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HACIA LA ALDEA DE DÖRFI
Iba Bárbara cantando feliz por el sendero de piedra. Por fin quedaban atrás los malos tiempos y se sentía adaptada viviendo con su abuelo, que, aunque huraño, la quería mucho.
Oyó la voz que tanto esperaba.
Se giró, pero no vio a nadie.
Y siguió cantando:
♫♫♫♫♫♫ Abuelito dime tuuuú,
porque yo en la nube voy ♫♫♫♫♫♫.
Y de nuevo, la voz.
Esta vez, más cerca.
♫♫♫♫♫♫ Dime porque huele el aire así,
dime porque yo soy tan feliz. ♫♫♫♫♫♫
Al girarse por fin vio a Pedro y a Niebla que corrían hacia ella.
Desde hacía unas semanas, Bárbara subía a la cima de la montaña, siempre bien acompañada.