Son microrrelatos creados en protesta por el Concurso Internacional de Microrrelatos del Museo de la Palabra, de la Fundación César Egido Serrano, que concedió el Iº premio a un relato que no era inédito y además era el plagio de un chiste.
_ Señor Francino, no estoy dispuesto a aceptar por la gestión menos de un millón, así que no se moleste en llamar, salvo que esté de acuerdo con el precio de mi minuta. ¿Entendido?
Hoy no he parado de hacerle gestos y señas, disimuladamente. Al colgar, saluda al hombre que espera frente a su mesa.
_ Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle?
_ Verá, soy de la Compañía Telefónica y vengo a conectarle la línea.
¡Ay! Mi marido a veces se pasa con sus estrategias para hacerse valer.