Ajedrez. Paralelismo con la vida. Peón



Soy la pieza mas numerosa del tablero. Solo me puedo mover hacia delante.
Al comienzo de la partida tengo la opción de avanzar una o dos casillas desde mi posición inicial, después de eso, solo me puedo desplazar una casilla a la vez.
Me muevo en dirección vertical y capturo en diagonal. No puedo pasar por encima de ninguna pieza. Dicen que soy de las piezas más débiles del tablero pero no, soy potencialmente fuerte ante cualquier otra pieza de graduación superior, basta con que llegue a la octava hilera en donde me "promociono."
Es mi coronación, entonces puedo convertirme en una pieza muy poderosa, como por ejemplo otra Dama, aunque un mal movimiento, te hace perderla.
Soy modesto. Mi pequeñez me hace actuar con gentileza y con perfección, no como aquellos que se anuncian constantemente y remarcan lo que hacen, lo que son o lo que tienen.
¿Acaso no se dan cuenta que esas actitudes son los verdaderos signos de debilidad personal e interior?

"Dime de qué presumes y te diré de qué careces"

El refranero está plagado de sabiduría, es casi la génesis de la investigación psicológica, (que me perdonen los puristas), me refiero al concepto de búsqueda del por qué se actúa de una manera u de otra, quedando bien recogido en la cultura del conocimiento popular.
El presuntuoso, el fatuo, el creído, el fanfarrón, refleja las carencias de su propio ego. Otra cosa es sentirse seguro de si mismo sin llegar a la arrogancia, fuerte sin ser intransigente, tranquilo sin caer en la pasividad.

Me satisface la grandeza de hacer las cosas con fuerza hacia adelante, como hago en el juego del ajedrez, sin pasar por encima de nadie, con sencillez.
A veces me aíslan sin nadie que me respalde, me vuelvo débil y soy blanco fácil de ataque, pero qué me importa, también el orgulloso es débil y se queda solo.

ME LLAMO PEÓN


El Peón es el alma del ajedrez

 experto ajedrecista del siglo XVIII




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