Instrumentos de metal

Detalle del Descanso de los cazadores
de David Teniers el joven
Museo de Bellas Artes, Amberes

Durante el siglo XVII las trompas, cuernos, en un principio propios de los cazadores, se introducen en la música culta; en sus primeras intervenciones por ejemplo en Le Nozze di Teti e di Peleo de Francesco Cavalli (Venecia, 1639), o en La Princesse d’Elide de Lully (Versalles, 1664) se limitan a ejecutar fanfares que ilustren escenas de caza.

Merssene nos da en 1636 una descripción del cuerno de caza que no corresponde en modo alguno al instrumento que un siglo después figurarían ya en la orquesta: el tubo ha sido considerablemente alargado pero es mucho más estrecho; su perforación ya no es que forma cónica, pero su pabellón final en lugar de se acostó es muy amplio; la embocadura ensanchada, parecida primero a la de la trompeta, adquiere ahora la forma de un cono bastante profundo también se modifica su sonoridad: brillante al principio, adquiere después una redondez y suavidad que constituirán la característica del instrumento durante la época romántica (en Weber por ejemplo).

El Mercure de France menciona, en abril de 1728, la audición de un concierto para trompetas, cuernos de caza (cors de chase), oboes y timbales, y en 1748, una Symphonie à cors de chasse original de Jean-Pierre Guignon, que interpretada en un Concert spírituel.

Habrá que esperar todavía unos diez años para que nuevos perfeccionamientos del cuerno, tanto en su factura, añadido de tonalidades suplementarias en la parte central del instrumento, como en su técnica, digitación, le conviertan en el instrumento solista que conocería un éxito extraordinario a partir de 1770.

La trompeta del siglo XVIII poseen una sonoridad más dulce que la actual: puede dialogar con la flauta en plan de perfecto equilibrio en la Alessandro Scarlatti - Sinfonia "Il Giardino di Amore" por ejemplo o con una voz de soprano en cantata de J. S. Bach-  Jauchzet Gott in allen Landem.

Händel - en Largo (con organo y trompeta) emplea también con agrado la pequeña trompeta en re, de timbre muy puro.

 Instrumento de trompa.
Detalle del Descanso de los cazadores
de David Teniers el joven
Museo de Bellas Artes, Amberes
Ninguno de los modernos instrumentos de metal o madera, entre los que hasta aquí sea citado, posee la sonoridad de sus antepasados del siglo XVIII; es explicable que desde hace unos años se haya intentado resucitar algunos de tales instrumentos. Admitamos que aquellos que querían hacer oír las obras del pasado con los instrumentos para los que fueron escritas o con copias fieles de estos no se equivocaban en absoluto, pero tropezaban con dificultades serias, casi insuperables: vejez del instrumentos, desgaste del orificio, sensibilidad excesiva a las condiciones atmosféricas, copias defectuosas, etc. Uno de los obstáculos, y no ciertamente el menor, proviene de la diversidad de diapasón es empleados, que varía según los países o el destino del instrumento (tonos de capilla, torno de cámara etcétera). A pesar de todas estas dificultades, se han obtenido algunos buenos resultados, y en general gracias al disco nos es posible escuchar ciertos timbres instrumentales cuya existencia era para nosotros poco menos que desconocida: el clave, tras un eclipse de cerca de dos siglos, conoce la historia reciente un éxito creciente; también el laúd comienza de nuevo a difundirse por el mundo.

Hemos prescindido también en este capítulo de los instrumentos de percusión las échelettes, o escalerillas, modalidad de xilófono que figuran en algunos cuadros del siglo XVII; los timbales, cuyas baterías, a cargo de los dos Philidor, habían animado tantos desfiles y en las que tantas veces han acudido los compositores para expresar musicalmente el caos ou una tormenta tutti, los tambores y tamboriles de tantas regiones etc.

Constructores de instrumentos en el Siglo XVII
El organo
Instrumentos de metal



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