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LETARGO INVERNAL
Impera el silencio absoluto de amaneceres gélidos, templados al calor del sentimiento de nuestro corazón, con las miradas cómplices que silenciosas expresan querencia. Arde la lumbre con la misma vehemencia que nuestro arrebato de amantes, cruje cautivando generosa hasta la ceniza, efímera como el instante, caduca como la vida.
Afuera reverbera el sol en cada rincón hasta perderse en la lejanía. Todo duerme el letargo esencial para retoñar a su tiempo. Germinará de nuevo, inherente, fiel, capaz, y perdonando.
Si la naturaleza indulta con constancia el maltrato y la agresión ¿a que viene la altivez humana manteniendo rencores y resentimientos?