Son microrrelatos creados en protesta por el Concurso Internacional de Microrrelatos del Museo de la Palabra, de la Fundación César Egido Serrano, que concedió el Iº premio a un relato que no era inédito y además era el plagio de un chiste.
Instantes que se pierden como te pierdo en un clic, si no retengo con amor el día a día. Te escapas sin remedio apesadumbrando segundos que se precipitan en el vacío.
Mientras escribo tranquila estas líneas, la emoción me embarga. Cierro los ojos conteniendo una lágrima que se escapa por el borde de mi mejilla, en el instante que mi hija entra en el estudio.
_ Mamá, ¿Qué haces frente al ordenador con los ojos cerrados?
_ Nada, hija, es que Windows me ha dicho que cierre las pestañas.
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