¿Cómo se te quedaría el cuerpo?
Como a mi.
Lleno de agradecimiento y con ganas de abrazar a su artífice Guillermo Mayr, que desde Argentina ha tenido el detalle de publicar mi relato: "Fuego purificador".
Vencí al miedo y se acabaron tus amenazas.
Esta mañana de inclemente invierno, incrédula ante mi estrenada libertad, contemplo el cielo que lagrimea calando la tierra. Huele a mojado.
La mirada, tras el cristal empañado, me sigue mostrando el paisaje plúmbeo que compartíamos. El humo de la chimenea de mi vecino se confunde con la niebla, su grácil ondulación me entretiene tanto como saber de quién es la ceniza de su lumbre. Con ella abonaré la tierra del olmo que preside la entrada de esta casa.