En la portada de un libro encontré una dedicatoria firmada. Empecé a leer y decía: “Querida, exprime hasta la saciedad tus deseos...”, en este punto cerré los ojos al sentir recelo y no pude continuar.
Desde entonces la observo. Está cambiada. Más comunicativa. Nos sentamos a charlar y suscito este tema que se me quedó en el aire. Me lee la dedicatoria completa que es una recomendación de su profesora, y dice: “Querida, exprime hasta la saciedad tus deseos, tus emociones. Escribe, escribe, escribe, que la escritura desate los nudos internos que te aprisionan”...
Ahora lo comprendo todo. Bendita escritura.
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