Son microrrelatos creados en protesta por el Concurso Internacional de Microrrelatos del Museo de la Palabra, de la Fundación César Egido Serrano, que concedió el Iº premio a un relato que no era inédito y además era el plagio de un chiste
Hoy con mis hijos dedicaré el día a recorrer tiendas. Están llenas de gente, pero los comerciantes se quejan de que solo entran a mirar.
Mis hijos no piden demasiado, son conocedores de las carencias por las que su padre y yo hemos
pasado y han aprendido a conformarse con lo que tienen, que no es para quejarse.
El mayor ha acabado la carrera. No tiene medios para emanciparse.
Al entrar en el centro comercial nos encontramos con Justina, ¡qué horror! es la vecina más impertinente.
__¡Hola Julia!, ¡hola Pedro!, ¿tan mayor y de compras con mamá?
Si tuvieras trabajo como mis hijos, que están los tres colocados...
__¿Qué dices Justina? pero si mi hijo en su nuevo trabajo se siente como pez en el agua.
__ Ah, si y ¿Qué hace?
__Nada.
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