A John, superviviente del abordaje, lo subieron preso al galeón. Muy mal herido en una pierna. Era un pirata enemigo, el único que sabia el paradero del tesoro robado a la Marina Real. No debía de morir.
Bajo vigilancia de un escolta que lo custodiaba, lo recostaron en un camastro junto a los galeotes condenados a remar en las galeras. Tenia fiebre. Deliraba.
En su pesadilla sentía el vaivén del mar. Revivía el sangriento enfrentamiento que sufrió su velero. Fueron bombardeados, mutilados, exterminados. Con rabia se abalanzó sobre su escolta y le tapó la boca con un pañuelo para amortiguar el grito de dolor de la punzada que atravesó su pecho. Pensó que al día siguiente, con el cambio de guardia encontrarían el cuerpo, pero él ya estaría lejos.
Apoyado en su muleta John disfruta de un cómodo retiro con el botín recuperado.
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Presentado en el Concurso de Microrrelatos del Museu Maritim de Barcelona
Frase obligada: con el cambio de guardia encontrarían el cuerpoPUBLICADO en el libro del evento por el Museum Maritimo de Barcelona en pagina 35 y nº 158 con seudónimo: Aurora boreal.