Tras llevar más de cincuenta años trabajados en la abogacía, me he jubilado.
Repasando los asuntos que traté a lo largo de mi vida profesional, me vienen a la memoria los recuerdos de mis primeros pasos, aquellos seminarios, aquel ir y venir de los juzgados, aquella pasión vehemente por solventar los conflictos para hacer esta vida más justa.
Ciertas demandas de entonces, que parecían aisladas, tomaron un cariz de vértigo, como una pandemia azotando a la sociedad ya convulsa por la crisis. Demasiados casos relacionados con corrupción, fraudes, banca, paraísos fiscales, políticos, desahucios, recortes… etc. Confieso que llegué a sentir hartazgo, pero el ser abogado lo llevo en mi ADN, incluso jubilado. Pienso litigar por conseguir el descanso merecido, después de tanto meneo de procesos, y si puede ser frente a la pradera de mi pueblo, disfrutando junto a mi esposa, de muchos años más. Eso espero.
Texto enviado en 09/05/2017 a Concurso de Microrrelatos de abogados. Sin cseleccionar
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