Así aconteció el principio del fin.
No aceptó que yo le cuestionara sus maneras de hacer.
__ Eso es un signo de inmadurez
__ Si, si, afirmo como tú que es un signo de inmadurez.
__ La impresión que trasmite no es esa. Siempre parece que sienta cátedra.
__ Tienes razón. Es resabida enseñando a crecer a los demás, a los indefensos, a los necesitados, a los de baja autoestima, pero inmadura ante la critica. Dice defender la verdad y es la primera que miente.
__ ¡Uff ¡ poco trasparente. Al menos está de moda.
De trasparente nada. Líder de lo autentico y detrás de la solapa, esconde la manipulación a su conveniencia. Y encima la creen y parece decir: “quiéreme mucho que me necesitas”
__ ¿Y qué pasó después?
Nos eliminamos de nuestras vidas. Nunca más. Ni a ella ni a sus intermediarias abrí la puerta. Ni la abriré. Seguí defendiendo mi postura y mis razones.
__ ¿Y de esto nadie se dio cuenta?
Todos. Pero sumergidos en las burbujas de jabón, intercambio constante en sus blogs, optaron por el silencio. Por detrás se guardaban su verdadera opinión. Unos, maquillados de respeto y prudencia, otros, por sus intereses en aquel momento para no perder audiencia y así la mayoría miró a otro lado, algunos intuían lo que podía pasar, lo veían venir, pero callaron y para cuando hablaron era demasiado tarde.
_ ¿Qué hiciste después?
Tomé distancia. Me alié con el olvido. Me alejé de aquellas relaciones tóxicas. Cambié de nombre. Hasta hoy que me mantengo al margen de consideraciones ajenas y sigo intentando ser quien soy. Aquello es historia. Me gusta recordar que aprendí a no confiar demasiado.