Se te ve venir por el lamento que destilas.
Tu boca vomita ira, la de tu prepotencia.
Destruyes a tu paso.
Has convertido en tierra yerma el terreno que pisas.
“ Yo soy el martillo del mundo, donde mi caballo pisa no crece hierba”. Atila.
A ese le llamaban el azote de Dios. Igual que tú.