
– Pensaba que tenías los temas de tus deudas arreglados.
– Los tengo arreglados, me respondiste. ¿qué pasa?
– Tus palabras ya no me las creo, para mi son milongas. Nunca me has dado ninguna explicación y ahora me vienen con el embargo de mi nómina. ¿Qué te has creído?
– No te pongas histérica. Está todo resuelto.
– Pues me traes de inmediato los documentos que demuestran lo que me dices.
Y vino. Vino prepotente a traerme los papeles. Me los tiró con desprecio sobre mi mesa de despacho y se deslizaron sobre ella hasta caer al suelo.
Seguía siendo conmigo el mismo déspota de siempre.
Aquella tarde acudí a mi abogado. Intranquila y nerviosa, escuchaba como éste conversaba por teléfono con la oficina del Juzgado de 1ª Instancia.
Al parecer se dictó una orden de ejecución de embargo que siguió su curso aunque
en el último instante, había sido solventado al ingresarse la cantidad adeudada.
El correo ya se había puesto en camino hasta que la notificación llegó a mis manos.
Los favores que te hice hace años han sido una condena para mi. Firmé documentos de aval esperando que fueras responsable para liquidar tus deudas y al contrario, cada vez eran mayores.
Llamadas constantes a cualquier hora y cada dia de empresas de recobro de impagos, de morosos como tú. Cuando no "Cetelem", cuando no "Atento" recobros o Eurostar...etc.
Notificaciones constantes, cada primeros de mes, de la entidad bancaria queriendo retirar el dinero que tú no pagas. Y mientras, he tenido que
presenciar tus viajes, tus lujos, tus pedanterías y ostentaciones...
Entre tu despotismo, tus ofensas verbales y tus deudas ...
Y ahora le explicas a tus hijos y a tu hija estúpida por qué no te hablo. Sinvergüenza.