DESEO SILENCIO
Un silencio que no es la ausencia de sonido, sino la quietud del alma. Cada rincón de mi hogar es una galería de sombras, recuerdos que han sido vida y ahora son fantasmas silenciosos. Se pliegan en mi alma como arrugas en un mapa de tiempo, marcando cada travesía, cada encuentro.
Son ecos de un pasado que se niega a marcharse, una multitud de presencias invisibles que llenan cada espacio. A pesar de ellos, mi anhelo sigue siendo el mismo: silencio.
Anhelo el silencio, pero mi corazón es un vacío en el que resuena el eco de la vida que me invade.
Un vacío que duele por su soledad y su plenitud al mismo tiempo. Un vacío que, paradójicamente, me acerca a lo que fui y me aleja de lo que soy.
Me invade una melancolía que me sobrepasa, una marea que me arrastra sin piedad. Y en medio de esta tormenta, mi único faro, mi única súplica, es el silencio.
Un silencio que no es la nada, sino la paz de estar conmigo mismo.
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