Texto presentado a Concurso de Microrrelatos de abogados en septiembre del 2017 . No seleccionado
Su mujer apareció muerta con un brazo y una pierna rotos y un puñal clavado en el corazón. Y mi cliente, acusado de homicidio, sufriendo un daño difícil de reparar.
En el último careo ha resultado inocente. Su coartada perfecta ha sido la base de mi defensa.
Me confesó que, en una noche de luna llena, mientras su mujer dormía, dispuso según la guía unos amuletos sobre la mesa, un pentagrama con el circulo sagrado bajo sus pies, y tras recitar del grimorio, el hechizo imprescindible para invocar rápido a las divinidades, cogió una muñeca de ropa, la envolvió en un lazo negro, y le clavó unas agujas en el brazo y en la pierna, pero que en el corazón no pudo porque lo tenía endurecido.
Un caso más y yo seguiré fiel al secreto profesional y convencido de que la maldad es cosa del diablo.
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