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Cinco amigas cinco latidos

CINCO AMIGAS, CINCO LATIDOS

Memoria de Fichero

Guarda cada palabra, cada gesto, cada hecho con meticulosidad casi sagrada. Su mente es un templo de carpetas invisibles: pasillos donde reposan voces, gestos, silencios. Creo que lo analiza, lo organiza, lo convierte en un archivo donde lo ordena y lo revisa de vez en cuando, como una bibliotecaria. A veces pierde algo entre estantes polvorientos de recuerdos, pero siempre encuentra el registro exacto, la prueba precisa, la frase olvidada que ella conserva intacta. Dijo Benedetti: "el olvido está lleno de memoria" Olvidar no está en su vocabulario… ni en su agenda mental. Su mente es cofre, espejo, cicatriz y testimonio. Y…sufre, sufre, sufre.

Afectiva-Efectiva

Su corazón late en cada gesto, pero también en cada acción concreta. No se queda en abrazos de aire: transforma el cariño en hechos, la ternura en manos que ayudan, en una llamada a tiempo, en un café que cura. Es puente y es casa, refugio y empuje. Sabe escuchar sin juzgar, ofrecer consejo cuando es necesario y celebrar cada pequeño logro de quienes ama como si fuera propio. Dijo Ralph Waldo Emerson:"El único modo de tener un amigo es serlo."Su cariño viene con instrucciones y siempre llega a tiempo, es compromiso y presencia. Aunque el mundo la canse, siempre encuentra la forma de tender la mano y alimentar la amistad con cariño y cuidado. Y…sufre, sufre, sufre.

Constante en la lucha

La infancia la hizo conocer la crudeza y la ternura, moldeando un corazón abierto y vulnerable como piel recién nacida. Su sensibilidad está expuesta a todo: una palabra puede herirla, una mirada puede elevarla hasta el cielo. La infancia le enseñó a resistir, a no hundirse, por eso no baja los brazos aun cuando el viento le sopla en contra. Quiere avanzar como río entre piedras: a veces lenta, a veces impetuosa y a veces esas piedras las usa de escalón, con testarudez suave de quien sabe que caer también es otra manera de seguir. En su vulnerabilidad hay una verdad desnuda que a veces incomoda, a veces consuela, siempre auténtica. Como dijo Frida Kahlo:Al final del día, podemos soportar mucho más de lo que creemos.Y…sufre, sufre,sufre.

Contrastada y Sensible

Su infancia también tuvo sombras y cicatrices, y esas marcas la convirtieron en mujer de ojos abiertos al dolor ajeno. Aprende de la lágrima que cae sin permiso, y por eso comprende más de lo que dice, siente más de lo que aparenta. Le cuesta despertarse por las mañanas, como si su cuerpo aún necesitara reconciliarse con el mundo, pero cuando lo hace, cuida su imagen con la misma dedicación con la que cuida a los demás, como si vestir bien o arreglarse fuera también una manera de sostenerse y de mostrar que la vida sigue. Dijo Helen Keller:“Aunque el mundo está lleno de sufrimiento, también está lleno de superación.”
Sufre, y aun así deja que la vida pase a través de ella; en su dolor crecen ternura y paciencia, y su presencia calma y sostiene sin esfuerzo. Y…sufre, sufre, sufre.

Obstinada y Perseverante

Parece tener el alma de montaña: firme, imponente, difícil de doblegar. Cuando todos desisten, ella insiste. Cuando el cansancio rinde a los demás, ella vuelve a empezar. Su terquedad es su fortaleza y su condena: un fuego que nunca se apaga, aunque a veces queme. Construye con los restos, levanta con las ruinas, y hace de cada “no” un peldaño hacia el “sí”. Como dijo Thomas Edison:Nuestra mayor debilidad radica en rendirse. La forma más segura de tener éxito es intentarlo una vez más.”
Si le dices que no se puede, su respuesta será:¿Ah sí? Mira cómo sí.”Y lo dice con la firmeza de quien no negocia con el destino, porque sabe que la victoria, incluso pequeña, sabe más dulce cuando se conquista contra todos los pronósticos. Y…sufre, sufre, sufre.


La amistad de años es como un hilo invisible que no se rompe ni con los nudos del tiempo. No es perfecta, pero es persistente: resiste mudanzas, silencios, discusiones y cambios de vida. Se construye en capas, como un árbol que acumula anillos en su tronco; cada recuerdo es un anillo más, cada abrazo una raíz más profunda. Con los años, las miradas se vuelven lenguaje propio, las palabras sobran y basta un gesto para entenderse. Es esa certeza de que, aunque todo alrededor cambie, hay un lugar al que siempre se puede volver: las manos, las risas, los ojos de las amigas que han visto tus caídas y tus vuelos. La amistad de años no es solo compañía: es historia compartida, memoria viva y futuro en construcción. Es saber que, aunque la vida duela, hay corazones que laten al mismo ritmo del tuyo.

Cinco amigas, diferentes como los dedos de una mano, pero unidas por el mismo pulso. Nos reímos, nos sostenemos, nos enojamos y volvemos a buscarnos, porque sabemos que la vida no se entiende sola: se entiende en compañía. Cada una sufre a su manera, el hecho de compartirlo ya es un alivio. Cada latido que duele es también el latido que nos une, el pulso que recuerda que somos cinco, distintas, humanas, indomables… y juntas seguiremos, siempre juntas.








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