Me dirijo al exclusivo barrio de la Calle Mayor donde se encuentra la famosa sombrerería.
Detrás de una vitrina veo el aparador que buscaba. Expuestos en lugar preferente están los modelos de antología como el canotier de Maurice, el homburg de Churchill, el chambergo de Indiana, el pill box rosa de Jacqueline, la pamela de la Hepburn, el salacot de Stanley, y demás sombreros originales
catalogados. Me complace obsequiar al dueño con la gorra de Currito, “el mataor de los alberos”, testigo de encierros en fiestas taurinas.
La montera, no ha de faltarle, que pronto será un ejemplar en extinción.
Detrás de una vitrina veo el aparador que buscaba. Expuestos en lugar preferente están los modelos de antología como el canotier de Maurice, el homburg de Churchill, el chambergo de Indiana, el pill box rosa de Jacqueline, la pamela de la Hepburn, el salacot de Stanley, y demás sombreros originales
catalogados. Me complace obsequiar al dueño con la gorra de Currito, “el mataor de los alberos”, testigo de encierros en fiestas taurinas.
La montera, no ha de faltarle, que pronto será un ejemplar en extinción.
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