Zarzuela. La revoltosa


Zarzuela en un solo acto, compuesta por el alicantino Ruperto Chapí Lorente con libreto de Carlos
Fernández Shaw y José Lopez Silva. Estrenada en el Teatro Apolo de Madrid en 1897.

Se desarrolla en un patio de vecinos del Madrid castizo a finales del siglo XIX.
Mari Pepa, guapetona chulapona y coqueta, tiene revuelto a todos los hombres del vecindario dando celos a Felipe que está enamorado de ella aunque finge indiferencia y ella también con él.
Las mujeres para dar escarmiento a sus maridos, hacen ver que Mari Pepa les ha citado y se van de la verbena para quedarse solos con ella, cosa que no consiguen.
A final Felipe descubre el engaño y confiesa a todos sus vecinos el amor que siente por ella y ella por él.



  1. Preludio
  2. Introducción, Coro y Seguidillas: ¡Vamos arza¡,"Al pie de tu ventana", hay que la molestan, ¡eh,eh,eh olé y requeteolé¡, Recontra con la mozita
  3. Intermedio Eso les pasa a las hembras
  4. Coro: "Ole los niños con esbeltez"
  5. Guajira: "Cuando clava mi moreno", Cuando clava mi moreno
  6. Duo de Felipe y Mari Pepa: "Por qué de mis ojos"
  7. Escena: "No hay nadie dentro", Nadie,van a dar las diez,Esto no es vida,Lo mejor será quedarnos en completa oscuridad
  8. Final

 PERSONAJES

Felipe, vecino del patio y admirador de Mari Pepa (tenor) o (baritono)
Atenedoro, vecino y enamorado de Mari Pepa (actor)
Tiberio, vecino y enamorado de Mari Pepa (actor)
Cándido, vecino enamorado de Mari Pepa (actor)
Mari Pepa, planchadora conocida como la revoltosa (soprano) o (mezzosoprano)
Gorgonia, esposa de Cándido (actriz)
Encarna, esposa de Tiberio (actriz)
Soledad, novia de Atenedoro (actriz)
Chupitos, aprendiz de Cándido



La era del baile. Chuby Checker rey de twist

Si quieres empezar bailando  entra aquí:   *swingin' twist)

Durante los años sesenta el baile se convirtió en una moda que continuamente pedía innovaciones. En Estados Unidos, el twist se erigió en el baile más popular. Desde 1960,  Chubby Checker y The Isley Brothers llevaron el twist al resto del mundo; se crearon manuales para aprender sus pasos, que consiste en mover de un lado a otro la cadera, girando las rodillas, desplazandose de adelante hacia atrás , de lado o de arriba hacia abajo.
Fue el primer baile de salón que se pudo bailar sin pareja.
 Pero ese no fue el único baile de los sesenta. 1961 fue el año del continental; después llegaron el madison y el watusi.
En 1962, la novedad era Locomotion. En 1963 surgieron el monkey, el bird, el bounce, el shake y el dog.
En 1964, apareció The jerk, que se convirtió enseguida en un baile de moda. En el mismo periodo tuvo lugar el nacimiento del swinm, el boo-galoo y el see-saw. Pero esquema sin rostro este fenómeno es el twist, y con el rey, Chubby Checker.
A principios de 1960 Checker era un desconocido de la compañía Cameo- Parkway, pero tuvo la suerte de estar en los estudios donde se grababa el programa televisivo American Bandstand, el día en que Hank Ballard anunció que no acudiría para cantar su sencillo The twist. El presentador buscó en el estudio a algún cantante y eligió al joven Chubby Checker, quien canto The twist y asistió la escalada por las listas de su versión, que llegó el primer puesto.
Chuby Checker, de verdadero nombre Ernest Evans, nacido en Filadelfia en 1941. Trabajando en una carnicería, subjefe le oyó cantar y le presentó  a un amigo, Karl Mann, que dirigía la compañía Cameo- Parkway.
Mann hizo firmar un contrato a Ernest y lo rebautizó con el nombre de Chuby Checker. Antes que en 1960, Checker había grabado cuatro discos de poco éxito, imitando a los cantantes de más empuje, de Elvis a Fats Domino. Después llegó The twist el éxito internacional, la razón de este entusiasmo radicaba en la forma de moverse de Checker, en aquellos pasos que se hicieron famosos en todo el mundo.
Le llamaban para hacer demostraciones en todas partes, pero ni siquiera Checker esperaba que el twist durase siempre, así que volvió a grabar.
El nuevo sencillo era otro tema de baile, The huncklebuck, que llegó al número 14 de las listas. En Mayo de 1961 volvió al número 1 con Pony time.
Menos éxito tuvo Dance the mess around, que apenas llegó a la posición 20 convenció a Chubby de la necesidad de permanecer en un terreno más seguro. Let’s twist again demostró que había un mercado para el twist.

A fines de 1961, corrió la noticia de que el twist estaba de moda entre la gente chic mayor de Nueva York. Ese sofisticado público contribuyó a mantener el éxito del twist: los locales empezaron a contratar bandas de twist, y todas las compañías a recuperar aquellos discos.
Chubby había sacado otro disco, The fly, pero fue la reedición de The twist que volvió al número 1 de las listas. En este punto el twist estaba listo para invadir el mundo; en Inglaterra, let’s twist again logró el número 1 en enero de 1961, pero el boom apenas duró un año.
Mientras, Chubby se había metido en el cine; en 1961 fue la estrella de Twist around the clock; luego apareció en Don’t knock the twist, con Gene Chandler y The Dovells.
Luego siguió grabando canciones de poco éxito, como Birland y She wants to swin, y en 1964 intentó seguir el camino del folk con Black cloud, y el del surf con Surf party.  
En 1969 volvió a conseguir otro pequeño éxito cantando una versión de Back in the USRR, de the Beatles, pero tuvo que esperar seis años para volverse a encontrar en el top 10, con otra reedición, como nº 1, de Let’s.twist again.
En 1961, en pleno apogeo de la " twistmanía", los dueños de la discoteca Peppermint Lounge, alcanzaron una gran audiencia, con el exito de un grupo local de Jersey, Joey Dee y la Starliters, que con la canción The Peppermint Twist fueron entonces el nº 1 en los Estados Unidos. Como curiosidad, en esta sala se originaron las primeras "go-gós", chicas que salian a bailar subiendose a una mesa.

Cabe citar a Bill Haley & His Comet, con sus exitos The Spanisc twist, Twister y Florida twist.
Este último tema fue exito en Mejico de Enrique Guzman, que era el cantante de los Ten Tops, la voz de la juventud latinoamericana Florida Twist en español 
y siguieron otros como Popotitos


NO TE PIERDAS ....
*** original pase de Twist
***Extraordinaria cancion de The Beatles  Twist and shout 
***Jackie y los Ciclones Twisteando hasta el amanecer
***Uma Thurman & John Travolta Bailando twist en Pulp Fictión
*** ¿quieres ver un esqueleto bailando twist? aquí Voz de Los Teen Agers
*** Luis Aguilé  con A bailar el twist 
 *** Duo Dinamico con Bailando el Twist 
*** Miguel Rios con Twist 
*** Rita Pavone con Il ballo del mattone 
*** Sergio Inostroza con el Twist del tren

La música inglesa (29)

Desde los orígenes hasta la conquista normanda

El carácter insular de Inglaterra no sólo tiene un papel importante en su destino político, sino que también ha influido en el desarrollo histórico de su música y de su literatura. Esta situación geográfica le ha permitido forjarse un lenguaje musical profundamente original desde los primeros siglos de su historia: la insularidad ha acentuado este parlamento conservador que late en todo inglés, temperamento que es por otra parte fruto de la propia situación de la isla, y que muchas veces ha corrido el riesgo de transformar tal originalidad en tradicionalismo particularista. Felizmente el estrecho que separa la isla del Continente no ha impedido fructíferos contactos e intercambios que no cesaron durante los siglos XII, XIII y XIV.
Es sabido que Inglaterra fue evangelizada hacia finales del siglo VI por el monje San Agustín, (que no debe ser confundido con el autor de la Ciudad de Dios).
En el siglo siguiente el cristianismo extendió su luz hasta la vecina Irlanda, que gracias a San Galo y San Columbano se convirtió en el más brillante foco de civilización cristiana, anterior al Renacimiento carolingio, y que envió misioneros y maestros a toda Europa.
Se ha perdido por completo cualquier resto o noticia de música profana correspondiente a estos siglos la primera manifestación de independencia musical parece ser su canto llano. Muy pronto, en efecto,  se estructuró un rito independiente de Roma que se desarrolló alrededor de la catedral de Salisbury (Sarum en latín). Este rito de Sarum ha pervivido hasta nuestros días en la diócesis católica de Salisbury (téngase presente que es el canto llano no gregoriano más rico y vivo junto al ambrosiano milanés), además, llegado el momento de la Reforma, sirvió de base a la liturgia anglicana.
Al igual que el ambrosiano, se trata de un rito más rico y florido que el gregoriano, y prefiere el vigor de la expresión a la pureza de líneas ideal de la litúrgica romana. La importancia de la liturgia de Sarum en la historia de la música inglesa no necesita ser subrayada: proporcionarán el cantus firmus a los polifonistas ingleses, así como la inspiración para los músicos de la Reforma. Este rito o fue codificado, con el nombre de Usus Sarum, a principios del siglo XIII.
Tañedor de viola.
Capitel de la catedral de Exeter
Foto Sydney
Aunque no poseemos otro resto anterior a la conquista normanda, todos los testimonios están de acuerdo en señalar una tradición musical antigua y bien estructurada. En el campo capital de la polifonía parece correcto  aceptar que las Islas Británicas, apoyándose en auténticas tradiciones populares, han conocido una música y varias voces antes que el Continente. El célebre teólogo y teórico Juan Scotto Erigena (810. 877) escribe con detalles polifonías a dos voces que él denomina ya organa.

