VIAJES SIN RETORNO
Me deslumbró el juego presumido de tu escaparate pero encontré poco genero en tu trastienda. A la primera discusión me empaquetaste. Regresé a mi. Deshice la maleta. Puse a lavar las prendas manchadas con tu indiferencia. La ropa interior delicada, como mi alma herida, la guardé entre jabones de lavanda para olvidar el olor a rancio que dejaste impregnado. Tiré mis zapatos desgastados en aquel viaje que, aparentemente, no me llevó a ninguna parte, para seguir descalza, avanzando por renovados caminos. A partir de ahí, solo nos dimos silencio. El que tú tienes ahora convertida en pavesa. Bajo tierra no te va a venir a cantar ni el cuco.
A quién me llamó "pijotera perfeccionista"