Todo empezó una mañana cualquiera como otras de un lunes cansino, de esos que inician por fortuna la semana laboral. Nunca se espera un accidente al salir del baño, pues siempre se hace prudencia, pero somos tan frágiles y aquel 31 de mayo de 2010, ocurrió. Se juntaron una serie de factores imprevistos que favorecieron un resbalón y me vine abajo desde un escalón, sin tiempo para reaccionar, caí sentada con toda la fuerza de mi
A partir de aquel momento mi vida se paró en sus actividades cotidianas.
Lo que se dice, ver, vi las estrellas, sentí un intenso dolor, dificultad para respirar y enseguida tuve la conciencia de que me había lesionado seriamente. Vi que no podía moverme, pero si lo hacía en mis brazos y mis piernas lo que me supuso un gran alivio. Minutos después me tranquilice. Me arrastré hasta coger el móvil que se estaba cargando, pude tirar del cable para acercármelo y sin gafas al "tentón", marqué el número de teléfono de mi propia casa. Esa fue mi salvación.
Empezó mi romería doliente en el hospital de San Pablo eran las 8:30. Sentía mucho dolor, me llevaron a rayos X , escasearon los calmantes a pesar de que los pedía y necesitaba, aparcada en un pasillo sin moverme y esperando, esperando, esperando, a las 12 me comunicaron: factura vertebral dorsal de la 10.
Y a seguir pidiendo calmantes. Parecía que ese día no estaba en su oferta pues no me hacían ningún caso.
A las 18 horas un señor de la ortopedia me puso un corsé y paciencia, un mes sin poner los pies en el suelo. A la 1 de la madrugada, el alta y me trasladé a una residencia para recuperación.
Lamento manifestar mi descontento hacia el hospital de San Pablo todo. Soy sanitaria y he trabajado en un servicio de urgencias, y sé lo que es la presión asistencial, pero el hospital muy bonito, muy renovado, grande salas, todo muy nuevo, pero lentos y poco efectivos en el tiempo de la resolución de los problemas.
Por la tarde había decidido no volver a casa pues me había convertido en una persona dependiente, inmovilizada, apuntalada con un corsé del que me hice amiga y que llevé durante 7 meses. No quería ser una carga.
Necesitaba ayuda para lo más elemental. Por eso me trasladé a una residencia cerca de casa y que había visto construir y allí permanecí ingresada todo el mes de junio del año 2010 para recuperarme.
Agradezco la atención de tantas visitas llamadas y muestras de cariño de mis amistades de mis compañeros de mis vecinos como también encontrado a faltar visitas sobre todo de mi familia no mi madre que cada día a sus 90 años ha venido a verme y a cuidarme
Ahora ya estoy en casa esperando que pase el tiempo ya puedo caminar me acompaña un corsé metálico que me aguanta y deseando no necesitar calmantes y seguir la vida lo mejor que pueda sin perder el humor ni el ánimo me siento bien cuando pienso que podía haber sido peor.
La residencia Activa Park de las Aigües del Dr. Rafael Benaiges, consu hijo Rafael el director , de la enfermera Amalia y del fisioterapeuta Raul y de todas y cada una de las personas que con tanto cariño me atendieron: Marisol, Luisa, Anastasia, Anna, Mercedes, Lili, Marta, Vicky, Gabriela, Edwin, Lola Eduardo, Jessica, Rosa y el cocinero señor Paco.Seguramente me dejaré algún nombre por citar pero a todos ellos mi agradecimiento
Mi estancia fue en una amplia habitación luminosa con una panorámica vista de Barcelona, del puerto de Montjuic, con una gran terraza y en el exterior una fachada singular. Fui una interna más con otros compañeros de 85 y mas años de edad.
De todo se aprende y esto para mí fue una experiencia excepcional.
Cierro los ojos y revivo aquellas imágenes grabadas en mi mente. Los surcos de la piel de muchas manos y rostros de miradas tristes y apagadas, sonrisas forzadas que pronto se desvanecían para quedarse a solas con algún pensamiento, vida de recuerdos que son pasado ,vida de pasado que ya no vuelve, soledades compartidas en un mismo espacio, sillas de ruedas, andadores, muletas, bastones...
Miraba a un lado y a otro y veía lo mismo, personas en el final de su trayecto en donde todos estaremos y hacia donde todos vamos, dependientes, frágiles, ausentes.
Y al mirarlas me entretenía pensando y me imaginaba sus vidas de juventud, de familia, de sentimientos, de aficiones. Esta era poeta , aquella tocaba el piano, aquel era un ligón y el otro pintaba cuadros.
Observaba como una intentaba ayudar a otra que parecía estar peor y aquella que se levantaba con la cabeza alzada y con las manos por delante buscando lo que sus ojos no veían por la ceguera, y me entraba una emoción enorme y profunda.
Un dia empezó la fiesta, era verbena, hacia una tarde hermosa, la terraza estaba decorada con cintas de colores, sonaba la música, los petardos, repartían zumos y coca. Todos sonreían como niños alegres y comían y bebían y bailaban y se olvidaban de todo... es el momento que mas me gusta recordar.
Después todo volvía al principio, a lo mismo.
Sé que mi estancia fue temporal deseaba al salir comerme el mundo a bocanadas gigantes, no fuera ser que se acabara el tiempo sin darme cuenta, porque me consta pasa, y pasa rápido.
Mi casa se queja,
te echa de menos
Si no estás en casa,
se escucha un lamento.
Mi casa se queja,
no aguanta el silencio
No puedo orientarme
si no estás en casa,
no encuentro la cama,
y no encuentro nada
mi casa está fría
mi casa está helada
desde que te has ido
no sé qué le pasa a mi casa
se queja, no aguanta.
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