Cada día sus agresiones aumentan y el miedo me paraliza.
Asustada nunca le llevo la contraria.
Bloquea mi mente y soy incapaz de pensar por mi misma.
Rara vez me acaricia. Supe que sería desdichada desde el primer día.
Oigo el ruido de sus llaves y estremecida dejo lo que estoy haciendo.
No hablo por miedo a las amenazas.
¡BASTA!