Un 16 de mayo


Te fuiste. Descansas. Descanso. 
Puede parecer extraña esta última afirmación, puede que no quede bien decirla, pero no se trata de quedar bien o no, ni de ser o no políticamente correcta, se trata de decir la verdad tal como la siento.
Con tu ausencia se fue desvaneciendo poco a poco aquella desazón que me embargaba al estar pendiente de ti en todo momento, pendiente de tus cuidados, de tus necesidades, de procurar atender a lo que te convenía en cada momento. Cada vez necesitabas más. Eras muy mayor. Si, si, ya se que a ti no te gustaba serlo y hacías lo imposible por no parecerlo, y llevaste tu coquetería hasta el último instante con la misma dignidad que te caracterizó siempre.
Para entenderte, hacia falta conocerte y quererte. Solo los que no llegaron nunca a este punto, te tildaron de distante y egocéntrica, de altiva y de orgullosa. ¡Ignorantes!
Conocerte era saber tus preocupaciones, tus miedos, tus inseguridades, tu dolor ante la indiferencia, los vacíos y las ausencias, y compartirlo juntas; conocerte era saber tus gustos, tus anhelos, tus deseos, tus antojos, tus caprichos, y compartirlo juntas.
Quererte fue darte lo que  merecías. Devolverte lo que tú antes me habías dado. No tenía precio ver tu cara iluminada al verme o verte disfrutar comiendo los huevos fritos de Cal David que frecuentábamos; quererte era pasar horas contigo y pintarte, peinarte, perfumarte, arreglar tus bonitas manos, y dejarte "perfecta" como siempre te gustó estar, con tus túnicas y tus collares de perlas, y tus camisones de puntillas;  quererte era salir a pasear hasta el parque, empujando la silla de ruedas por las pendientes del barrio, y pasar por la farmacia de Dolores que te colmaba de besos, y encontrarnos  en las Rondas con Claudio que te decía lo guapa que estabas; quererte fue procurar que no te faltara de nada. Volví a cantar y a tocar la guitarra, hice de enfermera, de pedicura, de secretaria, de gestora, de recadera, de amiga, de confidente, y sobre todo de hija. Así fue.

Hoy mi corazón está en paz por haber escrito a tu lado cada uno de aquellos últimos momentos de tu vida, el guión más real de tu historia, en la que hubo demasiado de malo y suficiente de bueno.

Te fuiste. Descansas. 
No te preocupes por mi, mamá, que estoy cerca de quien me quiere, y me sigo manteniendo alejada de ellos que tanto daño nos hicieron, a ti y a mi.  Los que se llaman familia. Esta es la verdadera razón por la que yo también descanso. 
Que sepas que no te olvido y cada dia que pasa pienso en ti.


No habrá ni noche ni abismo
que enflaquezca mi heroísmo
de buscarte sin cesar.
Si eras más que yo mismo,
¿cómo no te he de encontrar?
(Amado Nervo)


Imágenes para el recuerdo...
¡Cómo disfrutabas comiendo huevos fritos con patatas!
Cuando muy a menudo íbamos a comer a Can David.
3 meses antes de irte.

La residencia ha conseguido que yo sea tu hija, no tu cuidadora (que también lo soy).




*******************************************

VOLVER AL INICIO DEL BLOG 

Entrada destacada

Abre tu puerta niña que ya no hay miedo. Recitado

RECITADO:  Texto de Anna Jorba Ricart. Abre tu puerta niña- Voz de Anna Jorba Ricart Puedes escuc...

AQUÍ PUEDES VER TODAS LAS ENTRADAS POR TÍTULO