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Nuestra última canción. Video Después de nuestra última canción Hacia un nunca más Un 16 de mayo de 2017

NUESTRA ÚLTIMA CANCIÓN VIDEO

La muerte apaga en la tierra la luz de los ojos, pero enciende la del recuerdo". J M Eguren

(


No la olvido
Era muy consciente de la gravedad de mi madre. Supe que era el final. Aquella tarde me quedé sola con ella unos instantes y la atmosfera se volvió mágica. A mi madre siempre le gustó que le cantara, de hecho cada semana lo hacía, no solo a ella, sino a todas las compañeras de residencia. Ella me pedía canciones concretas: Amores, de Mari Trini, Paraules d'amor, La Guitarra, y otras tantas de Serrat; le cantaba rancheras, canciones infantiles...
Era una terapia para ellos y para mi, una satisfacción.
Muy postrada, sin abrir los ojos, sin responder a nada, me acerqué a su cara, le arreglé el cabello, (llevar el pelo bien era su pasión), la acaricié, le dije que la quería y me puse a cantar.
Y cual fue mi sorpresa que ella reaccionó al oirme y se puso a cantar conmigo.
Fueron sus últimas palabras.
El halo débil de su voz quedó registrado en este video. Cada vez que la escucho me brotan lagrimas.



DESPUÉS DE NUESTRA ÚLTIMA CANCIÓN


Cada dia navego mar adentro. El vaivén de mi barca acuna el desconsuelo de tu ausencia. A las aguas les susurro las mismas palabras hechas canción que dediqué a tus oídos en las horas previas a tu adiós. Aquel canto de amor fue un regalo mutuo que nos dimos que no voy a olvidar. Único e irrepetible. El hilo tenue de tu voz que armonizó con la mía, hecha llanto, para quedarse por siempre en mi alma que es dónde te llevo. Yo sé mamá que es una atrevida quimera querer que me escuches, pero a quién le voy a cantar sino al mar, al cielo, al aire, que es donde tú estás.

HACIA UN NUNCA MÁS

Se apaga.
Largo ha sido su camino.
Se escapa sin retener el hálito que le queda de vida.
Sin comerse a mordiscos los instantes
que la aferraban a la esperanza.
Conformada a descender al abismo profundo.
Descuento minutos.
Tengo que dejarla ir para que duerma el sueño insondable.
Me duele la razón de ver su cuerpo envejecido,
pero más me duele la sinrazón de mi sentimiento
cuando sufra su ausencia.




Te fuiste. Descansas. Descanso.

Puede parecer extraña esta última afirmación, puede que no quede bien decirla, pero no se trata de quedar bien o no, ni de ser o no políticamente correcta, se trata de decir la verdad tal como la siento.
Con tu ausencia se fue desvaneciendo poco a poco aquella desazón que me embargaba al estar pendiente de ti en todo momento, pendiente de tus cuidados, de tus necesidades, de procurar atender a lo que te convenía en cada momento. Cada vez necesitabas más. Eras muy mayor. Si, si, ya se que a ti no te gustaba serlo y hacías lo imposible por no parecerlo, y llevaste tu coquetería hasta el último instante con la misma dignidad que te caracterizó siempre.
Para entenderte, hacia falta conocerte y quererte.Solo los que no llegaron nunca a este punto, te tildaron de distante y egocéntrica, de altiva y de orgullosa. ¡Ignorantes!

Conocerte era saber tus preocupaciones, tus miedos, tus inseguridades, tu dolor ante la indiferencia, los vacíos y las ausencias, y compartirlo juntas; conocerte era saber tus gustos, tus anhelos, tus deseos, tus antojos, tus caprichos, y compartirlo juntas.

Quererte fue darte lo que merecías. Devolverte lo que tú antes me habías dado. No tenía precio ver tu cara iluminada al verme o verte disfrutar comiendo los huevos fritos de Cal David que frecuentábamos; quererte era pasar horas contigo y pintarte, peinarte, perfumarte, arreglar tus bonitas manos, y dejarte "perfecta" como siempre te gustó estar, con tus túnicas y tus collares de perlas, y tus camisones de puntillas; quererte era salir a pasear hasta el parque, empujando la silla de ruedas por las pendientes del barrio, y pasar por la farmacia de Dolores que te colmaba de besos, y encontrarnos en las Rondas con Claudio que te decía lo guapa que estabas; quererte fue procurar que no te faltara de nada. Volví a cantar y a tocar la guitarra, hice de enfermera, de pedicura, de secretaria, de gestora, de recadera, de amiga, de confidente, y sobre todo de hija. Así fue.

Hoy mi corazón está en paz por haber escrito a tu lado cada uno de aquellos últimos momentos de tu vida, el guión más real de tu historia, en la que hubo demasiado de malo y suficiente de bueno.

Te fuiste. Descansas.
No te preocupes por mi, mamá, que estoy cerca de quien me quiere, y me sigo manteniendo alejada de ellos que tanto daño nos hicieron, a ti y a mi. Los que se llaman familia. Esta es la verdadera razón por la que yo también descanso.
Que sepas que no te olvido y cada dia que pasa pienso en ti.


No habrá ni noche ni abismo
que enflaquezca mi heroísmo
de buscarte sin cesar.
Si eras más que yo mismo,
¿cómo no te he de encontrar?
(Amado Nervo)


Imágenes para el recuerdo...
¡Cómo disfrutabas comiendo huevos fritos con patatas!
Cuando muy a menudo íbamos a comer a Can David.
3 meses antes de irte.


La residencia ha conseguido que yo sea tu hija, no tu cuidadora (que también lo soy).






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