Nuestra última canción. Video
No la olvido Era muy consciente de la gravedad de mi madre. Supe que era el final. Aquella tarde me quedé sola con ella unos instantes y la atmosfera se volvió mágica. A mi madre siempre le gustó que le cantara, de hecho cada semana lo hacía, no solo a ella, sino a todas las compañeras de residencia. Ella me pedía canciones concretas: Amores, de Mari Trini, Paraules d'amor, La Guitarra, y otras tantas de Serrat; le cantaba rancheras, canciones infantiles... Era una terapia para ellos y para mi, una satisfacción. Muy postrada, sin abrir los ojos, sin responder a nada, me acerqué a su cara, le arreglé el cabello, (llevar el pelo bien era su pasión), la acaricié, le dije que la quería y me puse a cantar. Y cual fue mi sorpresa que ella reaccionó al oirme y se puso a cantar conmigo. Fueron sus últimas palabras. El halo débil de su voz quedó registrado en este video. Cada vez que la escucho me brotan lagrimas. Cada dia navego mar adentro. El vaivén de mi barca acuna