Laurel. La calma perenne





Laurel. La calma perenne

En el pavimento gris de nuestro ático, te alzas erguido y sereno en una humilde trinchera de barro cocido. Observas el ir y venir del mundo con esa calma que solo las hojas perennes conocen. Unos han buscado en ti la sombra en la canícula andaluza y otros han tejido coronas victoriosas con tus ramas. En nuestra casa, tu aroma nos transporta a cocinas antiguas, a guisos lentos cargados de tradición y a remedios caseros beneficiosos para la salud. Resistes al viento que a veces azota con fuerza, resguardado por el muro de la salamandra. Tu cuidadora nutre tu tierra sedienta en un ritual silencioso, un vínculo entre el agua y la vida que crece bajo su cuidado. Se sonríe y te habla. Tú le ofreces tu fragancia evocadora porque te hace sentir el rey del universo. Bajo el suave resplandor del sol nos es grato contemplarte, en esos instantes de paz con suspiros verdes del atardecer andaluz.


AQUÍ PUEDES VER TODAS LAS ENTRADAS POR TÍTULO