De la conquista normanda hasta la guerra de los cien años (1066-1400)

En estos siglos triunfa la influencia franco normanda en Inglaterra. La conquista normanda primero, y después la influencia creciente de los reyes de la dinastía Plantagenet sobre una parte del territorio francés, explican la importancia nunca igualada después en las relaciones culturales entre ambos países; recuérdese este respecto que el francés fue durante estos siglos la lengua de la corte, de la nobleza y del clero. El antiguo idioma sajón usado por el pueblo, se matizó gracias a la aportación de millares de palabras francesas que eran todavía en la actualidad un carácter particular en el seno de las lenguas germánicas. La presencia en la corte real de innumerables trovadores y troveros franceses explica por otra parte que las primeras monodias profanas que conocemos este en compuestas sobre textos franceses o cuanto menos bilingües .
Sin embargo, la aportación  original de la Gran Bretaña sajona posee otro interés: hecho único en Europa, allí floreció un estilo polifónico autóctono de tipo popular que muchos cronistas y teóricos evocan con admiración.
A finales del sigloXII,  Giraldus Cambrensis hace notar la existencia de un canto a muchas voces que ya era practicado desde hacía mucho tiempo en las regiones más alejadas del país: Irlanda, Escocia y Gales, lo que permite creer que se trata de una aportación de los invasores daneses y noruegos.
Esta polifonía mantiene un carácter de profunda originalidad gracias al empleo sistemático de intervalos de tercera y de sesta que entonces eran considerados disonantes con el continente; como es bien sabido la primera polifonía continental está fundada en el uso de intervalos de cuarta y quinta (llamados organales), mucho más rudos para nuestra actual sensibilidad.
En el Yorkshire (norte de Inglaterra) se practicaba el canto a dos voces, y esta variedad inglesa de la diafonía era llamada gymel (del latín gemellus, gemelo). Este canto “ gemelo” se caracterizaba no solamente por el empleo de terceras, sino también por el frecuente cruzamiento de las voces. Tal polifonía parece haber conocido también el empleo del canon.
 El mismo cronista anteriormente nombrado cita los instrumentos entonces en uso: cítara y tímpano en Irlanda, a los que se añadía en Escocia el “ crouth”, especie de viola, y la flauta en el país de Gales.
Monjes tocando la flauta de pico,
la flauta travesera, la viola de brazo,
el laúd y el dulcemelos:
en el suelo un arpa.
British Museum
Este fondo original se enriquece a partir del siglo XIII cuando la universidad de la Sorbona, recientemente fundada, atrajo cada vez con mayor intensidad a clérigos y teóricos hacia París: allí los músicos ingleses tuvieron ocasión de familiarizarse con las obras maestras de la escuela de Notre Dame, a la que ellos aportaron su propia tradición, pero de la que también sacaron enseñanzas para el ars antiqua inglesa. A partir de esta época empiezan a ser numerosos los textos, principalmente en el aspecto de la música sacra.

Primeros textos

Fechado en el siglo XI, casi contemporáneo pues de la conquista normanda, el famoso “ Tropario de Winchester” contiene más de ciento cincuenta organa a dos voces. Desgraciadamente la notación con neumas sin pautado ni claves hace imposible una lectura precisa de estas polifonías, anteriores en más de un siglo a las de Leonin.
Sin embargo podemos descifrar un responso a dos voces de principios del siglo XII, “Ut tuo propitiatus”, muy próximo a las primeras obras de la escuela de San Marcial de Limoges. Por su parte el himno a San Magno, “nobilis, humilis", escrito a finales de siglo en las islas Orcadas, es un ejemplo excelente de gymel nórdico a dos voces.

Los teóricos

Importantes tratados teóricos confirman la posición de vanguardia de la música inglesa en esta época. Después del “ Speculum Caritatis” de Aelred (mediados del siglo XII), debe citarse el “De musica mensurabili” de Johannes de Garlandia, que nació hacia 1190 y vivió en Paris a partir de 1212. Pero el más importante tratado se debe a un monje anónimo de Bury Saint Edmuns, del que sabemos que estudió también en la Sorbona; os ha dejado todas sus notas del curso, lo cual es una fuente importantísima para nuestro conocimientos de la escuela de Notre Dame.

El ars antiqua

Los principios ejemplos de ars antiqua inglesa se encuentran en los manuscritos de Worcester y de Bury Saint Edmuns. Se trata principalmente de obras originales de Worcester (ciudad situada al oeste de Inglaterra, y por lo tanto más distante de la influencia continental); estas obras enriquecen su polifonía con la plenitud que les comunica el uso de intervalos de tercera y de sexta; la obra titulada  Redit aetas aurea, compuesta para la coronación de Ricardo Corazón de León (que fue también músico) es un buen ejemplo de este estilo.
Aunque al contrario de lo que ocurría en Francia, en Inglaterra la composición de organa no se interrumpiera a lo largo del siglo XIII, esta época presentó o también la aparición de los primeros motetes, de texto múltiple, a base de la superposición de versos latinos e ingleses (práctica que por otra parte también será en el Continente). La costumbre inglesa de la inversión de las voces (conseguida cuando una voz canta una parte de la melodía cantada anteriormente por la otra y viceversa) complica aún más la estructura.
Wordles blisce es el primer motete con textó inglés, y como ejemplo de polifonía fundada sobre el principio del gymel podemos citar a además Fowles in the frit, Edibeo thu y Jesu Cristes milde moder. Pero la más célebre y sorprendente composición de esta época es el famoso Summer is icumen, escrito hacia 1270-1280, primer ejemplo de polifonía a seis voces tratadas en doble canon de la manera más sonora e ingeniosa posible: las dos voces inferiores repiten, en forma de canon, un muy sencillo bajo obstinado. La presencia de semejantes bajos, llamados “pes” (pie), es frecuente además en la polifonía inglesa de la época.
Por su gran dominio del escritura y su plenitud sonora sumer is icumen in constituye un excelente ejemplo del adelantó que poseía entonces la música inglesa sobre la del Continente. Su originalidad provenía principalmente de la riqueza sonora que proporcionan las terceras y sextas paralelas a un gran número de voces (tal “discanto  inglés” fue sometido a normas a principios del siglo XV, pasando al continente y transformándose en el fasbordón); otro factor de originalidad lo constituye la presencia de pes, así como la integración original de tenores gregorianos que podían aparecer en cualquier voz o incluso en varias voces sucesivamente (cantus firmus migrans).
 Guerrero en busca de diversos instrumentos.
Lámina reproducida de un catálogop de astrología del S XIV
British Museum . Londres


El siglo XIV


Nuestro conocimiento de la música inglesa del siglo XIV está limitado por la escasez de fuentes,  dispersas y fragmentarias; no existe ningún manuscrito completo o anterior al de Old Hall. Parece que los dos grandes centros musicales continúan siendo Woncester y la abadía de Bury Saint Edmuns, esta última más abierta a las influencias continentales como consecuencia de su situación geográfica, y por lo tanto o menos conservadora: a través de Bury y los descubrimientos rítmicos del ars nova penetrarian en Inglaterra, enriqueciendo los recursos de la polifonía local sin alterar profundamente la materia de la misma.
Desde mediados de siglo se encuentran motetes y fragmentos de misas que obedecen a la escritura isorrítmica.
Contrariamente a Guillaume de Machault,  los músicos ingleses escogen su tenor fuera del canto llano de la misa, prefiriendo acudir a responsos, antífonas o secuencias, e incluso renunciando totalmente al canto llano.
 En esta época el Kyrie gozaba de la predilección de los compositores, inclinación que desapareció en los siglos siguientes.
En cuanto a la música profana en la época no incorporó las novedades rítmicas del ars nova hasta finales de siglo, y los raros ejemplos que poseemos revelan una inspiración fresca y espontánea, muy alejada del complejo intelectualismo que caracteriza el ars nova Continental. En resumen, el siglo XIV inglés constituye uno de los capítulos más oscuros de la historia de la música.


