DETALLES DE LA NATURALEZA
Rama solitaria
de tronco centenario
que mudas otoños,
dormitas inviernos,
y resurges de nuevo
ensayando escenarios
de luz y color.
Cuando todo parece
que muere en silencio
y se esconde la vida,
tramas por dentro
estrategias sabidas
para hacer el milagro
de brotar con amor.
El silencio que aparenta muerte guarda, en realidad, una fuerza latente.
Dentro de la rama, invisible al ojo humano, se traman secretos y estrategias que le permitirán volver a florecer.
Esa paciencia silenciosa es la misma que sostiene al ser humano cuando atraviesa sus propios inviernos: momentos de vacío, de espera, de aparente final. Sin embargo, la vida no se rinde; permanece escondida, como una semilla en la profundidad de la tierra, esperando la señal para brotar.
He querido decir con el poema que la naturaleza enseña y es como un espejo de nuestro propio camino.
Nos recuerda que cada pérdida abre espacio para un renacer y que, aunque parezca que todo se detiene, el amor —esa energía primera y última— sigue trabajando en secreto para volver a desplegar su milagro.
La rama, humilde y solitaria, se convierte entonces en un testimonio vivo de que la esperanza siempre regresa vestida de luz y color.

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