UNA PALABRA CAMBIÓ MI MUNDO
Recuerdo que el día que recibí el diagnóstico con la palabra "maligno", sentí un nudo en mi pecho que me robaba el aire. El mundo se me desdibujó, me convertí en un fantasma en la niebla de mi propia existencia. Sin duda, el cáncer marcó un antes y un después en mi vida.
Me enfrenté al desafío con valentía, llena de incertidumbre y miedo, con el alma en vilo.
Meses después, aquellas paredes adornadas con mariposas, símbolo de transformación, la sala de espera del médico olía a esperanza. Al oír su mensaje: "curada", ¡oh milagro!, no pude contener la emoción.
La travesía no ha sido fácil, pero he podido emerger más fuerte, más sabia y con una visión renovada de la vida. Se aprende a valorar cada momento, a abrazar la alegría en las pequeñas cosas y a vivir con mayor intensidad. Quienes se han enfrentado a la adversidad comprenderán perfectamente lo que digo.
Marcada por una cicatriz, que el tiempo no borrará, recordatorio silencioso de supervivencia, sin pecho, vuelvo a poner el marcador a cero para empezar un nuevo capítulo de vida. Quisiera que estuviera repleto de bienestar y con la posibilidad de cumplir los sueños, en esta nueva tierra, que con tanta intensidad anhelo… siempre junto a ti.