Si dejar de fumar fuera fácil, muchos de los que fuman abandonarían el hábito. Pero es complicado s
Yo fumo a todas horas y desde muy joven. Cuando miramos fotos con mi mujer, recordando tiempos pasados, no hay ni una que no salga sosteniendo un cigarro.
Hace unos dias creí que era momento de dejarlo. Tomé una decisión. Fui al especialista, me derivó a la enfermera, me dieron un tratamiento, y he disminuido mucho el número de cigarros por día.
Mi mujer me dice que la casa huele mejor y mi aliento también, que da gusto abrir el armario sin que apeste a tabaco la ropa. Está contenta porque han disminuido las quemaduras de colilla en las sabanas, en la mesita de noche, en los muebles y que la cerámica del lavabo se ha liberado de los topos amarillos.
Mis nuevas corbatas están intactas. Ella me tiró camisas agujereadas como un Gruyere y las canas de mi bigote no amarillean, al igual que en mis dedos ha desaparecido el manchón marrón de nicotina.
En una palabra, estoy menos intoxicado pero más marido que nunca porque he empezado a engordar, y a roncar estrepitosamente por las noches...
En una palabra, estoy menos intoxicado pero más marido que nunca porque he empezado a engordar, y a roncar estrepitosamente por las noches...
No he dejado de fumar del todo. Para eso solo me queda ingresar en una clínica de deshabituación, donde emplean métodos más drásticos y más efectivos. Te conciencian de que el tabaco mata, que perjudica seriamente tu salud, te envenena, produce cáncer... Y si, aborrezco el tabaco pero sigo fumando y fumando.
¿por qué fumas?–
Desesperado le contesto a mi mujer, si, si, Eloisa, pero sin ganas, hija, sin ganas.