El manuscrito de Old Hall.

El manuscrito de Old Hall (en el oeste de Inglaterra) contiene principalmente obras litúrgicas: numerosos fragmentos de misas (con excepción del Kyrie), antífonas, secuencias y motetes. Se trata esencialmente del repertorio de la capilla real de Enrique IV  y Enrique V; el propio Enrique IV está aquí representado a través de un Gloria y un Sanctus. Entre la veintena de compositores agrupados, algunos parecen por su nombre de origen francés (por ejemplo Pycard, Gervays Mayshuet). Entre los restantes Aleyn (Magíster Alanus), Byttering y Excestre parecen ser los más destacados.
Byttering se distingue por unos complejos y cultos motetes isorrítmicos de influencia francesa ,(escucha  En Katerina solennia),  en tanto que el notable Gloria a cinco voces de Pycard revela por primera vez con su estructura en doble canon la aportación de las caccie italianas.


El principal compositor de Old Hall y contemporáneo más importante de Dunstable es Leonel (o Lionel) Power quien trabajaba en Canterbury y que además de un tratado de teoría, nos ha dejado unas cicuenta composiciones, fragmentos de misas (isorrítmicas) y motetes dedicados principalmente a la virgen. (Escucha  Beata progenies)
Si las obras de su primer estilo conservan todavía una cierta rudeza arcaica, las escritas hacia el fin de su vida, conservadas en manuscritos del norte de Italia posteriores a 1430, y en los que se hallan mezcladas con composiciones de Dunstable, se acercan tanto al estilo de este último que más que una vez plantean delicados problemas de atribución.
Parece correcto considerar a Lionel  Power como el verdadero creador de la misa cíclica, fundadas sobre una única melodía litúrgica: su misa Alma Redemptoris Mater, es precursora, en efecto, de la de Arnold de Lantins, en tanto que la misa Rex saeculorum se atribuye indistintamente a Power y a Dunstable.
La resurrección de los muertos, al son de las trompetas
el dia d Juicio Final.
Panel de alabastro inglés S XIV
John Dunstable
Gracias a éste, Inglaterra, medio siglo después de su primer gran poeta Chaucer, halla su primer compositor de envergadura, John Dunstable, músico al servicio del duque de Bedford, fue también matemático y astrónomo. Pasó una gran parte de su vida en el continente, en Francia y seguramente en Italia, donde se hallan la mayor parte de sus manuscritos y donde seguramente encontró a Dufay. Murió en 1453.
 Entre las sesenta y siete composiciones que de él conservamos, solamente tres son profanas. Al igual que Dufay, toma de los músicos florentinos la idea del canto con acompañamiento instrumental. Poseemos importantes fragmentos de misas, pero sus páginas más célebres son las que corresponden a una canción profana sobre texto italiano o rosa bella”, y al motete “Veni Sancte Spiritus” compuesto probablemente para la coronación en Notre Dame de París de Enrique IV como rey de los franceses.
La gloria de Dunstable consiste en haber elevado el lenguaje nacional inglés a nivel universal. Su nuevo estilo “panconsonante” (según denominación de Manfred Bukofzer), fundado no sólo en las armonías típicamente inglesas de terceras y sextas, y en el empleo de la tercera melódica, pero también en la preparación y resolución de las disonancias, ejerció profunda influencia en la música posterior. Esta eufonía perpetua perfectamente alcanzada en una obra maestra como es el motete Quam pulchra es, señala la línea divisoria entre la música medieval y el renacimiento.
Más que en Dufay la influencia del estilo de Dunstable nos parece sorprendente en Guilles Binchois (existen por otra parte manuscritos de Dunstable en Dijon, ciudad en la que residió Binchois).
La plenitud de la materia sonora, la gracia y la elegancia expresiva de la curva melódica, la perfección del contrapunto son características de un gran maestro.

El siglo XV


El reino de Inglaterra conoce a lo largo de esta centuria importantes cambios: después de la batalla de Azincourt y el tratado de Troyes la supremacía inglesa parecen duradera y sin límites; pero a mediados de siglo los ingleses son progresivamente expulsados de Francia, y recién terminada la guerra de los Cien Años el país se hunde durante treinta años en una atroz lucha civil, la guerra de las Dos Rosas, que debía terminar con el advenimiento al trono del primer rey de la dinastía Tudor, Enrique VII  (1485).
Una vez más la evolución de la historia musical parece haber seguido a la de los acontecimientos políticos de la nación: el primer tercio del siglo es extraordinariamente brillante; Dunstable y sus contemporáneos darán una vez más la tónica a Europa, y bajo su influencia la gran escuela franco flamenca registrará un gran desarrollo gracias a Guillaume Dufay.
En cambio asistimos, hacia mediados de siglo, a un importante descenso de la producción musical; pero cuando, con la vuelta al orden, surge una nueva floración del arte de la música, ésta se desenvuelve ya en un ambiente local y sin incidencias exteriores: en lo sucesivo Inglaterra ya no desempeñará un papel internacional de primera fila, ni siquiera en el apogeo de su edad de oro que corresponde al reinado de Isabel I o en la misma época de Purcell.

El siglo XV está delimitado musicalmente en Inglaterra por dos manuscritos de importancia capital. El llamado Old Hall (del que ya he hecho referencia)nos permite conocer el nombre de muchos compositores, de tal suerte que a partir de este momento o la música anónima será la excepción y no la regla. Este manuscrito, que incluye muchas composiciones escritas antes y después de 1400 nos permite conocer el estilo musical que precede al de Dunstable; por otra parte el espléndido Eton Choir Book es una fuente histórica de primera categoría para el conocimiento de la música en el principio de la era Tudor.
Aunque el siglo XV no aporte todavía una música instrumental original, es preciso mencionar la construcción de órganos en numerosas iglesias del país.

Los sucesores inmediatos de Dunstable son de mediana importancia; conviene citar entre ellos: Johannes Bennet;
John Hothby que fue ante todo un teórico que vivió veinte años en Lucca, Italia;
John Bedingham, autor de muchas misas.
John Plummer, que permaneció la capilla real hasta 1462 y que poseer un motete que utiliza ya la imitación continua. (Escucha Tota pulchra)
Dos notables compositores permanecerán en la corte de Borgoña al mismo tiempo que Binchois: Walter Frye y Robert Morton. Llegamos así a finales de siglo y a los compositores representados en el Eton Choir Book.
Esta admirable recopilación contiene algunos magníficat así como antífonas y misas, es decir, las tres grandes formas musicales de finales del siglo XV.
Estas obras están escritas para cuatro hasta nueve voces, pero generalmente a cinco.
John Browne, canónico de Westminster, autor de quince motetes, entre ellos un espléndido Stabat Mater, parece ser la personalidad dominante del grupo aunque Richard Davy que trabajó en el Magdalen College de Oxford, debe retener nuestra atención como autor de una Pasión según San Mateo a cuatro voces, la primera que se conoce (anterior incluso a la de Obretch) que ponen música las palabras de las turbae y de los personajes de la pasión, aunque no la de Jesucristo. Citemos además a Walter Lambe, de Windsor y a Robert Wilkinson.
Todo este repertorio posee el esplendor un poco pesado de la arquitectura flamígera que edificaba entonces sus obras maestras en Inglaterra.

