsch (maestro de capilla de Federico el Sabio), Ludwig Senfl y Arnold Von Bruck.
Walther públicó en 1524 la primera colección de himnos protestantes llamado Geustliche Gesank- Büchleyn. A estos músicos se unieron posteriormente Georg Rhau, cantor en Santo Tomás de Leipzig y fundador en Wittenberg, 1525, de un imprenta al servicio de la Reforma; Benedictus Ducis, que publicó unos Geystliche Lieder y puso música a las bodas de Horacio, Melchior Vulpius, cantor en Weimar, quien compuso una Pasión según San Mateo. Los católicos Jean Eccard y Hans Leo Hassler escribieron música indistintamente para las dos confesiones.
En Estrasburgo, donde apareció en 1524 el Teusch Kirchenampt, músicos de mérito pasaron al campo de la Reforma; así Wolfgang Musculus, nacido en Dieuze en 1497; Mathías Greiter, cantor en la catedral, y Wolfgang Dachtein, organista en la iglesia de Santo Tomás y de Münster, tomaron parte activa en la organización del nuevo culto. Debemos a Dachtein las melodías de numerosos salmos entre ellas la del famoso Am Wasserflüssen Babylon, que ha dado origen a las célebres variaciones de J. S. Bach.
Sixtus Dietrich, que debió abandonar la catedral de Constanza a causa de sus relaciones con la Reforma, publicó al entre 1515 y 1545 dos libros con magníficat, antífonas e himnos. Por la misma época Martín Agricola natural de Silesia y cantor en la escuela municipal de Magdeurgo, publicada en Wittenberg sus Neue deutsche geistliche Gesänge, en tanto que sus himnos y motetes aparecían en antologías publicadas entre 1552 y 1567; su obra se une a la tradición de Josquin Des Prés.
Entre sus sucesores en Magdeburgo conviene citar a Gallus Dressler, cuyos motetes latinos y salmos alemanes revelan la influencia de Orlando de Lassus.
Los músicos católicos
Ludwig Senfl, hijo de un músico de Zurich, fue admitido en 1497 en la escolanía de la capilla imperial, dirigida entonces por Heinrich Isaak, de quien se convirtió en discípulo predilecto; permaneció al servicio del emperador hasta la muerte de éste, momento en que fue disuelta la capilla. ( Escucha Innsbruck, Ich muss dich lassen)
En 1523,Senfl se hallaba en Munich en la corte del duque Guillermo IV de Baviera. Mantenía relaciones amistosas con Lutero, que le pidió cierto día del año 1530 que escribiese un motete sobre su antifóna predilecta, In pace in idipsum.
En estrecha relación con escritores y artistas, Senfl escribió música sobre las odas de Horacio medidas por Peter Tritonius. Escribió once obras para la antología del humanista tirolés Rhau, y le debemos también numerosas canciones con texto en alemán. Sus misas y motetes poseen una noble escritura y manifiestan un trasparente estilo contrapuntístico.(Escucha el motete Non moriar, sed vivam)
Arnold Von Bruk entró hacia 1510 al servicio del emperador Fernando I, quien le confió la dirección de su capilla de Viena en 1527; no se ha dejado salmos, himnos y motetes, en los que lleva a la perfección el arte del contrapunto vocal a cinco voces. Compuso muchos lieder sobre texto alemán, de tipo espiritual o profano; aunque poseyendo órdenes sagradas, se inspiraba a menudo en textos luteranos.(Escucha Alls von Got)![]() |
Ángel musico tocando el laúd. Croquis para una vidriera. Arte renano finales del siglo XV Foto Larousse |
Sixtus Dietrich, que debió abandonar la catedral de Constanza a causa de sus relaciones con la Reforma, publicó al entre 1515 y 1545 dos libros con magníficat, antífonas e himnos. Por la misma época Martín Agricola natural de Silesia y cantor en la escuela municipal de Magdeurgo, publicada en Wittenberg sus Neue deutsche geistliche Gesänge, en tanto que sus himnos y motetes aparecían en antologías publicadas entre 1552 y 1567; su obra se une a la tradición de Josquin Des Prés.
Entre sus sucesores en Magdeburgo conviene citar a Gallus Dressler, cuyos motetes latinos y salmos alemanes revelan la influencia de Orlando de Lassus.
