Siempre supe que eras tú
Hablé con el informático de la posibilidad de saber la identidad de un comentarista impertinente y anónimo que visitaba mi blog. Y me dijo: –No es difícil averiguar la Ip del ordenador desde donde se emiten los comentarios, saber el navegador que se utiliza e incluso la localización del emisor. Es cuestión de paciencia, de ir comprobando datos, afinando la hora, pero sin saber el Hosting, ni los DNSs, o ubicar la Red, ni el Proveedor de Internet, se hace casi imposible conocer de quién se trata. Pásame los datos que veré qué puedo hacer. Tal como había quedado, a medida que me iban llegando los anónimos iba tomando nota y enviando los datos al informático. Una mañana el técnico me llamó por teléfono para darme las conclusiones del análisis de aquellos mensajes. Quedé perpleja tras la explicación. Los datos coincidían con un “amigo virtual” por el que tenía simpatía y del que jamás hubiera sospechado. Por la misma decepción que sentí, quise dejar de pensar y enfrié el tema. Hace un rato