Instrumentos y musica de iglesia. Siglo XVII

A principios del siglo XVII se pone de relieve la oposición de instrumentos de viento y de cuerda, pero asimismo la unión de los dos grupos; la primera fórmula parece ser la más empleada la música eclesiástica litúrgica, y no es más que una trasposición instrumental de la música para doble coro. Schütz había acudido a ella, sin duda bajo la influencia de Gabrielli, y siguiendo así la tradición veneciana. Por otra parte esta fue la disposición usual en toda Europa y así en los funerales de Carlos III de Lorena, en Nancy (1608) y tal como lo muestra un grabado de Claude de la Ruelle, había dos tribunas, una con un gran coro (unos veinte cantores, cuatro cornetas, una chechenia, chirimía, dos trombones y dos fagotes), y otra con un pequeño coro (doce cantores y cuatro instrumentistas: tañedores de laúd, de tiorba, del lira de gamba y de bajo de viola).
grabado de Claude de la Ruelle
En España esta oposición de coros se encuentra en Joan Baptista Comes, quien dejó un Dixit dominus en el que el primer coro se acompañaba de arpa y el segundo de órgano; el tercero está formado únicamente de una voz (contralto), dos cornetas, un trombón y un fagot, en tanto que el conjunto vocal del cuarto está sostenido por unas vihuelas y un segundo órgano. (De este autor español  In memoria aeterna)
En Lubeck, Dietrich Buxtehude se sirvió asimismo de esta oposición de timbres: en el Benedicam dominum, entre otros, los coros vocales (quinteto de solistas y gran coro a cuatro partes) dialogan con los coros instrumentales, compuestos uno de cornetas, trompetas, trombones y fagots, y el otro por un conjunto de violines, mientras el continuo está confiado al órgano, al bajo y al contrabajo de viola. Todos los instrumentos se unen en un grandioso final.
grabado de Lepautre.Coronacion de Luis XIV
En la primera mitad de siglo y en Francia parece ser que los instrumentos no han sido introducidos por completo en la iglesia; los motetes a dos coros de Guillaume Bouzignac,  de N. Formé parecen estar desprovistos de acompañamiento, aunque no sea aventurado pensar que, de acuerdo con una tradición antigua, el órgano apoyase las voces.
A pesar de la presencia de un juego de violas es decir, de una familia de violas, en la tribuna del órgano de Saint Gervais a mediados del siglo XVII, París prefirió las costumbres de Roma a las de Venecia, y no admitió el empleo de los instrumentos en sus iglesias antes de 1650. Y sin embargo en Reims y con motivo de la coronación de los soberanos parece ser que la costumbre fue otra; en 1610, con ocasión de la coronación de Luis XIII, los instrumentistas estuvieron presentes; escuchemos a uno de los testigos; “cuando vieron que el rey se hallaba a unoscien o cientoveinte pasos en, empezaron a tocar muchos temas y fantasías compuestas especialmente para honrar la llegada de su majestad. Lo hicieron solamente con la corneta, escogida a este efecto por ser el más brillante de todos los instrumentos de música después de la trompeta …”.
La participación musical en la coronación de Luis XIV (1654) nos es mejor conocida gracias a los grabados de Lepautre; su buril situa en la tribuna de los cantores a seis instrumentos de tiorba y uno de bajo de viola; en el desfile figuran trompetas, tambores y chirimías, y finalmente, en la nave de la catedral, la banda de los doce grandes oboes, dos sopranos (dessus) tocando al unísono con dos cornetas, cuatro oboes tenor que interpretan las partes de y contratenor y tenor, dos trombones para el bajo profundo y dos fagot es para el bajo.
Las dos fantasías de Louis Couperin sobre el conjunto de oboes” están fechadas en 1654, y parece convincente la hipótesis de que fueron escritas para la coronación del soberano.
La disposición por coros o concerts no estuvo reservada exclusivamente a la música religiosa; citaremos un hecho: en el banquete de la paz, dado en Nuremberg en 1649 intervinieron conjuntamente o por separado, cuatro grupos de cantores e instrumentistas colocados en los cuatro ángulos de la sala.
 El primero comprendía once cantores y cuatro instrumentistas: dos que tocaban alternativamente la corneta, la flauta o el violín, más un contrabajo de viola y un órgano; 
el segundo coro reunía cuatro voces, dos sopranos, una contralto y un tenor y ocho instrumentistas de viola (no se precisa claramente si se trataba de violas de gamba … o de violines) y una tiorba;
el tercero al grupo dos contratenores, un tenor y un bajo, con tres trombones de diferentes tamaños, contralto, tenor y bajo, una regalía y dos arpas; 
finalmente el cuarto coro, el contratenor y un barítono sostenidos por tres fagotes, uno de tipo ordinario, otro a la cuarta grave y un tercero a la octava inferior, y al mismo tiempo una regalía. Se trata de conjuntos diversos que recuerdan a los que Lassus había presentado ochenta años antes en la corte de Baviera. Añadamos finalmente que en esta fiesta de Nuremberg intervino también un tubo de sopranos con tiorba, y se interpretaron piezas puramente instrumentales a cargo de los instrumentos de arco.

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