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En el filo de la navaja Liberación Un final de juego

EN EL FILO DE LA NAVAJA


Eramos paisaje
tapizado de color
que cambió por un afán de dañar.
La mala hierba creció.
Me subí a un trapecio,
con vértigo, sin sentido.
Caminé por el filo
de un cuchillo.
Miedo. Desapego. Frío.
Silencio. Dolor. Escapada.
Olvido.
Copo de nieve fundido
Respiro.Vivo.

Éramos un vasto paisaje tapizado de un color que, con el tiempo, se desgastó, convirtiéndose en ceniza a causa de un capricho perverso, de un afán de dañar. La maldad, cual mala hierba, creció sin freno, enredándose en nuestra esencia y sofocando lo que una vez fue una pradera fértil. En un intento desesperado de evadir la asfixia, me lancé hacia un abismo de inestabilidad. Subí a un trapecio, donde el vértigo era mi único compañero, y mi destino una incógnita sin sentido. Cada paso me llevaba más lejos de la tierra firme de la realidad, obligándome a caminar por el filo afilado de un cuchillo. La incertidumbre se convirtió en mi único faro en la penumbra. El miedo se apoderó de mi alma, un temor profundo que engendró un desapego total de mi ser, de mi carne y mis huesos, dejándome varado en un frío glacial. El silencio se hizo ensordecedor, llenando el vacío que el dolor abrió a su paso. La única respuesta que encontré fue una escapada, una huida sin rumbo. Y así, todo se desvaneció en el olvido, como un copo de nieve que se derrite en la palma de la mano, dejando solo una gota de agua como recuerdo de su fugaz existencia. Pero de esa efímera lágrima, surgió el aliento. En el silencio de la soledad, comencé a respirar, a sentir la vida en cada átimo de aire. Y en ese acto simple, redescubrí mi propio pulso, mi voz, mi latido. Y por fin, de nuevo, vivo.

LIBERACIÓN


El paisaje cambió. Se tapizó de tu color de mala hierba.
Me subí a un trapecio sin sentido, con vértigo.
Caminé por el filo de un cuchillo.
Miedo. Desapego. Frío.
Escapé. Adiós. Silencio. Olvido.
Hoy sueño y vivo.

UN FINAL DE JUEGO

Moví ficha.
Por el tono de tu voz noté el vacío. 
Supuse que estabas con gente y que esa era la razón de tu frialdad.
No insistí. 

Es tu turno. 
Mueve ficha.
Más de lo que he dado no puedo dar.
En esta ocasión tu juego
sé que acabará en jaque mate.


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