De los improperios de mi pensamiento surgirá el efecto.
Te envío lo que mereces sin necesidad de liturgias, ni de magia negra, ni de clavar agujas.
Ya bastante miserable muñeco de trapo eres.
Has desatado mis iras.
El hechizo de mi pensamiento será el maleficio que te ofrezco.
Dominaré tu naturaleza en el maligno, como el castigo de la "Pulsa Denura” que te aniquilará y la maldición de los látigos de fuego que caerán sobre ti.
Y a partir de ahora...
¿No me diste silencio?
¡Toma silencio!
Mi absoluto silencio.
Ni nombrarte pienso.
Hazte a la idea de que no existes.
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