Un 5 de mayo
Un día como hoy, 5 de mayo de 1990 te fuiste. Te recuerdo sonriendo. Posabas muy bien en las fotos, eras natural, ameno en las conversaciones, explicabas anécdotas de tu vida, de tu estancia en Guinea, de manera entretenida y con una gracia especial. Te recuerdo con genio. En casa a veces rugía la marabunta tan solo si se te cambiaba el periódico de sitio. No soportabas que ninguna de las paginas estuvieran desordenadas. Aquel diario que, entonces, tenía unas hojas enormes, como sabanas, que leías hasta el último rincón, para acabar haciendo el crucigrama. Te recuerdo en cada uno de tus gestos. Fumabas y me parecías un dragón echando humo por la nariz, ese humo exhalado al hablar, que no acababa nunca. Te recuerdo comiendo. Cada día era un festín. A tu lado tenias la mujer perfecta para deleitar tus papilas en los guisos cotidianos. Te recuerdo sentado en tu sillón orejero, dónde apoyabas la cabeza en tus siestas tras el ágape. Desde donde llamabas a Puchi, el caniche, que consiguió h