Pincelada de Guinea Española. He aquí mi obra. Óleos

Pequeña pincelada de la vida en Bata- Guinea Española. Años 50

 

He aquí mi obra. Era la frase, francamente machista,  que decía mi padre señalando a mi madre, si sigues leyendo sabrás la razón.
Recién casada y ya viviendo en Bata, mi madre no sabía hacer nada respecto a las tareas domesticas, que en aquellos tiempos y hoy también en muchos hogares, parecían ser exclusivas de la mujer. No sabía cocinar, no sabía coser, no sabía comprar, no sabía limpiar... nada de nada.
Empezó a vivir en condiciones para ella insólitas, en una casa grande en la que no había lámparas, ni luz eléctrica y tenían que usar quinqués de petróleo; donde tenían que dormir con mosquiteros, soportar temperaturas elevadas y humedad del 90%; en donde había grifos pero no agua corriente y tenían que ducharse con un cubo, y en donde de repente se presentaban tormentas tropicales o tornados que se anunciaban a lo lejos desde Punta Embonda, etc...



Mi madre, tuvo que aprender y ¡vaya que si aprendió! 



Se ocupó del cuidado de las plantas, de los animales de compañía: el loro, el perro Bugui, los gatos; de organizar tertulias con otras mujeres, de planificar comidas, de pintar (El vaso de Guinea ) y a la llegada de los hijos, de su cuidado, encontrando a faltar siempre la compañía de su madre, que delicada de salud, la tenía en Barcelona.

Bien es verdad que la mayoría de las faenas las hacían otros, por ejemplo: el cazador el pescador, el cocinero junto a los marmitones, el lavandero, la planchadora, el guachimán que vigilaba, o el "boy"( el único empleado que entraba en la vivienda) y con tareas polivalentes como cuidar de los niños, servir la mesa, hacer la limpieza…

A Bata, en aquellos años, los alimentos llegaban importados desde España entrando por transporte marítimo. La media de tiempo que tardaba en llegar un barco era de 28 a 30 días, así que es fácil pensar que se surtían de alimentos en general envasados en conserva, bebidas, galletas, pastas alimenticias, leche en polvo, etc
Los pollos y gallinas se criaban en terrenos de la casa, los alimentos frescos, frutas, hortalizas, los surtían los nativos, así como la pesca y la carne de caza.

El cazador cazaba animales silvestres, con arco y flecha, con machete, o con trampas de alambre, y llevaba a la casa las piezas, las llamadas carnes de bosque o de monte.
Lastima que muchas veces en el peor de los casos, traían carne de mono, chimpancé o gorila, o elefante o tortuga marina, también murciélagos, puercoespines, ratas, serpientes, fritambos o antílopes enanos, cocodrilo, marmota... Y el ser humano, el mayor animal matando especies a las que ocasionaron daños irreparables, para exhibir sus trofeos de caza con su maldito orgullo.
El pescador, de manera artesanal en las bahías de Santa Isabel o entre los manglares del rio en pequeños cayucos o con redes, pescaba picudas, tiburones, angulas, bilolás , colorados, crafis o cangrejos, etc...

Siempre me he imaginado, por lo que mi madre me contaba, las abacerías en los barrios de los poblados, con tenderetes de colorido intenso por los ñames, piñas, papayas, yucas, malangas y plátanos, y las mujeres ataviadas con clotes de telas vistosas, y los guapos hausas, comerciantes por excelencia de artesanía autóctona.

Pues bien, después de esta pincelada la vida en Bata, en referencia a la frase con la que he iniciado este relato: "He aquí mi obra", absolutamente machista por parte de mi padre, para resaltar todo lo que ella había aprendido gracias a llevársela a vivir a Guinea, debo decir que es cierto. Ella se convirtió en una mujer fuerte, luchadora, valiente, una gran cocinera, una generosa madre, una excelente modista, una gran ama de casa, sensible, discreta, generosa...¡aaaaahhhh! Mi madre que gran mujer.



Oscar Wilde dijo: Nada se parece tanto a la ingenuidad como el atrevimiento, y creo que yo poseo estas dos características. Yo también digo:
HE AQUÍ MI OBRA:
 y mi atrevimiento a mostrarlas sin rubor.


Las cosas tienen un precio pero a la vez tienen un valor que las hace singulares.

El tercer ojo

Transformación


Tras el umbral


Mi árbol



Raíces (vendido)


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