Texto enviado a Concurso de Microrrelatos de Abogados. No seleccionado
ABOGADA CAMPECHANA
Trabajo en el pueblo de mi niñez por no renunciar a la paz de sus calles empedradas y al sonido del agua de la fuente chafariz, de cuatro caños, que hay en la plaza junto la ventana de mi despacho.
El sistema electrónico informatizado, facilita los trámites y evita desplazamientos a la ciudad.
Me conocen y saben que mi tarifa es equitativa, incluso para aquellos bolsillos sin recursos, los que pagan con un potaje o con productos de la huerta.
Mi padre decía: el poder se tiene por llegar a todos y no por recaudar para uno mismo, y yo digo, el poder se tiene cuando sabes que Fulgencio se divorcia, que Facundo ha hecho fraude a Hacienda o que Rogelia a desheredado a su hijo y mantienes absoluta discreción.
Siento mi profesión como la sal de la vida, la especia que, junto a la pimienta, adereza mis platos y mi devenir.
El sistema electrónico informatizado, facilita los trámites y evita desplazamientos a la ciudad.
Me conocen y saben que mi tarifa es equitativa, incluso para aquellos bolsillos sin recursos, los que pagan con un potaje o con productos de la huerta.
Mi padre decía: el poder se tiene por llegar a todos y no por recaudar para uno mismo, y yo digo, el poder se tiene cuando sabes que Fulgencio se divorcia, que Facundo ha hecho fraude a Hacienda o que Rogelia a desheredado a su hijo y mantienes absoluta discreción.
Siento mi profesión como la sal de la vida, la especia que, junto a la pimienta, adereza mis platos y mi devenir.
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