Los músicos católicos
Ludwig Senfl, hijo de un músico de Zurich, fue admitido en 1497 en la escolanía de la capilla imperial, dirigida entonces por Heinrich Isaak, de quien se convirtió en discípulo predilecto; permaneció al servicio del emperador hasta la muerte de éste, momento en que fue disuelta la capilla. ( Escucha Innsbruck, Ich muss dich lassen)
En 1523,Senfl se hallaba en Munich en la corte del duque Guillermo IV de Baviera. Mantenía relaciones amistosas con Lutero, que le pidió cierto día del año 1530 que escribiese un motete sobre su antifóna predilecta, In pace in idipsum.
En estrecha relación con escritores y artistas, Senfl escribió música sobre las odas de Horacio medidas por Peter Tritonius. Escribió once obras para la antología del humanista tirolés Rhau, y le debemos también numerosas canciones con texto en alemán. Sus misas y motetes poseen una noble escritura y manifiestan un trasparente estilo contrapuntístico.(Escucha el motete Non moriar, sed vivam)
Philippe de Monte, cuya carrera se desarrolló en Italia y en Austria, Orlando de Lassus, que brilló en Roma y en Munich, han sido los auténticos maestros de los músicos de los países germánicos, al transmitirles el ejemplo de la polifonía franco flamenca iluminada por la claridad italiana.
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Retrato de Philippe de Monte, según grabado de Larmessin |
Orlando de Lassus nació en Mons hacía 1532. Su hermosa voz infantil excitó la codicia de los agentes reclutadores de niños de coro, quienes por todos veces le apartaron de su escuela; por dos veces sus padres devolvieron al niño a ella, pero a la tercera no se atrevieron a enfrentarse con Fernando I de Gonzaga, general de Carlos V y virrey de Sicilia.
El joven page le siguió en el asedio de Saint- Dizier; era el verano de 1544. Lassus estaba allí cuando el príncipe de Orange fue herido de muerte, y es muy probable que formase parte del coro que cantó el fin trágico del héroe, cuyo recuerdo perpetuo el escultor Ligier Richier con el famoso esqueleto conservado hoy en la iglesia de San Esteban de Bar le Duc. Después de la paz de Crespy, Fernando regreso a sus estados; Lassus le siguió, primero a Sicilia y después a Milán, donde terminó su formación musical junto al flamenco Hermann Werrecoren, que dirigía entonces la capilla del Duomo.
Cuando Lassus perdió su voz de niño, abandonó a Gonzaga y se trasladó a Nápoles, entrando al servicio del marqués de la Terza, en un ambiente de poetas y artistas en el que permaneció por espacio de tres años. Se le encuentra después en Florencia, donde estuvo durante seis meses junto al arzobispo Altoviti. En la primavera de 1553 se hallaba en Roma como director del coro de San Juan de Letrán; permaneció allí muy poco tiempo, pues le llamaban sus padres, gravemente enfermos; regresó inmediatamente a Mons, aunque ya demasiado tarde para hallarles con vida.
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Retrato de Orlando di Lassus, según un grabado de Jean Meysens. Foto Larousse |
De Amberes, Lassus fue llamado a Munich como tenor de la capilla del duque de Baviera Alberto V; allí aprendió el alemán y se casó con Regina Wachinger, hija de una dama de honor de la corte.
Lassus sucedió en 1563 a Ludwig Daser como un maestro de capilla, puesto que ocupó hasta su muerte con una conciencia y una dedicación que fueron altamente apreciadas por los duques Alberto V y su hijo Guillermo V. La correspondencia políglota de Lassus con este último es testimonio de su intimidad: es una turbamulta de juegos de palabras, frases graciosas, dichos atrevidos y pensamientos al estilo de Rabelais; el lenguaje popular de Milán, Francia o Alemania se mezcla con alegría y desenfado; en 1567 escribía: “como ocurre a todos los que se sirven de diversas lenguas, su empleo dejar en mi bastante que desear que; pero me gustan en latín, el valón, el francés y el neerlandés, independientemente de la música que proyecto”.
A menudo se vio obligado a viajar para contratar cantores o o instrumentistas para su capilla; así le encontramos en Nuremberg, en Frankfurt o en Venecia, donde se entrevistó o con Andrea Gabrieli; en París, donde los editores le Roy y Ballard le pusieron en contacto con los músicos de Carlos IX, al que le hubiera gustado mucho tener a Lassus como maestro de capilla; el rey le inscribe en el “rôle de pensionnaires François”, y en Roma el papa Gregorio XIII le nombra caballero de la Espuela de Oro.
En la competición musical de Evreux consiguió en 1575 el primer premio con su motete Domine Iesu Christe; ocho años más tarde obtuvo la misma distinción con el motete Cantantibus organis. En 1585 realizó su último viaje a Italia, en el curso del cual el duque Alfonso II le recibió principescamente en Ferrara.
