Así que si tienes la intención, mejor no vuelvas.
Que prudencia tan absurda cuando silencié haber caído en vuestra parcela baldía, en un desierto de falso cariño, en un espacio insensible. Unos por complicidad, otros por salvaguardar sus intereses, mas de una, enviada, manipulada, intentando mediar, y entre todos, cómplices, cavando hondo mi tristeza.
Quedé fuera y me convertí en un corazón ausente envuelto en desvarío. Hasta que pude olvidaros.
Deshice la maleta y eché a lavar las prendas sucias impregnadas de vuestras rancias palabras, de aquellos que entrasteis a trapo para defender lo indefendible.
Me guardé en el cajón de mis adentros la ropa interior delicada para que se empapara de fresco aroma de lavanda.
Tiré los zapatos gastados en caminos que con vosotros al final no me llevaron a ninguna parte.
Preferí sin miedo, con los pies descalzos, recorrer nuevos senderos antes que seguir rodeada de vuestra hueca presencia.
Me desprendí de aquella mujer de falsa tutela que con ostentación de escaparate me deslumbró.
Y volví a sembrar.
Vuestras complicidades fracasaron en su intento de hundirme, porque broté un mundo en el que ahora estoy, mas enriquecido, y en el que nadie de vosotros tiene cabida.
Con mi valija ligera solo necesito seguir siendo como soy: libre.
Así que, si tienes intención, mejor no vuelvas.
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