Del tema de Musica Tradicional y Etnica:
¿Cómo encontrar un epíteto que pueda calificar globalmente toda la infinita variedad de manifestaciones musicales cuyos orígenes se confunden con los de la propia humanidad, cuya área geográfica se extiende por todas las partes del mundo que nada autoriza a desterrar del arte musical, que existen en un mismo período histórico bajo estados evolutivos dispares y que, en fin, representan civilizaciones opuestas?
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Cantante pakistaní con laud. Mohenjo-Daro.India Foto Viennot |
Ninguna denominación, con su carga de significaciones convencionales, resulta enteramente satisfactoria. Los primeros criterios de discriminación, exóticos, folclóricos, populares, designan o han designado sucesiva o simultáneamente la música de grupos étnicos correspondientes a países actualmente en proceso de evolución, que la de los países de una elevada cultura sin conexión con la occidental, o la música de las zonas rurales de los países desarrollados. El calificativo de étnico que se empleará aquí tienen también sus inconvenientes en la coyuntura del desarrollo socio político actual. El término tradicional que también se utilizará es igualmente preciso. Por ello no deberá considerarse el uso de estas denominaciones en su significación preferente antes bien desde un punto de vista simplemente práctico.
Los principios anteriormente expuestos no se han conducido a una división en grandes regiones geográficas y culturales con preferencia a una fundamentada en los grandes periodos de la historia. Los capítulos que seguirán a esta introducción dibujaran, por consiguiente, un cuadro de los caracteres importantes en la música de Europa, las dos Américas, África, el Próximo y Medio Oriente, Extremo Oriente, India, países del Himalaya, Asia del Sudeste y Oceanía; el Magreb será incluido en el oriente árabe, Extremo Oriente incluirá la tradición musical china, Europa se prolongarán más allá del Atlántico en lo que concierna a las culturas francesa y anglosajona, e Indonesia y Oceanía se presentarán asociadas.
El músico occidental considera la música en su aspecto histórico de creación, de composición y de ejecución de la belleza; realmente toma conciencia en su profunda razón de ser, porque en vuestras evolucionadas civilizaciones actuales la música ha perdido buena parte de su primitiva significación. Ahora bien, si el hombre, desde la prehistoria, ha buscado combinar sonidos y poseer un instrumento musical al lado de sus instrumentos de dominio o de defensa, el arco o el hacha, al lado igualmente de su patrimonio de creencias lo ha hecho para fines concretos. Ya se trate de apaciguar las fuerzas de la naturaleza, de establecer unas relaciones con lo sobrenatural o de alcanzar la protección divina, el hombre ha recurrido siempre a los sonidos y la música.
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Instrumentalista baoulé con arpa con horquillas y caja de resonancia una calabaza. Costa de Marfil. Foto Rouget |
En las altas civilizaciones al igual que en los pueblos llamados primitivos existe una uniformidad de ideas respecto a la naturaleza de la música. Así, por ejemplo, la música desempeña un papel capital en la mitología de la China primitiva, lo mismo que en los mitos de los más primitivos pueblos de Australia, y representa también un papel esencial en los ritos de los vedas y en las ceremonias africanas. Según numerosos mitos, la música y el sonido musical encierran poderes maravillosos. Entre ellos parece ser que el poder creador es el más antiguo e importante: el sonido, de acuerdo con tales mitos y doctrinas posee un papel inicial y determinante en la creación, quien ya se entra en de una rudimentaria cantinela, una del un día cantaba o un instrumento musical, receptáculo y vehículo transmisor de la voz creadora (en el país tamul, por ejemplo, el mundo se considera surgido de un tambor).
Voz e instrumento musical están, cuando es preciso deformados, alejados de su timbre inicial, con objeto de asegurar al hombre la posibilidad de una mejor comunicación: voces trémulas, estridentes, voces o instrumentos que imitan los gritos de los animales sagrados, llamadas a grandes voces oposición en los registros vocales, voces desfiguradas mediante resonadores ante los que se canta, timbres graves de los tambores, mirlitones, etc. Muchos fenómenos vocales se destinan para dar para la voz un timbre instrumental (así las voces aflautadas, por ejemplo), pues en muchos casos la voz actuaba como acompañamiento instrumental.
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Tañedor de cítara de bambú con unica cuerda percutida Tahití Foto Le Prat |
Los gestos sonoros (palmas, taconeo etc.) son ya instrumentos rítmicos. Los elementos naturales no modificados (piedras litófonas del Togo, conchas frotadas de Portugal, caparazones de tortuga golpeados de la Guayana, por ejemplo), o ligeramente modificados (huesos o cañas de bambú tallados en forma de peine usados en la América precolombina, cáscaras de ciertos o calabazas en forma de sonajeros o cencerros en África, fragmentos de corteza transformados en lengüetas o en oboes en Europa, América y Oceanía, etc.), constituyen ya instrumentos de ritmo y melodía.
Las herramientas y los utensilios domésticos son susceptibles de ser utilizados con fines musicales (reja de arado convertirá en gong en el Asia del sudeste, artesa de madera de la china antigua, cesto frotado manejado por los músicos adivinos en la región del Chad, látigos que voltean en la comarca alpina, cucharones que entrechocan ya sea entre los antiguos acadios como entre los indígenas de Madagascar,
etc.).
Desde muy antiguo, el hombre ha ideado la utilización musical de la casi totalidad de los objetos y materiales, y los instrumentos musicales se han multiplicado y desarrollado en el mundo.
La antigüedad del instrumento musical es considerable puesto que se remonta a la edad de la piedra; la prehistoria a contar para ello datos fidedignos, que colocan la aparición de ciertos instrumentos (flauta, zumbador, arco musical, litófono, etc.), en el auriñaciense y en el magdaleniense en Francia, y al neolítico antiguo en Asia meridional, por ejemplo.
