El baúl de mi profesión

Siento nostalgia al recordar aquello que fui profesionalmente durante cuarenta años. 
Un montón de tiempo separa el día de hoy de aquellos inicios. Cuando regresas a los mismos lugares parece que se hubieran borrado las huellas de nuestro paso y que nada existió, y que nosotros tampoco existimos en ellos. Porque todo cambia. Y el pasado se desvanece. Y nada es igual. Y acabamos siendo una estadística, un nombre en alguna carpeta archivada en un estante inalcanzable. Y un número, que en muchos casos es el 0 a la izquierda en la memoria como una huella perdida. 

Fui alumna de un colegio, estudiante de una escuela, empleada de una empresa. Fui, fui, fui...

Recién cumplidos los dieciséis, en el año 1969, era miembro de la V Promoción de la Escuela de ATS del Valle de Hebrón de Barcelona.  Una institución que lideraba buena reputación en el proyecto de formar futuras enfermeras. Y digo enfermeras en femenino, porque, por aquel entonces la enseñanza diferenciada era el modelo educativo de la época, es decir, estudiantes separados por razón de sexo. La coeducación o el carácter mixto en las escuelas se instauró poco después.
He sabido recientemente que la escuela de ATS de la Vall de Hebrón ya no está ubicada en el edificio que estaba. No entendí bien las razones. Probablemente por un acumulo de intereses de los estúpidos mandamases, por la maldita crisis, por la falta de presupuesto, por los motivos propios que en esta época actual nos arrancan de cuajo las raíces y en la que todo parece desmoronarse.






Orla escuela de enfermeras del Hospital Valle de Hebrón







Dediqué mi vida a la profesión ocupando un lugar preferente en mis intereses, anteponiéndolos incluso a los intereses de mi propia familia, de mis amigos, de mi tiempo e incluso de mi misma.
Educada bajo los principios de una ética cabal con precio en alza, que he procurado mantener, no tan solo en el ejercicio de la profesión sino en mi vida. Tener constancia interna de no haber dejado un fleco por recoger escondido en la conciencia, que hubiera podido privar la atención y los cuidados precisos en cualquier momento, es motivo de ser y sentirme profesional y persona.


HOSPITAL GENERAL DEL VALLE DE HEBRÓN

Mi recuerdo a los años que trabajé en el Hospital Valle de Hebron, En Residencia General, en el Servicio de Urgencias de Cirugía. (1972- 1975) 

Año 1972 trabajo en Urgencias de la Residencia General


El servicio de Urgencias de Cirugía fue el primer destino de mi carrera profesional.
Era difícil de llevar. Dos enfermeras y una auxiliar de enfermería, llevábamos toda la urgencia de cirugía desde el control exterior. Y el equipo de celadores, y el equipo médico...
En la zona de quirófanos, se encargaban de la atención quirúrgica de los pacientes que debían de ser operados sin demora. 
La falta de espacio para ubicar a los pacientes que llegaban, solamente 13 cubículos pequeños para toda las urgencias. En un departamento adjunto, la sala de endoscopias que llevaba el Dr. José Ramón Armengol.

Muchas personas en mi memoria en esta época. Alicia (mi admirada y su Citroen 2 caballos Pericles  y Jeremías) , Charo, Balbina, Isabel, Marina, Montse, Rosa, Margarit, Bonnin, Olsina, Bonafonte, Burgi, Gomez Sanchez,  Prim,  mi amigo Pepe Pizarroso recordado en estas entradas DEDICADO A PEPE y en AMIGO QUE TE VAS , y tantos otros que me dejo, muchos recuerdos.







HOSPITAL INFANTIL DEL VALLE DE HEBRÓN

*** Mi recuerdo a los años que trabajé en el Hospital Valle de Hebron, en Pediatría, Clínica Infantil en el Servicio de Oncología y Lactantes B (1975-1990)

NO FUE FÁCIL PERO VALIÓ LA PENA

Mi recuerdo entrañable a tantos y tantos niños que atendímos en el Hospital Infantil Del Valle de Hebron.
En los años 70 trabajé en el Servicio de Oncología. 
En mi memoria están presentes muchos de aquellos niños que tratábamos, recuerdo sus caras y sus nombres. 
Y mis compañeras de Hospital de diferentes servicios de entonces:
Encarnacion, Sevi, Angela, Charo, Maria Cristina, Nuria Alegría, Almudena, Bene, Rosa, Maria Galdós, Josep Padulles, Jordi Prats, José Sanchez de Toledo,Xavier Trias,  etc ... 
y tantas otros a quienes dedico este recuerdo.

“No se trabaja de enfermera, se es enfermera.”,
 dice Gisela Pou


























Sevi, Maite, Pili, MºAntonia, Maria, Encarna, Rosa, Cristina, 

Mº Luisa Outeriño


AMBULATORIO CAP PADRE CLARET

*** Mi recuerdo a los años que trabajé en Ambulatorio de Padre Claret (1990-1997)
Mi recuerdo a compañeras MºJesus, Carmen, Neus, Maria, María José, Juanjo, Hipólito, Dra Cera, Pinto, Fornés, 







CAP MARAGALL AREA DE CONGRÉS

*** Mi recuerdo a los años que trabajé en el Cap Maragall , desde su Inauguración (1997) hasta el año de mi Invalidez por fracturas de espalda (2010) 

POEMA AL CAP MARAGALL


No eres Maragall un CAP cualquiera
podrías muy bien ser un CAP genial...
coloso cofre eres, que encierra una quimera,
eres frágil, como urna de cristal,
tornasol cambiante de locura plena,
de luces y sombras, eres manantial.

Vales por tus gentes, tesoro y gran cantera
del bálsamo que alivia tanto mal,
héroes ejemplares, en diaria guerra
de objetivos vanos, hacia un ideal....

Muros que albergáis miles de historias,
apresurados discursos, entre paciente y personal,
salir y entrar, como vehemente noria,
en un escenario lisonjero y teatral....

Los años que cumplirás son 14...

Te sigo contemplando con febril necesidad...
al dedicarte mis palabras, se que te sublimo,
me olvido en un instante de tu dura realidad,
siembro esperanza en lamento herido,
brota mi esencia sentimental,
es que soñar te sueño en un mejor destino
porque eres mi futuro, Maragall.

HASTA SIEMPRE 





Emi, yo, Esmeralda, Anna, Asumpta, Pilar, Marta

Emi, yo, Anna, Asumpta, Esmeralda, Pilar, Marta

y muchísimas más compañeras: Carme, Nuria, Isabel, Elvira, Belen, Rosa, Eli, Mariona, Monegal, Massana, Cardona, Lozano, ... y tantos a los que mando mi recuerdo.


Diseño de MªDolors que ganó el premio





ADIÓS AL TRABAJO

Aquella mañana me levanté temprano.  Tras la ducha un buen desayuno.  Mientras me vestía con calma escuchaba la radio y me enrabiaba con las noticias, que al igual que a la hora de comer o de cenar en los telediarios, repetían crónicas diarias de tragedias humanas, guerras, terremotos, asesinatos, desapariciones...
Salí de casa caminando a paso ligero. La temperatura era fresca.  El cielo despejado.
Seguí el mismo recorrido que años atrás hacía en bicicleta. En aquel cruce de semáforos se erguía el edificio de mi trabajo. Busqué con la mirada la cuarta planta, la ventana de mi despacho y me di cuenta que ya no era ni mi despacho, ni mi planta, ni mi edificio de trabajo. 
No volvería a ejercer mi profesión. 
Sentí nostalgia en aquel recorrido, no en vano se había esfumado un capítulo más de mi vida.











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