Fairfax y sus contemporáneos

Robert Fairfax efectúa, al igual que Josquin Des Prés, la unión entre el siglo XV y XVI. 
Sirvió durante cerca de treinta años en la corte de Enrique VII y después en la de Enrique VIII, a quien acompañó con ocasión de la entrevista de éste con Francisco I de Francia en el Drap d’or” (1520).
Estas actividades no le impidieron ocupar (desde 1498 hasta su muerte) el cargo de “ informator chori” en la abadía de San Albano, donde abrió llena de honores y siento Dr. en música por la Universidad de Cambridge.
Lápida sepulcral de un chantre de la Catedral de
 Canterbury y Exeter
 Conservamos de el seis misas (sin kyrie según la costumbre inglesa), doce motetes, dos magníficat y algunas obras profanas.
Las misas más notables son “Tecum principium”, “ Regali ex progenie” (según su magníficat del mismo nombre), y “O Bone Jesu”. Esta última forma un auténtico ciclo litúrgico con el magníficat y el motete del mismo nombre, al descansar las tres obras sobre el mismo cantus firmus.
Técnico eminente con una rítmica compleja, su inspiración es muchas veces bastante feria y al lado de páginas vigorosas y nobles como las del motete “Aeterne laudis lilium”, encontramos con excesiva frecuencia largos desarrollos de monotonía grisacea y de contorno de brumoso.
Sus contemporáneos más notables son John Horwood (algunos motetes);
Thomas Packe (dos misas, un te deum, algunos motetes)
Robert Jones (autor de una misa y uno magníficat, que no debe ser confundido con su homónimo el autor de piezas para laúd de la época isabelina), y principalmente Ashton y Cornyshe.

Hugh Ashton no solamente es el autor de dos misas y siete motetes, sino también te un “ Hornpipe” sin duda la más antigua pieza original que poseemos para virginal.
En cuanto a William Cornyshe amigo personal del rey Enrique VIII (compositor notable a su vez, del que conservamos algunas de primeras fantasías instrumentales), y al que siguió en todos sus viajes, fue igualmente poeta y actor, escribiendo numerosos “divertimentos” para corte (texto y música), y de los que se conservan muy pocos. (Escucha Ah, Robin, gentle Robin)
Pero conocemos canciones numerosas y atrayentes a tres voces y algunas obras instrumentales, que figuran en un manuscrito al lado de las creaciones musicales de su soberano.

El siglo XVI (hasta 1588)

Si fijamos en 1588, fecha de la victoria sobre la armada invencible, el inicio de la época isabelina, ello es debido, a que, por una parte, el verdadero desarrollo de la música data de la aparición de los Psalmes, sonets and songs de Byrd, hecho que dar la señal de una intensa actividad en el campo de la edición musical, hasta entonces muy pobre; y, por otra parte, al hecho de que los más importantes músicos de la época precedente, Tye y Tallis, vivieron hasta finales de siglo.
Es cierto que William Byrd, nacido en 1543, había escrito ya obras importantes antes de 1588, pero este gran maestro, puente entre dos épocas de la música inglesa, será muy fecundo hasta el fin de su larga carrera, convirtiéndose así en el Néstor de la joven música isabelina.


El hecho dominante de la historia inglesa del siglo XVI es evidentemente la aparición de la Reforma; tras la importante década que va desde 1530 a 1540, y exceptuando la breve pero sangrienta reacción católica que tiene lugar en el reinado de María Tudor (1554-1558), el protestantismo dominará la vida religiosa del país: a partir de Enrique VIII el anglicanismo se convierte en la religión de Estado; ello pondrá a más de un compositor en un doloroso caso de conciencia que no se puede resolver siempre con la brutal intransigencia de un Taverner. 
Sin embargo y a pesar de las obras maestras Byrd o de Gibbons, por ejemplo, esta época representada la verdadera edad de oro polifonía sacra en Inglaterra, con los prestigiosos nombres de Taverner, Tye y Tallis (las tres grandes T), así como sus émulos.
Fragmento de un motete inglés de S XVI
Caeleste beneficium introivit
Maria Virgo
British Museum.Londres
Como los ideales del Humanismo y del Renacimiento llegaron tardíamente Inglaterra, esta música sacra es latina durante la primera mitad de siglo, continuando las tradiciones medievales aunque llevándolas a un grado de esplendor y de riqueza que el continente no ha llegado a conocer jamás: este estilo gótico tardío (del que sólo hayamos alguna equivalencia en Pierre de la Rue) está incompleta armonía con la decoración muy recargada de las iglesias inglesas de la época notables por sus complicadas galerías situadas entre la nave y el presbiterio. A partir de la segunda mitad del siglo la mayoría de los compositores escriben indistintamente para los cultos romano y anglicano (Byrd hará lo mismo todavía) estableciendo así los fundamentos de la liturgia reformada.
La música religiosa nos parece tan importante porque en los demás campos los textos que han llegado hasta nosotros son más raros. Sin embargo, este siglo es el que presenció el nacimiento de todos los géneros musicales que debían constituir la gloria de la época isabelina. Así las canciones polifónicas con o sin acompañamiento instrumental, la colección de Ayres de Tomas Whithorne es la más importante entre los precursores de los grandes madrigalistas) así las primeras obras para teclado, fechadas a principios del siglo (el Mulliner Book fechado hacia 1540-1550 es la primera manifestación importante de la escuela de los virginalistas); asi los gloriosos nombres de Taverner, Tye y Tallis que inaugurarán la extraordinaria floración de la música compuesta para conjunto de violas (consort of viols), orgullo de la música inglesa; así, para terminar, la figura de Robert White que destaca en las composiciones para laúd. Los cimientos estaban puestos, y de ellos tibia surgir el extraordinario desarrollo posterior.
Avanzando con independencia de cualquier influencia continental, esta producción musical atestiguan profunda originalidad la decisiva estancia de Cabezón en 1553-1954, que permaneció en Londres acompañando a Felipe II, no producirá sus frutos hasta una época posterior, la de Byrd, Farnaby y Bull; el madrigal italiano no influye, por los mismos motivos, hasta una generación posterior, la de 1570-1580.
Sorprende que a tanta actividad creadora corresponda una carencia casi absoluta en el campo de la edición musical. Excepción hecha de algunas obras aisladas, los impresores londinenses sólo nos ofrecen una única colección XX Songs (1530) a tres o cuatro voces, debidos a distintos autores. Después de ello limitan sus esfuerzos a la publicación de tres mitos para laúd traducidos del francés (entre 1560 y 1570). En 1571 Whythorne pública su ya citada colección de Ayres, y cuatro años más tarde Tallis y Byrd, que acaban tener de la reina Isabel un privilegio exclusivo la edición musical, publican conjuntamente una importante recopilación que Cantiones sacrae. Por falta de capital detuvieron su producción hasta 1588,tres años después de la muerte de Tallis.

John Taverner. La luz del genio que no tenía Fayrfax brilla en la obra de John Taverner (1495-1545). Su periodo de creación fue muy breve: a lo sumo unos doce años.
En 1526 el cardenal Wolsey le nombró “informator” (es decir, maestro de coro y organista) del Cardinal College fundado nuevamente (hoy día Christ Church College) en la universidad de Oxford. Pronto se relacionó con los elementos luteranos del college fue detenido en 1528 bajo la acusación de herejía. Puestos en libertad a instancias del cardenal, que le disculpó diciendo “que era solamente un músico” abandonó sin embargo Oxford por su ciudad natal de Boston, renunciando desde entonces por completo a la música; se entregó hasta su muerte, con fanatismo cruel, a la lucha anticatólica, participando con furor en la destrucción de monasterios, órganos y obras de arte de las iglesias. Renegó también de sus obras, acusándolas de “cancioncillas papistas”, pero afortunadamente no las destruyó.
Su producción está, efectivamente, dedicada por completo a la música sacra latina, y poseemos de el ocho grandes misas,tres magníficat y numerosos motetes. Ya escoja como punto de partida un tema gregoriano (así en sus tres grandes misas a seis vocesO Michael”, “Corona spinea” y Gloria tibi Trinitas”) o una canción profana (se trata del primer inglés que la usa en la espléndida misa “Western Wynde”, (Escucha el Gloria)
Taverner se nos presenta siempre como un genio inspirado por un ardiente misticismo. Sus largas volutas melódicas domina con una inspiración admirable, olvidando muchas veces el soporte de la palabra hasta el punto de desarrollarse ampliamente sobre una sola sílaba, en una pugna efusión de lirismo contemplativo.
Su arte polifónico sólo es igualado por su estupenda audacia armónica (véase para ello su misa Gloria tibi Trinitas, sin duda su obra maestra). Sus motetes (en particular “Dum transisset sabbatum” y el responso para las completas “In pace in idipsum”) son de igual valor tanto además Taverner representar el origen de una forma importante de la música instrumental inglesa llamada “in nomine”. Se trata de una fantasía polifónica confiada preferentemente a las violas pero también a voces un cantus firmus en valores iguales. Este cantus firmus es siempre la antífona para las segundas vísperas del domingo de la Trinidad, Gloria tibi Trinitas según el rito de Sarum ahora bien, en el “Benedictus” de su misa de este nombre Taverner había desarrollado el episodio sobre las palabras in nomine, de modo que engloba el sistema entero en valores iguales, y este Fragmento, de un espíritu puramente instrumental, que ha despertado general admiración hasta el punto de suscitar rápidamente una transcripción para órgano y después para violas: Tye, seguido de Tallis, Parsons y otros, escribieron a su vez fantasías instrumentales sobre el mismo tema.
Contemporáneos de Taverner. Los más destacables son:
Tomas Ashwell, maestro de capilla de Lincoln (misas y motetes);
Nicholas Ludford autor de catorce misas,
John Shepherd escribimos un importante producción sacrae dedicada a ella a los dos cultos;
Robert Johnson músico escocés de notable inspiración tanto en sus doce motetes como en sus piezas para teclado y conjunto de violas;
 finalmente William Shelbye, organista de Canterbury y John Redford que fue vicario en San Pablo de Londres, autores de interesantes piezas para teclado incluidas en el “ Mulliner Book”.

