Cosas de madre



"Es que es hombre y los hombres... ya se sabe"...

Esto decía mi madre (antes de darse cuenta de la realidad de su indiferencia) refiriéndose a su hijo que eludía todas las obligaciones.
A ella la comprendí porque había nacido a principios del siglo pasado
donde nadie los educó en la igualdad. No así al machito de mi familia que, en pleno siglo XXI, consintió escaquearse de toda la carga familiar. Eso sí, reclamó igualdad a la hora del reparto.
¡Qué poco hombre!¡Qué mierda de hombre!




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Títulos inspiradores

Con cariño y admiración a mi profe de Microrrelatos de la Escuela de Escritura del Ateneo de Barcelona.


Querida Nélida, esto no es un microrrelato y no quisiera que optaras después de leerme, por la Fuga y el Contrapunto y me dejaras en los Círculos de acíbar, expuesta a las fauces de los
Saurios en el asfalto.

Hay realidades que son como reflejos de Luz de hielo, en las que, pedir respuesta a un Dame Placer, estaría fuera de lugar, cuando ya lo das en raciones intelectuales endulzadas con Melalcor.
Ni tu, ni yo, ni nadie que ande por caminos hasta La mitad sombría, se privaría de disfrutar de un instante de felicidad en La Isla de la última verdad. Negarlo sería necio, y pretenderlo, sin que , sería inútil. Una verdad nunca es la última, porque hay que dar paso a cuantas verdades renovadas aparezcan.
Nadie te salve la vida
Los Viajes subterráneos ayudan a conocer los Trastornos literarios o las vacilaciones de las que somos presa.
Vencimos ante la duda de Género de punto o de coma, sin dejar que lenguas viperinas, en El apartamento, nos pusieran La soga al cuello.
No queremos etiquetas. Preferimos Volver antes que ir al mundo interior que refuerza nuestro “ego” sin que nadie nos sujete con normas establecidas, en todo caso, nos dejamos llevar por hilos de plata o códigos QR que nos enlazan.
Créeme, que te lo digo Por mis muertos.

Y para este no-micro un deseo en el desenlace: que nos olvide, el olvido.

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Gauchos 4



 


Del pasado hay pasajes que nunca se olvidan.

He sabido que en Linares, hace un par de años, este grupo querido por mi, de mis años jóvenes, Los Gauchos 4, dio un concierto en homenaje a Cabral.
Ellos ahora son tres, porque uno falleció y no quisieron cambiar de nombre.

Por los años 70, era asidua en Barcelona, a los pubs donde actuaban, en La gavia de vidre de Mariano
Cubí, o en calle Aribau.
Me gustaba mucho la sonoridad de su música y el sello de su interpretación en canciones de iberoamerica ya conocidas.

Una de las canciones que más me gustan es esta versión de "Cancion del adios"



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