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NUEVOS ESTÍMULOS
Sancho quería montar una fiesta entre eternos enamorados con intercambio de parejas y me pidió ayuda. Accedí con gusto.
Busqué a Dulcinea y a Quijano en el tomo del Quijote. En La Celestina, arranqué la pagina en que
aparecía Melibea para provocar a Calisto. Busqué, entre los de Tirso, a Juan Diego y lo cité con Isabel. A Julieta y su Romeo. A Orlando le dije que Rosalinda era imprescindible sobre todo si se disfrazaba de hombre. No es de extrañar que después de siglos de monogamia, aceptaran una proposición poli- amorosa, excepto Penélope que se quedó esperando, como siempre.
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