Tye y sus contemporáneos. Nacido en 1498, Christopher Tye, la segunda gran “T” de la música inglesa sobrevivió veintisiete años a Taverner, pues murió en 1572.
 Fue maestro de coro de la catedral de Ely durante el periodo comprendido entre 1541 y 1561, recibiendo después órdenes sagradas por la iglesia reformada.
Entre sus numerosas obras sacras latinas están su misa Western Wynde, de gran lozanía melódica, y sus grandes motetes de poderosa inspiración como el “Miserere” o el “Omnes gentes plaudite”. Para el culto reformado escribió páginas de igual importancia; su obra más célebre está dedicada al rey Eduardo VI: se trata de los “Acts of the Aposttles” composición a cuatro voces sobre una versión métrica inglesa de los catorce primeros capítulos de este libro sagrado. Le debemos también notables in nomine para conjuntos de violas. Entre sus contemporáneos destaquemos a Richard Edwards autor de algunas canciones y colaborador en el nuevo salterio reformado de Day.
William Whytbroke, autor de algunas obras religiosas tanto para el culto latino como para el anglicano;
Roberto Parsons autor de numerosas obras para el culto reformado, pero al que debemos asimismo hermosos I nomine para conjuntos debió atrás, así como la la admirable canción titulada “Pandolpho” de patético sentimiento; finalmente Robert White yerno y alumno de Tye, a quien sucedió en Ely antes de morir muy jovencito, maestro de capilla en Westminster. Sus motetes latinos y sus “anthems” (composiciones religiosas anglicanas inspiradas en textos que son paráfrasis de la Biblia) igualan en calidad a los de Tye, si bien escribió cómo este algunos I nomine para violas, le debemos igualmente obras para teclado e incluso para laúd (indudablemente las primeras de este género en Inglaterra).

Thomas Tallis. Gracias a su longevidad fue el más importante compositor inglés de la época. Después de pasar su juventud que has escrito a numerosas catedrales y abadías (fue expulsado de la abadía de Waltham en 1540 con ocasión de la disolución general de monasterios), sirvió como organista y maestro de la capilla real a cuatro monarcas desde Enrique VIII hasta Isabel I.
Su carrera culmina en 1575 cuando la reina le concedió, junto con su alumno Byrd, el monopolio de la edición musical.
La obra de Tallis es inmensa pero gran parte de su producción profana instrumental ha desaparecido; los pocos madrigales, In nomine para violas y obras para teclado (órgano o clave) que conservamos, poseen el mismo elevado nivel de su música sacra.
Ésta se reparte entre los dos cultos, pues Tallis compuso música para el rito latino hasta el fin de su vida, como lo atestigua los diecisiete motetes que figuran en la colección impresa de las “cantiones sacrae” de 1575, junto a un número semejante de obras de Byrd.
Por su dominio de la escritura Tallis supera a todos sus contemporáneos intereses o extranjeros.
Sin embargo su motete a cuarenta voces (ocho coros a cinco voces) “Spem in alium non habui” único en su género, no es solamente una pieza de gran dificultad sino también una obra de arte bella e inspirada. Sus misas, motetes (citemos entre ellos “In jejunio et fletu”, responsos y himnos pertenecen a las ilustraciones del culto católico pero la obra maestra para el culto latino lo constituye sin duda las “lamentaciones Jeremiae” a cinco voces masculinas compuestas para el Jueves Santo. Encontramos en ella las punzantes disonancias falsas relaciones propias de toda la música inglesa comprendida entre Tallis y Purcell, y que se deben, al uso simultáneo en el marco de la polifonía, de las dos formas, ascendente y descendente, de la escala menor.
En el campo de la música para el culto reformado, Tallis es igualmente importante, y sus obras se cantan todavía hoy a mayor parte de las catedrales de Inglaterra, se trata de “services” (como por ejemplo los Maitines y Vísperas en el modo dórico) himnos o anthems (Tallis debe ser considerado, más que Tye o R. White, como el gran creador de este género). En sus “Canticles” simplificó la polifonía recolocar su música al alcance de la masa de fieles.

Doble virginal de Hans Ruckers.
Amberes, 1591
Metropolitan museum of Art, N York
Contemporáneos:   Entre ellos se encuentran John Merbecke autor de “Book of common prayed noted” que es la recopilación oficial de la nueva liturgia anglicana pero que posee un valor musical mediocre.
John Farrant, sucesor de White en Ely y después organista de Salisbury, escribió así mismo para el culto reformado, al igual que William Munday adscrito a la capilla real desde 1564 hasta su muerte.
William Blitheman maestro de coro en el Christ Church College de Oxford en 1564 y después organista la capilla real a partir de 1585, es principalmente conocido por sus numerosas obras escritas a teclado de las que quince figuran en el Mulline  Book, fue además el maestro de John Bull.
Richard Farrant miembro también de la capilla real después de haber tenido su cargo el órgano de la de Windsor, compuso hermosos anthems, piezas para teclado y canciones con acompañamiento de violas.
Finalmente Tomás Whythorne debe ser considerado como el auténtico pionero del madrigal inglés: su colección de “ayres”, canciones polifónicas a tres, cuatro y cinco voces, publicadas en 1571, precede en unos veinte años al gran florecimiento de los madrigalistas. Whythorne declara en el prólogo que ha viajado por el continente, y sus obras revelan en efecto la asimilación fecunda de influencias francesas (canciones y danzas) principalmente italianas (madrigales).

Texto de Harry Halbreich

La música en los países germánicos de los orígenes hasta la muerte de Lassus (28)

En los países germánicos la polifonía vocal procede de la escuela de Notre Dame de París, así como que los músicos franceses, flamencos y borgoñeses, cuya enseñanza obras se desarrollaban en monasterios, catedrales, escuelas.
Adam de Fulda, nacido en 1445, humanista notable, poeta, historiador, músico y autor de obras religiosas (responsos, himnos, magníficat) y de cánticos populares alemanes, y su contemporáneo Heinrich Finck, pueden ser considerados como los principales compositores de Alemania durante la segunda mitad del siglo XV.
Finck estuvo sucesivamente en la corte del rey de Polonia, después en la capilla de Stuttgart posteriormente en la corte del emperador Maximiliano. Después de la muerte de su protector paso al servicio del cardenal Lang de Salzburgo y finalmente a Viena, como “ kapellmeister“ del futuro emperador Fernando I. En su música religiosa Finck expresa con sencillez la riqueza de su contrapunto, en tanto que en sus lieder alemanes manifiesta sensibilidad e inspiración muy personales. Cultivo también la canción galante: O schönes Weib, etc.
Frontispicio de la colección de tablaturas
de órgano de Arnold Schlick
Editado en  Maguncia por p. Schöffer.
El flamenco Heinrich Isaak, acaso originario de la región de Brabante, fue llamado hacia 1480 a Florencia, a la corte de Lorenzo de Medicis, en calidad de organista y Profesor de música de los hijos del gran duque.
En 1488 puso música a las canzoni que Lorenzo había escrito para el Carnaval;( Escucha  In meinem Sinn)  además maestro de música en la iglesia de San Juan. Después de la muerte del Magnífico le encontramos en Augsburgo formando parte de un conjunto vocal e instrumental subvencionado por el emperador Maximiliano; cuando el soberano se estableció en Viena, nombró al Isaak músico de la corte, pero sín la obligación de resistir en ella; a partir de 1497 el músico reparte su tiempo entre Viena, Innsbruck, Constanza y Florencia, patria de su esposa y ciudad en la que se instaló definitivamente a partir de 1512 con ocasión de la restauración de los Médicis; se encontraba también en ella, a orillas del Arno, que solicitó del emperador su jubilación; este le nombró entonces agente diplomático en Toscana; muere en Florencia en 1517, dejando una obra considerable.
 Isaak ha basado su música religiosa en el canto gregoriano: el Ordinario de la misa lo proporciona tema seculares, susceptibles de variaciones melódicas y rítmicas que infunden una vida nueva canto litúrgico. El Capítulo de catedral de Constanza le ha sugerido la idea comentar todo el Propio de la misa según el Gradual constantiniano, enorme tarea que el emprendió inmediatamente pero que la muerte le impidió llevar a término. El Choralis Constantinus fue terminado por su discípulo predilecto Ludwig Senfl, y publicado en Nuremberg entre 1550 y 1555. Isaak se revela como auténtico compositor internacional en el campo de la canción profana; interpreta con igual facilidad textos italianos, flamencos, franceses o alemanes, penetrando en su espíritu con una intuición inmediata. Émulo y contemporáneo de Josquin Des Prés hizo progresar todos los géneros musicales cultivados en su época.