De regreso a Munich sintió los achaques de una melancolía hypochondriaca que hacía tiempo le obsesionaba.
En 1593 se entrevistó en Ratisbona con Philippe de Monte; ambos discutieron sobre problemas de arte y técnica, pues Lassus conservaban la clarividencia en todo cuanto concernía a la música murió en 1594, cinco meses después de Palestrina.
Lassus dejó una obra inmensa; hay que preguntarse cómo un director general de música de una capilla ducal dispuso de tiempo para escribir más de 1580 composiciones religiosas y unas 800 obras de música profana.
Ciertamente en el curso de su juventud llena de aventuras había visto y aprendido muchas cosas pero también es cierto que a la edad de veinticuatro años había adquirido una maestría incomparable. A partir de aquel momento su fecundidad es incesante; trabajador obstinado, construyó pacientemente una obra fogosa que calculada en cada una de sus partes manifiesta en su conjunto o una gran espontaneidad.
En los madrigales una finura y vivacidad italianas con la ciencia flamenca, dando así el equivalente musical de los poemas de Bocaccio, Fiamma o Ariosto.
La abundancia diversidad de invención de las ciento cuarenta canciones francesas todavía no sorprende hoy. Lassus renovó el género bajo la influencia del madrigal; aportó o todos los elementos (ritmo, movimiento, riqueza armónica,) que integran el valor estético de una chanson: unas manifiestan una alegría comunicativa o un franco atrevimiento; (Escucha el madrigalMatona mia cara)
otras parecen canciones de oficio o impresiones de la naturaleza; otras son la efusión dulce triste de un corazón melancólico;
le gustaba inspirarse en poesías de Alain Chartier o de Villon, en los sonetos de los maestros de la pleiade como Du Bellay, Marot, Ronsard, Baif y Remy Belleau.
Los lieder alemanes profanos o religiosos, las villanelle, moriscas y villote italianas son testimonio de su facilidad para captar los secretos y el espíritu de una nación extranjera.
La obra religiosa del “divino Orlando” constituye la parte más importante que su producción; en ella su estilo es recogido, austero y concentrado en su profunda fe, en tanto que era fantasioso, cómico, sensual o puramente humano en su música profana el Ordinario de la misa, del que nos dejó cincuenta y dos realizaciones musicales, está construido generalmente sobre una canción profana, pues no siente la necesidad de crear su propio material temático: la toma de donde lo encuentra, e inventa a partir de allí.
La célebre misa Dulcis Memoria, cuyo motivo principal está tomado de una canción muy popular en el siglo XVI, es de una tierna piedad y de una adaptación litúrgica perfecta. La meditación concentrada del Kyrie, las aclamaciones del Gloria, la recitación casi homófona del Credo, el ritmo invencible del Hossanna que sigue al Sanctus, la soñadora meditación del Benedictus y el emotivo Agnus Dei con la progresión ascendente del miserere nobis hacen de esta misa un poema de fervor místico ponto
Octavi Toni ) cuarenta están tratados como las misas en estilo de parodia de motetes latinos o de canciones profanas; otros están escritos, según la salmodia litúrgica, en los ocho modos eclesiásticos; pero no es aquí donde se revela la auténtica originalidad del maestro: el motete es su forma musical predilecta:(escucha este motete Osculetur me osculo) diversidad de los textos sagrados le permite imaginar sin cesar nuevas correspondencias entre el texto y la música, así como variar los procedimientos artísticos hasta el infinito; algunas veces utiliza el canto llano, como en su Da pacem o en sus antífonas a la virgen, pero lo más frecuente es la creación total. (Escucha el Salve Regina)
No hace gala de su ciencia contrapuntística busca ante todo la expresión; maneja con atrevimiento el cromatismo y le opone a la armonía consonante; pone en contraste el estilo polifónico y la homofonía, el ritmo binario y el ternario, la gracia continua de las línea melódicas y la recitación interrumpida por silencios; los Salmos penitenciales, escritos para uso privado del duque Alberto, las Profecías de las Sibilas, los Lamentos de Job y las Lamentaciones de Jeremías son la obra de un lírico extraordinario y de un poeta de la vida interior.
Pocos artistas han merecido la gloria de Lassus, como antes había sucedido con Josquin Des Prés, Lassus dominó toda la música europea de su tiempo.
Formó muchos músicos: ante todo sus tres hijos, Fernando, Rodolfo y Ernesto; los dos primeros, compositores de mérito, reiterando su padrón homenaje de reconocimiento al hacer editar en Munich, bajo el título de Magnum Opus Musicum, una colección de quinientos diez y seis motetes de dos a doce voces.