El instrumento musical pose por excelencia una existencia íntimamente ligada a las actividades e instituciones de un grupo humano determinado. A menudo se convierte en objeto de culto; puede poseer unos privilegios o unos tabús (instrumentos reales, instrumentos para iniciados, para sacerdotisas o mujeres, etcétera). Algo se sabe del simbolismo que le rodea. Su presencia revela grandes acontecimientos históricos, pues muchas veces es la consecuencia de intercambios culturales o políticos, guerras o migraciones de pueblos. Más evidente todavía para algunos de la existencia de un estilo musical, del cual el instrumento es a menudo su soporte, su historia, puede ser limitada, y ha permitido realizar estudios minuciosos, particularmente en los aspectos arqueológico, sociológico, etnológico y acústico.
La clasificación de los instrumentos de música han sido objeto, desde hace tiempo, de muchísimas interpretaciones. La antigua china había adoptado un criterio tecnológico que determinaba las categorías instrumentales según los materiales de que estaban fabricados (calabazas, cuero, barro cocido, etcétera), sin tener de vista, sin embargo, las consecuencias en cuando al timbre que se derivarían de empleo de tales materiales. Una clasificación fundamentada también en las materias primas empleadas en su construcción con las consecuencias que imprimen al carácter del instrumento (cuerdas, membranas, metal), y que enumera los instrumentos de viento existe en la India desde los orígenes de nuestra era cristiana.
El instrumento musical pose por excelencia una existencia íntimamente ligada a las actividades e instituciones de un grupo humano determinado. A menudo se convierte en objeto de culto; puede poseer unos privilegios o unos tabús (instrumentos reales, instrumentos para iniciados, para sacerdotisas o mujeres, etcétera). Algo se sabe del simbolismo que le rodea. Su presencia revela grandes acontecimientos históricos, pues muchas veces es la consecuencia de intercambios culturales o políticos, guerras o migraciones de pueblos. Más evidente todavía para algunos de la existencia de un estilo musical, del cual el instrumento es a menudo su soporte, su historia, puede ser limitada, y ha permitido realizar estudios minuciosos, particularmente en los aspectos arqueológico, sociológico, etnológico y acústico.
La clasificación de los instrumentos de música han sido objeto, desde hace tiempo, de muchísimas interpretaciones. La antigua china había adoptado un criterio tecnológico que determinaba las categorías instrumentales según los materiales de que estaban fabricados (calabazas, cuero, barro cocido, etcétera), sin tener de vista, sin embargo, las consecuencias en cuando al timbre que se derivarían de empleo de tales materiales. Una clasificación fundamentada también en las materias primas empleadas en su construcción con las consecuencias que imprimen al carácter del instrumento (cuerdas, membranas, metal), y que enumera los instrumentos de viento existe en la India desde los orígenes de nuestra era cristiana.
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Flautista en extasis. Sarawak, Borneo. Foto Unations |
La moderna clasificación occidental (cuerda, viento y percusión) corresponde a las funciones estilísticas musicales de los instrumentos; las clasificaciones propuestas por los especialistas en instrumentos que se ocupan exclusiva o parcialmente de problemas relativos a la música primitiva y tradicional, se apoyan preferentemente en consideraciones de tipo acústico. Víctor Mahillon (Bruselas, 1880) propuso una clasificación cuatripartita, que distingue instrumentos autófonos (cuerpos sólidos puestos en vibración por medio de la percusión, puntero o frotamiento), instrumentos con membranas que se percuten o frotan, instrumentos de viento e instrumentos de cuerda. Hornbostel y Sachs (Berlín, 1913), a su vez sistematizado en los instrumentos musicales en idiófonos, membranófonos, cordófonos y aerófonos. Esta clasificación a la anterior en la meticulosidad de sus subdivisiones (por tensión mutua, por tensión, o raspado, por fricción, etcétera), y la de los cordófonos (simples, comocítaras montadas sobre una vara o sobre un tubo sonoro, o compuestos, como las arpas o violas). A partir de 1931 fue propuesta una nueva clasificación la de André Schaeffner, basada en una división bipartita de los instrumentos de música, muy racional en su aspecto físico, y que poseía, en cuando su condición de bipartita, una base común con la propuesta por el teorizador de la música árabe Al-Fàràbi (siglo X). Schaeffner, después de considerar que los cuerpos son dos pueden estar o no sometidos a tensión, y que en el aire ambiente podía ser puesto en liberación al igual que el aire contenido en una cavidad, ha llegado a una clasificación en dos grandes grupos: cuerpos sólidos y viento.
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Encantador de serpientes tocando un been (doble clarinete con reserva de aire) Pakistan. Foto Iqbal-Radio Pakistan |
Los cuerpos sólidos vibrantes se subdividen a su vez en cuerpos sólidos no susceptibles a tensión (raspadores, sonajeros, cascabeles, campanas, sistros, tambores de manera, xilofones, gongs, metalófonos, etc.), y cuerpos sólidos flexibles (guimbarda,sanzas, etcétera), o sometidos a tensión (instrumentos de cuerda o de membrana). Los instrumentos fundados en el aire se dividen según se trate de aire ambiente (zumbador) o de aire contenido en una cavidad; estos últimos son todos los comúnmente llamados de viento, en los que la insuflación es directa (flautas, etcétera), o indirecta (oboes, galletas, acordeones, etc., todos los que poseen acoplada una reserva de aire).
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Tamborilero Teherán,Irán foto Carl -Imatgdes et textes |
Texto de C Marcel Dubois
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