Músicos de la reforma

A Lutero le gustaba la música; de joven había estudiado en la laúd y la flauta y conocía suficientemente el arte de la composición para poder corregir una obra musical mal escrita.
Admiraba el canto gregoriano y apreciaba los motetes católicos, especialmente los de Josquin Des Prés, Pierre de la Rue y Finck; en sus escritos cita a organistas tales como Mathias Weller, de Freiberg, Georg Blanck, de Naumburg, y Wolfgang Heintz, de Halle; conocó además infinidad de melodías populares, muchas de las cuales se han convertido en cánticos alemanes. No esté extrañar por lo tanto que la música tenga un lugar de honor en el culto de la Reforma.
Al principio Lutero mantuvo el uso del latín; conservó Kyrie, Gloria y Sanctus; pero a partir de 1523, en su Fórmula missae preveía para las grandes iglesias de las ciudades una liturgia en latín, para los pueblos un servicio en alemán; posteriormente la Deutsche Messen (misa alemana) fue de uso general. El coral o canto de la asamblea, ejecutado al unísono, era un canto majestuoso, de carácter amplio y con libertad rítmica.
Para establecer su nueva liturgia, sentido llamo a sus amigos Jhoann Walther (el músico del duque de Sajonia), Conrad Rupsch (maestro de capilla de Federico el Sabio), Ludwig Senfl y Arnold Von Bruck. 

Walther públicó en 1524 la primera colección de himnos protestantes llamado Geustliche Gesank- Büchleyn. A estos músicos se unieron posteriormente Georg  Rhau, cantor en Santo Tomás de Leipzig y fundador en Wittenberg, 1525, de un imprenta al servicio de la Reforma; Benedictus Ducis, que publicó unos Geystliche Lieder y puso música a las bodas de Horacio, Melchior Vulpius, cantor en Weimar, quien compuso una Pasión según San Mateo. Los católicos Jean Eccard y Hans Leo Hassler escribieron música indistintamente para las dos confesiones. 
Ángel musico tocando el laúd.
Croquis para una vidriera.
Arte renano finales del siglo XV
Foto Larousse
En Estrasburgo, donde apareció en 1524 el Teusch Kirchenampt, músicos de mérito pasaron al campo de la Reforma; así Wolfgang Musculus, nacido en Dieuze en 1497; Mathías Greiter, cantor en la catedral, y Wolfgang Dachtein, organista en la iglesia de Santo Tomás y de Münster, tomaron parte activa en la organización del nuevo culto. Debemos a Dachtein las melodías de numerosos salmos entre ellas la del famoso Am Wasserflüssen Babylon, que ha dado origen a las célebres variaciones de J. S. Bach.
Sixtus Dietrich, que debió abandonar la catedral de Constanza a causa de sus relaciones con la Reforma, publicó al entre 1515 y 1545 dos libros con magníficat, antífonas e himnos. Por la misma época Martín Agricola natural de Silesia y cantor en la escuela municipal de Magdeurgo, publicada en Wittenberg sus Neue deutsche geistliche Gesänge, en tanto que sus himnos y motetes aparecían en antologías publicadas entre 1552 y 1567; su obra se une a la tradición de Josquin Des Prés. 
Entre sus sucesores en Magdeburgo conviene citar a Gallus Dressler, cuyos motetes latinos y salmos alemanes revelan la influencia de Orlando de Lassus. 

Los músicos católicos 

Ludwig Senfl, hijo de un músico de Zurich, fue admitido en 1497 en la escolanía de la capilla imperial, dirigida entonces por Heinrich Isaak, de quien se convirtió en discípulo predilecto; permaneció al servicio del emperador hasta la muerte de éste, momento en que fue disuelta la capilla. ( Escucha Innsbruck, Ich muss dich lassen)
En 1523,Senfl se hallaba en Munich en la corte del duque Guillermo IV de Baviera. Mantenía relaciones amistosas con Lutero, que le pidió cierto día del año 1530 que escribiese un motete sobre su antifóna predilecta, In pace in idipsum.
En estrecha relación con escritores y artistas, Senfl escribió música sobre las odas de Horacio medidas por Peter Tritonius. Escribió once obras para la antología del humanista tirolés Rhau, y le debemos también numerosas canciones con texto en alemán. Sus misas y motetes poseen una noble escritura y manifiestan un trasparente estilo contrapuntístico.(Escucha el motete Non moriar, sed vivam)
Arnold Von Bruk entró hacia 1510 al servicio del emperador Fernando I, quien le confió la dirección de su capilla de Viena en 1527; no se ha dejado salmos, himnos y motetes, en los que lleva a la perfección el arte del contrapunto vocal a cinco voces. Compuso muchos lieder sobre texto alemán, de tipo espiritual o profano; aunque poseyendo órdenes sagradas, se inspiraba a menudo en textos luteranos.(Escucha Alls von Got)
Philippe de Monte, cuya carrera se desarrolló en Italia y en Austria, Orlando de Lassus, que brilló en Roma y en Munich, han sido los auténticos maestros de los músicos de los países germánicos, al transmitirles el ejemplo de la polifonía franco flamenca iluminada por la claridad italiana.
Retrato de Philippe de Monte, según grabado de Larmessin
Nacido en Malinas en 1521, Philippe de Monte debió aprender los rudimentos del latín y las primeras nociones de música en la escuela de la iglesia de San Rombaut, parroquia principal de su ciudad natal; pero marchó muy pronto a Italia, y le encontramos en Nápoles 1540, instalado ya como Profesor de música. En Roma, en 1554, publicó su primer libro de madrigales a cinco voces, que tuvo un éxito extraordinario entre la nobleza y el alto clero. Encontramos al joven maestro de Amberes entre 1554 y 1556. Felipe II, que acababa de casarse con María Tudor, le contrató para su capilla real inglesa, puesto que ocupó poco tiempo; prefiriendo crearse una situación independiente, regresó a Italia. En mayo de 1568 vivían Roma, cuando el emperador Maximiliano II le propuso la dirección de la capilla imperial para remplazar a Jacob Vaet, muerto prematuramente. Era un cargo muy brillante aunque no tranquilo, pues el maestro de música debía ejercer sus funciones tan pronto entrará como en Viena; de Monte las cumplió escrupulosamente hasta su muerte en 1603. Durante los 35 años que pasó al servicio de la corte imperial, sólo viajó en circustancias extraordinarias: en 1570 hizo un viaje a los Países Bajos con el fin de reclutar cantores para su capilla; en 1593 acompañó al emperador Rodolfo II a la dieta de Ratisbona, y allí se entrevistó con Lassus. La laboriosa vida de Philippe de Monte transcurrió sin incidentes; gozó tranquilamente de su brillante celebridad justamente merecida gracias a la fuerza de su talento y la importancia de su trabajo. “La dulzura y la sensibilidad delicada de su naturaleza, ha escrito Charles Van den Borren, se adaptaban particularmente a la tendencia elegíaca del madrigal italiano”. Y así escribió más de mil madrigales profanos o espirituales, que oscilan entre las tres y las siete voces; compuso algunas canciones francesas que figuran en antologías colectivas; pero con su libro de Sonetz, aparecido en 1575, se colocó entre los músicos de Ronsard al lado de Lassus. Su fe católica y su sincera piedad le inspiraron unas cuarenta misas (Escucha Credo de la misa Ultimi miei suspire)y más de 300 motetes a cuatro, cinco y seis voces, notables por su valor litúrgico y la espléndida agilidad de un contrapunto claro y expresivo.( Escucha Miserere mei deus)