Entre otros discípulos cabe señalar: Ivor de Vento, que fue maestro de música en la corte ducal de Landshut antes de establecerse Munich como organista junto a su viejo maestro Antonio Goswin, que obtuvo en 1579 la capilla episcopal de Freising; el belga Baudouin Hoyoul y el tirolés Leohnard Lechner que dirigieron sucesivamente la capilla de la corte de württemberg en Stuttgart.
El esloveno Jacobus Handl, llamado Gallus, manifestó en sus misas un gran conocimiento del contrapunto en las misas de Lassus; sus numerosos motetes están reunidos en los cuatro tomos de su Opus Musicum publicados en 1586 y 1591 ponto y, después de la vida agitada que llevo en diversas ciudades de Bohemia, Moravia y Silesia se estableció en Praga, donde murió en 1591 a los cuarenta y un años; trabajaba entonces al servicio de la Contrarreforma.
Las enseñanzas de Lassus se ven todavía en las obras de sus discípulos Johann Eccard y Gregor Aichinger. Fueron protegidos por los famosos Fugger de Augsburgo, pero mientras el primero entró al servicio de los príncipes de Prusia-Ansbach en Berlín, Aichinger se convirtió en Venecia en discípulo de Andrea Gabrieli; recibió órdenes sagradas en Roma y regresó a Augsburgo como organista de la familia Fugger y como vicario de la catedral. Su obra religiosa es considerable, y comprende motetes, misas, vísperas, muchos libros de sacrae cantiones de cuatro a diez voces (1590-1597) y piezas para órgano (1606). Aichinger fue el primero que llevó a Alemania la práctica del bajo continuo a cargo del órgano.
Hans Leo Hassler siguió el ejemplo de Aichinger. Nació en Nuremberg en 1564, fue también alumno de Gabrieli en Venecia. A partir de 1585 fue organista al servicio del conde Octavianus Fugger y en la catedral de Augsburgo; muerto su mecenas, regresó a Nuremberg, y allí ocupó la plaza de organista en la iglesia de nuestra Señora. Ennoblecido en 1595, el emperador Rodolfo II le llamó a Praga para ocupar la plaza de organista en la corte; finalmente obtuvo el órgano de la capilla del Elector de Sajonia en Dresde. Hans Leo Hasler escribió unas Canzonette a cuatro voces (1590), ( Escucha Tanzen und Springen) unas Cantione sacrae (1591)Escucha Ave Maria Stella)
Madrigali, 5 a 8 voci (1596) y unos Salmos para cuatro voces (1607). En todas sus obras adoptan las formas de la música italiana sin perder con ello su propia personalidad.
La música instrumental
Los duques de Borgoña y los canónigos de las posesiones reales se servían muchas veces de los organeros y de los instrumentistas alemanes. Desde principios del siglo XV eran famosos los órganos y organistas de la otra orilla del Rin;
así vemos que en 1403 se encarga Federicus Schaubankes la construcción de un nuevo para Notre Dame de París, y que Henry de Sajonia es nombrado en 1415, y después de un concurso, organista en esa misma catedral.
En 1448 Fray Adam Ileborg, director de Stendal, termina una colección de Preludios para órgano con pedal obligado; cuatro años más tarde Conrad Paumann organista de San Sebald de Nuremberg, publicaba su Fundamentum organisandi, verdadero tratado de improvisación y composición en donde se exponen metódicamente los preceptos y fórmulas necesarios para preludia la ejecución de una obra vocal, o adaptar al teclado con las disminuciones o colorature consagradas por el uso, toda clase de música. (Escucha Mit ganczem willen wünsch ich dir)
El Buxheimer Orgelbuch (1470) manuscrito anónimo así llamado por haber pertenecido a la cartuja de Buxheim, es una extensa antología de música para órgano, sacra y profana, que nos da idea del repertorio de los organistas alemanes durante la segunda mitad del siglo XV. Transcripciones de kyrie, magníficat, motetes, canciones, anónimas la mayor parte, están reunidas en este manuscrito. Sin embargo, hay autores notables como los alemanes Baumgartner, Götz y Paumann; extranjeros y francoflamencos como Dufay, Binchois, Arnold de Lantis, Tourot,Vilette, Bruolo, Dunstable y Walter Frye.
En 1512 Arnold Schlik, ilustre organista ciego al servicio del conde del Palatinado, termina su libro titulado Tabulaturem etlicher Lobgesand und Liedlein , en el que hayamos versos para la interpretación de la Salve Regina así como variaciones escritas sobre temas gregorianos y melodías de cánticos espirituales.
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Paul Hofhaimer, miembro de la capilla del archiduque Segismundo en Innsbruck, dio, antes de pasar al servicio del emperador Maximiliano, los primeros modelos de un estilo instrumental vivo y animado en sus variaciones sobre el Ave maris stella y el Recordare. ( Escucha Salve Regina)
Tuvo numerosos discípulos que pasaron a ser organistas titulares de los mejores instrumentos de la Europa central: Johann kotter de Estrasburgo y Leonhard Kleber, organistas el primero en Friburgo y el segundo en Pforzheim, y Hans Buchner, nombrado en 1512 organista de la catedral de Constanza, conservaron en sus tablaturas la música del "príncipe de los organistas" y la de sus discípulos, entre los que debemos citar además a Georg Scharpf, Conrad de Espira y el alsaciano Othmar Luscinius , que maravilló a Erasmo por la variedad de sus conocimientos así como por su talento o de organista.Jacob Buus, que ejerció en Venecia y después en Viena como organista de la corte imperial, publicó en 1549, unos Ricercari que dan una idea de la manera como se consideraba en esta época el repertorio de la música de órgano en lo que se refiere a su ornamentación y forma.
Poco después en 1570 aparecieron las tablaturas originales de Nicolas Ammerbach, organista de Santo Tomás de Leipzig, Bernard Schmir Senior, organista de la parroquia protestante de la catedral de Estrasburgo, y Jacob Paix, organista en Lauingen.
Tales tablaturas, publicadas respectivamente en 1571, 1577, y 1597, consisten en transcripciones de los motetes predilectos de los músicos y de su público; figuran también transcripciones de lieder, canciones y cánticos alemanes, italianos y franceses, así como de danzas pasamezzi y gallardas en conjunto la obra aparecía abundantemente provista de adornos y colorature que hoy día nos parecen excesivos: sin embargo éstos "coloristas" han servido para preparar el estilo y la técnica de la variación, que debía vivificar la música para órgano. Entre los artistas famosos de finales del siglo XVI debemos citar también a Simon Lohet, organista en la corte de Stuttgart en 1571, August Noermiger, que ejerció en Dresde en 1581, Adam Steigleder, organista en Ulm en 1595, los dos Hermanos de Hans Leo Hassler (Jacob, organista en Praga y Kaspar, en Nuremberg) y Christian Erbach, (Escucha Ricercar quarti toni alla chromatica) organista de la capilla de Marx Fugger en Augsburgo.
Otros instrumentos.
Las "fanfares", grupo de músicos que desempeñaban un papel importante en la vida social de Alemania; son el origen de la Turmmusik, cuyo repertorio ha llegado hasta nuestros días. Los músicos que tocaban la trompeta, el trombón, la gaita y el laúd acudían a la residencia de los duques de Borbón, de Borgoña y de Lorena. Maximiliano de Austria protegía "a los príncipes de todo tipo de música que se multiplicaban en su corte como las setas bajo la lluvia" decía su biógrafo Cuspinianus. Los cantores de la capilla imperial eran acompañados en sus intervenciones no solamente por el órgano sino también por las cornetas y los trombones.
Hans Judenkönig, tañedor de laúd, natural de Gmüd, publicó en Viena en 1523 la más antigua tablatura de laúd que conocemos a excepción de la de Schlick ; Hans Gerle, de Nuremberg, puso al día, en 1532, la Musica Teutch, método para aprender a tocar la viola de "gamba", la de brazo y el laúd, y el sistema de trascripción de obras vocales tan popular desde principio de siglo; público además dos libros de tablaturas para laúd (1533 y 1552).
Las obras de Melchior y Hans Neusiedler, de origen húngaro pero "burgueses de Nuremberg", contienen adaptaciones al laúd de obras de Hofhaimer, Isaak y Ludwig Senfl, al lado de composiciones francesas e italianas. En su Tabulaturbuch (1558) revela Sebastián Ochsenkuhn un temperamento sensible al transcribir los antiguos lieder alemanes; por su parte Valentín Graew (llamado Bakfark oriundo de Transilvania y lautista al servicio del rey de Polonia), publicó en Lyon, Paris y Cracovia, entre 1553 y 1565, unas Fantasías de estilo muy personal, así como excelentes transcripciones de canciones francesas y polacas y de las polifonías y madrigales de Janequin, Gombert y Lassus.
Texto de Felix Raugel