Orlando de Lassus nació en Mons hacía 1532. Su hermosa voz infantil excitó la codicia de los agentes reclutadores de niños de coro, quienes por todos veces le apartaron de su escuela; por dos veces sus padres devolvieron al niño a ella, pero a la tercera no se atrevieron a enfrentarse con Fernando I de Gonzaga, general de Carlos V y virrey de Sicilia.
 El joven page le siguió en el asedio de Saint- Dizier; era el verano de 1544. Lassus estaba allí cuando el príncipe de Orange fue herido de muerte, y es muy probable que formase parte del coro que cantó el fin trágico del héroe, cuyo recuerdo perpetuo el escultor Ligier Richier con el famoso esqueleto conservado hoy en la iglesia de San Esteban de Bar le Duc. Después de la paz de Crespy, Fernando regreso a sus estados; Lassus le siguió, primero a Sicilia y después a Milán, donde terminó su formación musical junto al flamenco Hermann Werrecoren, que dirigía entonces la capilla del Duomo.
Cuando Lassus perdió su voz de niño, abandonó a Gonzaga y se trasladó a Nápoles, entrando al servicio del marqués de la Terza, en un ambiente de poetas y artistas en el que permaneció por espacio de tres años. Se le encuentra después en Florencia, donde estuvo durante seis meses junto al arzobispo Altoviti. En la primavera de 1553 se hallaba en Roma como director del coro de San Juan de Letrán; permaneció allí muy poco tiempo, pues le llamaban sus padres, gravemente enfermos; regresó inmediatamente a Mons, aunque ya demasiado tarde para hallarles con vida.
Retrato de Orlando di Lassus,
según un grabado de Jean Meysens.
Foto Larousse
Después de un viaje por Inglaterra y Francia fijó su residencia en Amberes, donde permaneció por espacio de dos años, admirado por lo más selecto de la sociedad; allí apareció en 1555, publicado por el famoso editor Tilman Susato, un Primo libro miscelánea en el que figuran siete madrigales italianos, villanesche, canciones francesas y canciones a cuatro voces.
De Amberes, Lassus fue llamado a Munich como tenor de la capilla del duque de Baviera Alberto V;  allí aprendió el alemán y se casó con Regina Wachinger, hija de una dama de honor de la corte.
Lassus sucedió en 1563 a Ludwig Daser como un maestro de capilla, puesto que ocupó hasta su muerte con una conciencia y una dedicación que fueron altamente apreciadas por los duques Alberto V y su hijo Guillermo V. La correspondencia políglota de Lassus con este último es testimonio de su intimidad: es una turbamulta de juegos de palabras, frases graciosas, dichos atrevidos y pensamientos al estilo de Rabelais; el lenguaje popular de Milán, Francia o Alemania se mezcla con alegría y desenfado; en 1567 escribía: “como ocurre a todos los que se sirven de diversas lenguas, su empleo dejar en mi bastante que desear que; pero me gustan en latín, el valón, el francés y el neerlandés, independientemente de la música que proyecto”.
A menudo se vio obligado a viajar para contratar cantores o o instrumentistas para su capilla; así le encontramos en Nuremberg, en Frankfurt o en Venecia, donde se entrevistó o con Andrea Gabrieli; en París, donde los editores le Roy y Ballard le pusieron en contacto con los músicos de Carlos IX, al que le hubiera gustado mucho tener a Lassus como maestro de capilla; el rey le inscribe en el “rôle de pensionnaires François”, y en Roma el papa Gregorio XIII le nombra caballero de la Espuela de Oro.
En la competición musical de Evreux consiguió en 1575 el primer premio con su motete Domine Iesu Christe; ocho años más tarde obtuvo la misma distinción con el motete Cantantibus organis. En 1585 realizó su último viaje a Italia, en el curso del cual el duque Alfonso II le recibió principescamente en Ferrara.
De regreso a Munich sintió los achaques de una melancolía hypochondriaca que hacía tiempo le obsesionaba.
En 1593 se entrevistó en Ratisbona con Philippe de Monte; ambos discutieron sobre problemas de arte y técnica, pues Lassus conservaban la clarividencia en todo cuanto concernía a la música murió en 1594, cinco meses después de Palestrina.
Lassus dejó una obra inmensa; hay que preguntarse cómo un director general de música de una capilla ducal dispuso de tiempo para escribir más de 1580 composiciones religiosas y unas 800 obras de música profana.
Ciertamente en el curso de su juventud llena de aventuras había visto y aprendido muchas cosas pero también es cierto que a la edad de veinticuatro años había adquirido una maestría incomparable. A partir de aquel momento su fecundidad es incesante; trabajador obstinado, construyó pacientemente una obra fogosa que calculada en cada una de sus partes manifiesta en su conjunto o una gran espontaneidad.
En los madrigales una finura y vivacidad italianas con la ciencia flamenca, dando así el equivalente musical de los poemas de Bocaccio, Fiamma o Ariosto.
La abundancia diversidad de invención de las ciento cuarenta canciones francesas todavía no sorprende hoy. Lassus renovó el género bajo la influencia del madrigal; aportó o todos los elementos (ritmo, movimiento, riqueza armónica,) que integran el valor estético de una chanson: unas manifiestan una alegría comunicativa o un franco atrevimiento; (Escucha el madrigalMatona mia cara)
otras parecen canciones de oficio o impresiones de la naturaleza; otras son la efusión dulce triste de un corazón melancólico;
le gustaba inspirarse en poesías de Alain Chartier o de Villon, en los sonetos de los maestros de la pleiade como Du Bellay, Marot, Ronsard, Baif y Remy Belleau.
Los lieder alemanes profanos o religiosos, las villanelle, moriscas y villote italianas son testimonio de su facilidad para captar los secretos y el espíritu de una nación extranjera.
La obra religiosa del “divino Orlando” constituye la parte más importante que su producción; en ella su estilo es recogido, austero y concentrado en su profunda fe, en tanto que era fantasioso, cómico, sensual o puramente humano en su música profana el Ordinario de la misa, del que nos dejó cincuenta y dos realizaciones musicales, está construido generalmente sobre una canción profana, pues no siente la necesidad de crear su propio material temático: la toma de donde lo encuentra, e inventa a partir de allí.
La célebre misa Dulcis Memoria, cuyo motivo principal está tomado de una canción muy popular en el siglo XVI, es de una tierna piedad y de una adaptación litúrgica perfecta. La meditación concentrada del Kyrie, las aclamaciones del Gloria, la recitación casi homófona del Credo, el ritmo invencible del Hossanna que sigue al Sanctus, la soñadora meditación del Benedictus y el emotivo Agnus Dei con la progresión ascendente del miserere nobis hacen de esta misa un poema de fervor místico ponto
Músicos tocando viola de gamba, tenor, cornetas, laúd, trombones,
flauta travesera, viola de brazo y espineta, y cantores.
Fragmento de la obra del libro de misas a cinco voces de
Orlando de Lassus.
Grabado de J.Nel, fines del S XVI
De los cien magníficat de Lassus (escucha este magnificat Octavi Toni )  cuarenta están tratados como las misas en estilo de parodia de motetes latinos o de canciones profanas; otros están escritos, según la salmodia litúrgica, en los ocho modos eclesiásticos; pero no es aquí donde se revela la auténtica originalidad del maestro: el motete es su forma musical predilecta:(escucha este motete Osculetur me osculo) diversidad de los textos sagrados le permite imaginar sin cesar nuevas      correspondencias entre el texto y la música, así como variar los procedimientos artísticos hasta el infinito; algunas veces utiliza el canto llano, como en su Da pacem o en sus antífonas a la virgen, pero lo más frecuente es la creación total. (Escucha el Salve Regina)
No hace gala de su ciencia contrapuntística busca ante todo la expresión; maneja con atrevimiento  el cromatismo y le opone a la armonía consonante; pone en contraste el estilo polifónico y la homofonía, el ritmo binario y el ternario, la gracia continua de las línea melódicas y la recitación interrumpida por silencios; los Salmos penitenciales, escritos para uso privado del  duque Alberto, las Profecías de las Sibilas, los Lamentos de Job y las Lamentaciones de Jeremías son la obra de un lírico extraordinario y de un poeta de la vida interior.
Pocos artistas han merecido la gloria de Lassus, como antes había sucedido con Josquin Des Prés, Lassus dominó toda la música europea de su tiempo.
Formó muchos músicos: ante todo sus tres hijos, Fernando, Rodolfo y Ernesto; los dos primeros, compositores de mérito, reiterando su padrón homenaje de reconocimiento al hacer editar en Munich, bajo el título de Magnum Opus Musicum, una colección de quinientos diez y seis motetes de dos a doce voces.
Entre otros discípulos cabe señalar: Ivor de Vento, que fue maestro de música en la corte ducal de Landshut antes de establecerse Munich como organista junto a su viejo maestro Antonio Goswin, que obtuvo en 1579 la capilla episcopal de Freising; el belga Baudouin Hoyoul y el tirolés Leohnard Lechner que dirigieron sucesivamente la capilla de la corte de württemberg en Stuttgart.
El esloveno Jacobus Handl, llamado Gallus, manifestó en sus misas un gran conocimiento del contrapunto en las misas de Lassus; sus numerosos motetes están reunidos en los cuatro tomos de su Opus Musicum publicados en 1586 y 1591 ponto y, después de la vida agitada que llevo en diversas ciudades de Bohemia, Moravia y Silesia se estableció en Praga, donde murió en 1591 a los cuarenta y un años; trabajaba entonces al servicio de la Contrarreforma.
Las enseñanzas de Lassus se ven todavía en las obras de sus discípulos Johann Eccard y Gregor Aichinger. Fueron protegidos por los famosos Fugger de Augsburgo, pero mientras el primero entró al servicio de los príncipes de Prusia-Ansbach en Berlín, Aichinger se convirtió en Venecia en discípulo de Andrea Gabrieli; recibió órdenes sagradas en Roma y regresó a Augsburgo como organista de la familia Fugger y como vicario de la catedral. Su obra religiosa es considerable, y comprende motetes, misas, vísperas, muchos libros de sacrae cantiones de cuatro a diez voces (1590-1597) y piezas para órgano (1606). Aichinger fue el primero que llevó a Alemania la práctica del bajo continuo a cargo del órgano.
Hans Leo Hassler siguió el ejemplo de Aichinger. Nació en Nuremberg en 1564, fue también alumno de Gabrieli en Venecia. A partir de 1585 fue organista al servicio del conde Octavianus Fugger y en la catedral de Augsburgo; muerto su mecenas, regresó a Nuremberg, y allí ocupó la plaza de organista en la iglesia de nuestra Señora. Ennoblecido en 1595, el emperador Rodolfo II le llamó a Praga para ocupar la plaza de organista en la corte; finalmente obtuvo el órgano de la capilla del Elector de Sajonia en Dresde. Hans Leo Hasler escribió unas Canzonette a cuatro voces (1590), ( Escucha Tanzen und Springen) unas Cantione sacrae (1591)Escucha Ave Maria Stella)
 Madrigali, 5 a 8 voci (1596) y unos Salmos para cuatro voces (1607). En todas sus obras adoptan las formas de la música italiana sin perder con ello su propia personalidad.

La música instrumental

Los duques de Borgoña y los canónigos de las posesiones reales se servían muchas veces de los organeros y de los instrumentistas alemanes. Desde principios del siglo XV eran famosos los órganos y organistas de la otra orilla del Rin;
así vemos que en 1403 se encarga Federicus Schaubankes la construcción de un nuevo para Notre Dame de París, y que Henry de Sajonia es nombrado en 1415, y después de un concurso, organista en esa misma catedral.
En 1448 Fray Adam Ileborg, director de Stendal, termina una colección de Preludios para órgano con pedal obligado; cuatro años más tarde Conrad Paumann organista de San Sebald de Nuremberg, publicaba su Fundamentum organisandi, verdadero tratado de improvisación y composición en donde se exponen metódicamente los preceptos y fórmulas necesarios para preludia la ejecución de una obra vocal, o adaptar al teclado con las disminuciones o colorature consagradas por el uso, toda clase de música. (Escucha Mit ganczem willen wünsch ich dir)
El Buxheimer Orgelbuch (1470) manuscrito anónimo así llamado por haber pertenecido a la cartuja de Buxheim, es una extensa antología de música para órgano, sacra y profana, que nos da idea del repertorio de los organistas alemanes durante la segunda mitad del siglo XV. Transcripciones de kyrie, magníficat, motetes, canciones, anónimas la mayor parte, están reunidas en este manuscrito. Sin embargo, hay autores notables como los alemanes Baumgartner, Götz y Paumann; extranjeros y francoflamencos como Dufay, Binchois, Arnold de Lantis, Tourot,Vilette, Bruolo, Dunstable y Walter Frye.
En 1512 Arnold Schlik, ilustre organista ciego al servicio del conde del Palatinado, termina su libro titulado Tabulaturem etlicher Lobgesand und Liedlein , en el que hayamos versos para la interpretación de la Salve Regina así como variaciones escritas sobre temas gregorianos y melodías de cánticos espirituales.
....................................
Paul Hofhaimer, miembro de la capilla del archiduque Segismundo en Innsbruck, dio, antes de pasar al servicio del emperador Maximiliano, los primeros modelos de un estilo instrumental vivo y animado en sus variaciones sobre el Ave maris stella y el Recordare. ( Escucha Salve Regina)
Tuvo numerosos discípulos que pasaron a ser organistas titulares de los mejores instrumentos de la Europa central: Johann kotter de Estrasburgo y Leonhard Kleber, organistas el primero en Friburgo y el segundo en Pforzheim, y Hans Buchner, nombrado en 1512 organista de la catedral de Constanza, conservaron en sus tablaturas la música del "príncipe de los organistas" y la de sus discípulos, entre los que debemos citar además a Georg Scharpf, Conrad de Espira y el alsaciano Othmar Luscinius , que maravilló a Erasmo por la variedad de sus conocimientos así como por su talento o de organista.Jacob Buus, que ejerció en Venecia y después en Viena como organista de la corte imperial, publicó en 1549, unos Ricercari que dan una idea de la manera como se consideraba en esta época el repertorio de la música de órgano en lo que se refiere a su ornamentación y forma.
Poco después en 1570 aparecieron las tablaturas originales de Nicolas Ammerbach, organista de Santo Tomás de Leipzig, Bernard Schmir Senior, organista de la parroquia protestante de la catedral de Estrasburgo, y Jacob Paix, organista en Lauingen.
  Tales tablaturas, publicadas respectivamente en 1571, 1577, y 1597, consisten en transcripciones de los motetes predilectos de los músicos y de su público; figuran también transcripciones de lieder, canciones y cánticos alemanes, italianos y franceses, así como de danzas pasamezzi y gallardas en conjunto la obra aparecía abundantemente provista de adornos y colorature que hoy día nos parecen excesivos: sin embargo éstos "coloristas" han servido para preparar el estilo y la técnica de la variación, que debía vivificar la música para órgano. Entre los artistas famosos de finales del siglo XVI debemos citar también a Simon Lohet, organista en la corte de Stuttgart en 1571, August Noermiger, que ejerció en Dresde en 1581, Adam Steigleder, organista en Ulm en 1595, los dos Hermanos de Hans Leo Hassler (Jacob, organista en Praga y Kaspar, en Nuremberg) y Christian Erbach, (Escucha Ricercar quarti toni alla chromatica) organista de la capilla de Marx Fugger en Augsburgo.


Otros instrumentos.

Las "fanfares", grupo de músicos que desempeñaban un papel importante en la vida social de Alemania; son el origen de la Turmmusik, cuyo repertorio ha llegado hasta nuestros días. Los músicos que tocaban la trompeta, el trombón, la gaita y el laúd acudían a la residencia de los duques de Borbón, de Borgoña y de Lorena. Maximiliano de Austria protegía "a los príncipes de todo tipo de música que se multiplicaban en su corte como las setas bajo la lluvia" decía su biógrafo Cuspinianus. Los cantores de la capilla imperial eran acompañados en sus intervenciones no solamente por el órgano sino también por las cornetas y los trombones.
Hans Judenkönig, tañedor de laúd, natural de Gmüd, publicó en Viena en 1523 la más antigua tablatura de laúd que conocemos a excepción de la de Schlick ; Hans Gerle, de Nuremberg, puso al día, en 1532, la Musica Teutch, método para aprender a tocar la viola de "gamba", la de brazo y el laúd, y el sistema de trascripción de obras vocales tan popular desde principio de siglo; público además dos libros de tablaturas para laúd (1533 y 1552).
Las obras de Melchior y Hans Neusiedler, de origen húngaro pero "burgueses de Nuremberg", contienen adaptaciones al laúd de obras de Hofhaimer, Isaak y Ludwig Senfl, al lado de composiciones francesas e italianas. En su Tabulaturbuch (1558) revela Sebastián Ochsenkuhn un temperamento sensible al transcribir los antiguos lieder alemanes; por su parte Valentín Graew (llamado Bakfark oriundo de Transilvania y lautista al servicio del rey de Polonia), publicó en Lyon, Paris y Cracovia, entre 1553 y 1565, unas Fantasías de estilo muy personal, así como excelentes transcripciones de canciones francesas y polacas y de las polifonías y madrigales de Janequin, Gombert y Lassus.

Texto de Felix Raugel